6:45 de la tarde, la hora perfecta para comenzar la cacería. Sobre todo cuando amenaza lluvia, la ciudad está vuelta un caos y el metro es incapaz de transportar a tanta gente junta, tratando de llegar a lo que sea que llamen hogar. En esos casos es sumamente fácil encontrar a la víctima adecuada, indefensa y literalmente loca de ganas de ser cazada. Generalmente se ponen de acuerdo unas 2 o 3, para compartir el gasto. Pero los cazadores furtivos saben escoger bien a su presa, y tienen la virtud esencial en ese trabajo: la paciencia. Se dedican a merodear el coto de caza, pasando lentamente cerca de las aceras, insinúandosele a las potenciales víctimas que sopesan sus posibilidades; a medida que se va haciendo más tarde, van disminuyendo las personas en la calle, y en proporción inversa va creciendo la angustia de las que quedan. Ese es el momento de quiebre, allí fatalmente abordarán el vehículo, para la que pudiera ser su última carrera.
El Reencuentro
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El 12 de Febrero dejo de ser una fecha cualquiera para convertirse en
el día del reencuentro, un reencuentro bañado de alegría y esperanza, que
marca ...
Hace 12 años
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