La invasión imperial no sería ya una posibilidad remota, ni el pronóstico de un nuevo día D.
Si hay algo que no se puede negar de este gobierno es su capacidad inagotable, sistemática y dirigida de “torcerlo” todo a su favor. Pero si bien antes esta estrategia le funcionaba a las mil maravillas y en esa “volteadera argumental” lograban convencer a más de un ingenuo que con buena intención apoyaba las versiones rojas rojitas por más rocambolescas que parecieran porque lo que dijera Chávez era “palabra santa” y se podía jurar sobre una Biblia, ahora asumir “con la cara bien lavada” tanta deslenguada desfachatez es cada día más difícil. Y no es que experimenten síntomas externos de la mitomanía al mejor estilo de Pinocho con aquella nariz más larga que el esperado tercer puente sobre el Orinoco o el segundo sobre el lago de Maracaibo (ah… verdad no lo han construido por ahora), pero es que es muy difícil tragarse las historias de las iguanas terroristas que dañan las plantas eléctricas para desestabilizar al gobierno más querido por pueblo alguno, el “más eficiente” y por supuesto el más honesto de toda nuestra historia.
Pensar en un Obama, girando instrucciones de hacer proliferar los “criaderos de las iguanas” como política ultrasecreta de los organismos de seguridad del Estado norteamericano y su posterior adiestramiento para misiones de destrucción que precederán al “gran asalto” de nuestra soberanía, rebasa los límites. Pero sólo es un asuntillo de dejar libre a “la loca de la casa” (como definía Santa Teresa y luego Rosa Montero a la imaginación), es una cuestión de tiempo y de oportunidad, porque lo cierto es que ya los funcionarios de Corpoelec nos dieron una buena materia prima al afirmar que el apagón que recientemente dejó sin fluido eléctrico a Lecherías y Puerto la Cruz tuvo su origen por la acción de ese animalillo con pinta de dinosaurio chiquito. Total, si las Tortugas Ninjas hacían las delicias de grandes y chicos, ¿por qué no puede existir un comando de Iguanas Gringas?
Incluso, ese pudiera ser el gran argumento para justificar el gasto futuro de 5 mil millones de dólares en “juguetitos bélicos” que hacen las delicias de los uniformados. La invasión imperial no sería ya una posibilidad remota, ni el pronóstico de un nuevo día D y una hora H, sino una realidad tan palpable como que se va la luz a cada rato no por la inoperancia, falta de previsión, mantenimiento e inversiones de quienes nos dirigen sino porque el “comando Juana la Iguana” está haciendo de las suyas por todo el país.
Nota de la articulista. El presente artículo intentó ser escrito en clave de humor. Favor abstenerse señores del régimen de utilizar lo planteado aquí, a manera de exageración didáctica, como un argumento más serio que una catedral que escuchemos en un próximo Aló Presidente. Nunca se sabe… Si lo hacen, les cobraremos derechos de autor.
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