La  ex fiscal Buitrago reveló que ella había “solicitado” a la Fiscalía que  abriera una investigación contra Ricardo Puentes. ¿Por qué? ¿Cuál es el  pretexto? Lo que ella explicó produce escalofríos: porque la ex fiscal  está, simplemente, molesta con las críticas que ese periodista  independiente le formulara en una página web. Aun si  la crítica es severa y, como dice la ex fiscal, grotesca, en ninguna  democracia criticar la actividad de los “órganos judiciales” constituye  un delito. Criticar las decisiones de un  fiscal o de un juez es un derecho de todo ciudadano, sobre todo si esa  crítica va acompañada, como hace el periodista Ricardo Puentes, de  pruebas. Los graves delitos cometidos por el periodista Ricardo Puentes  son, pues, lo que piensa y sus escritos. Puentes ha investigado y  ha denunciado, en efecto, la forma aberrante y descaradamente ilegal  que adoptó la señora Buitrago ante la insvestigación que la Fiscalía le  había encomendado hacer respecto del coronel Alfonso Plazas Vega. La ex  fiscal Buitrago no actúa sola. Dos días después de su entrevista,  alguien de la misma cuerda ideológica, el abogado Ramiro Bejarano, ex  director del DAS, saltó al ruedo y lanzó por una radio otra violenta  tanda de improperios contra el periodista Puentes pues éste había  cometido el crimen de descubrir el paradero del verdadero Edgar  Villamizar y de llevarlo ante Alejandro Ordoñez, Procurador General,  ante quien declaró formalmente que él nunca había rendido testimonio  ante la fiscal Buitrago. Los métodos francamente  escandalosos que empleó (y que emplea aún) la ex fiscal Buitrago, y que  aparentemente siguen siendo acogidos en la Fiscalía, quedaron  confirmados cuando ella agregó que los “escritos y la actitud de  Puentes” habían sido “puestos de presente en la Fiscalía y en los  organismos competentes”, para abrir esa investigación. La ex fiscal  explicó en qué consistía la “actitud” del periodista Puentes: “El señor  Puentes defiende a ultranza a los estamentos militares y descalifica, de  manera grotesca, las actividades de los órganos judiciales”. La ex  fiscal reiteró así cuál es la mayor culpa del periodista Ricardo  Puentes: “él defiende a ultranza al coronel [Plazas]”. En cuanto a la  Fiscalía, ésta debería decir públicamente si el periodista Ricardo  Puentes Melo es objeto de una investigación penal. Mientras tanto, las  asociaciones de periodistas, en Colombia, Estados Unidos y Europa, serán  alertadas y observarán con gran interés lo que está ocurriendo.
 
 
23 Junio 2011 
 
 
![]() 
 
 
Eduardo Mackenzie
 
Hay indicios de que la  Fiscalía General de la Nación está investigando ilegalmente y  adelantando maniobras de intimidación perfectamente arbitrarias contra  el periodista colombiano Ricardo Puentes Melo.     
 Los  elementos de juicio que permiten afirmar esto aparecen en la entrevista  concedida el 18 de junio pasado a El Espectador por la ex fiscal Ángela  María Buitrago, quien fuera destituida el 1 de septiembre de 2010 por  Guillermo Mendoza Diago, el Fiscal General encargado de ese entonces. 
 
Durante su conversación  con la periodista Cecilia Orozco Tascón, la ex fiscal Buitrago reveló  que ella había “solicitado” a la Fiscalía que abriera una investigación  contra Ricardo Puentes. ¿Por qué? ¿Cuál es el pretexto? Lo que ella  explicó produce escalofríos: porque la ex fiscal está, simplemente,  molesta con las críticas que ese periodista independiente le formulara  en una página web. 
 
Puentes ha investigado y  ha denunciado, en efecto, la forma aberrante y descaradamente ilegal que  adoptó la señora Buitrago ante la insvestigación que la Fiscalía le  había encomendado hacer respecto del coronel Alfonso Plazas Vega. 
 
Los motivos del  periodista Puentes para hacer esas críticas son legítimos. Todo el mundo  recuerda que esa fiscal aceptó, entre otras anomalías, los falsos  testimonios de dos personajes muy cuestionados desde el comienzo por la  defensa y por el Ministerio Público. Sin embargo, ella desoyó todas las  objeciones, validó esos testimonios y los defendió hasta el final, a  pesar de que el carácter ilegal de los mismos era más que evidente. Es  más, eran tan falsos esos testimonios, el de Tirso Sáenz (quien reveló  haber recibido promesas de dinero y de beneficios legales a cambio de su  falso testimonio) y el de Edgar Villamizar (quien nunca declaró en la  Fiscalía), que la Procuraduría General de la Nación pidió la absolución  del coronel Plazas. 
 
Hasta la misma juez María  Stella Jara no pudo menos que alejarse de lo que pretendía Ángela María  Buitrago y repudió el testimonio de Sáenz, como reza en la inicua  sentencia del 9 de junio de 2010, que condenó, en primera instancia, a  30 años de cárcel al coronel Plazas. En otro proceso, el del general  Arias Cabrales, la juez Trejos también repudió el testimonio hechizo de  Edgar Villamizar. Aun así, y sin una sola prueba contra ellos, Plazas y  Cabrales fueron condenados en primera instancia. Esos altos militares,  héroes del Palacio de Justicia, fueron condenados a 30 y 35 años de  cárcel sin que la justicia haya tenido la amabilidad de probar que ellos  cometieron un sólo delito. 
 
Por eso muchos piensan que la justicia colombiana está siendo destrozada desde dentro. 
 
Los métodos francamente  escandalosos que empleó (y que emplea aún) la ex fiscal Buitrago, y que  aparentemente siguen siendo acogidos en la Fiscalía, quedaron  confirmados en la citada entrevista cuando ella agregó que los “escritos  y la actitud de Puentes” habían sido “puestos de presente en la  Fiscalía y en los organismos competentes”, para abrir esa investigación.
 
La ex fiscal explicó en  qué consistía la “actitud” del periodista Puentes: “El señor Puentes  defiende a ultranza a los estamentos militares y descalifica, de manera  grotesca, las actividades de los órganos judiciales”. La ex fiscal  reiteró así cuál es la mayor culpa del periodista Ricardo Puentes: “él  defiende a ultranza al coronel [Plazas]”. 
 
Los graves delitos  cometidos por el periodista Ricardo Puentes son, pues, lo que piensa y  sus escritos. Tales son los motivos y “circunstancias fácticas” que la  señora Buitrago parece haber invocado cuando exigió que la maquinaria  represiva del Estado colombiano se pusiera en marcha contra un  periodista. 
 
Aún si la crítica es  severa y, como dice la ex fiscal, grotesca, en ninguna democracia  criticar la actividad de los “órganos judiciales” constituye un delito.
 
Criticar las decisiones  de un fiscal o de un juez es un derecho de todo ciudadano, sobre todo si  esa crítica va acompañada, como hace el periodista Ricardo Puentes, de  pruebas. 
 
En cambio, lo que hace la  ex fiscal no lo es. Ella pretende utilizar el ente encargado de  adelantar el ejercicio de la acción penal como instrumento intimidatorio  y de venganza personal dentro de una especie de vendetta orientada por  ella  contra uno de sus innumerables críticos. 
 
La ex fiscal Buitrago no  actúa sola. Dos días después de su entrevista, alguien de la misma  cuerda ideológica, el abogado Ramiro Bejarano, ex director del DAS,  saltó al ruedo y lanzó por una radio otra violenta tanda de improperios  contra el periodista Puentes pues éste había cometido el crimen de  descubrir el paradero del verdadero Edgar Villamizar y de llevarlo ante  Alejandro Ordoñez, Procurador General, ante quien declaró formalmente  que él nunca había rendido testimonio ante la fiscal Buitrago. Tal  reaparición ha desatado una onda de pánico entre quienes hicieron el  montaje judicial contra el coronel Plazas Vega. Pues Villamizar, el  verdadero, sostiene, además, que nunca estuvo en los hechos del Palacio  de Justicia. Así, el único “testimonio“  que quedaba en pie contra el  coronel Plazas se derrumbó y la pretendida diligencia que Buitrago dice  haber realizado en la escuela de Caballería, en fecha indeterminada,  resultó ser una patraña con suplantación de testigo. 
 
Es de suponer que la ex  fiscal será llamada a responder muy pronto por su conducta ante un juez  pues lo que está sobre el tapete es muy grave. 
 
En cuanto a la Fiscalía,  ésta debería decir públicamente si el periodista Ricardo Puentes Melo es  objeto de una investigación penal y, si la hay, cuáles son los motivos y  desde cuándo ésta existe. Si calla se podrá deducir que su actuación no  es clara. Si hay investigación, ésta no puede ser clandestina y debe  hacerse bajo el control de un juez de garantías, que decida sobre la  legalidad de esa medida. Mientras tanto, las asociaciones de  periodistas, en Colombia, Estados Unidos y Europa, serán alertadas y  observarán con gran interés lo que está ocurriendo.
 
Eduardo Mackenzie es abogado y periodista colombo-francés residente en París desde hace más de una década. Es autor del "Best seller" "FARC: Fracaso de un terrorismo"  (Colección actualidad, Debate, 2007, Bogotá) y de "El enigma IB" (Sobre  el caso de Ingrid Betancourt) (Random House Mondadori, 2008, Bogotá).
 
http://www.comentariodigital.com/index.php/opinion/46-eduardo-mackenzie/1782-ila-fiscalia-investiga-a-ricardo-puentes