Supongamos que Chávez al final se porta bien por un rato, incluso supera su enfermedad y llegan las elecciones …y pierde…
Supongamos que este gran sueño de la mayoría del país se haga realidad, y efectivamente la oposición gana las elecciones: ¿será una fiesta colectiva? ¿un fin de año anticipado con celebración, caña, abrazos, gritos y llantos? todos volveremos en cuestión de minutos, horas ¿a ser esa sola nación que NUNCA hemos sido?
Supongamos que llega el día de la toma de posesión, y el candidato electo asume como presidente en ejercicio ¿Cuáles serán los retos a enfrentar en una Venezuela que NO ESTARÁ toda de fiesta? porque seamos sinceros, habrá también muchos asustados y mucho “arrecho” por el vuelco de su suerte.
De entrada, el presidente podría comenzar teniendo que enfrentar el peligro de una fuerza armada que podría fracturarse, y también a unas milicias, nacionales e internacionales, cuya capacidad para crear conmoción interna, realmente se desconoce: aquí podríamos tener que enfrentar desde la primeras horas, y en número realmente difícil de estimar, a reservistas, “colectivos”, hampa más o menos organizada –pranizada- en bandas de todo tipo, paramilitarismo de las mafias del narcotráfico y el narcolavado, guerrilla terrorista tanto urbana como rural y hasta virtual, y “hackers” y saboteadores de redes informáticas, eléctricas, energéticas y de otros servicios… recuerden que no lidiaremos con un plan venezolano ejecutado por venezolanos, sino con todo un plan transnacional del terror: cubanos, colombianos, mexicanos, vascos, iraníes, palestinos, sirios, libios, rusos, bielorrusos, norcoreanos, senderistas, montoneros, sandinistas, hezbolistas, yihadistas, etc, etc… en fin, con la crema y nata de la guerra asimétrica internacional terrorista, reunida en torno a la defensa del único, e irremplazable, COMANDANTE PETROLERO OCCIDENTAL que de paso, parece estar perfectamente dispuesto a desatar el diluvio tras de él (siempre y cuando él quede resguardado a distancia prudente).
¿Se puede pensar que todos ellos se van a quedar quietos, quietitos, viendo como este infierno criminal lubricado con las reservas petroleras más grandes del mundo, como este generoso averno de impunidad casi ideal en el cual medraban, asaltaban, chuleaban, chupaban, parasitaban, o sea, “vivían viviendo” se les derrumba? así no más?
También de entrada deberá enfrentarse a una seudo-institucionalidad igualmente hamponil, especialmente en sus estratos más elevados, poderes públicos que aunque podrían no manifestarse con hostilidad, y hasta ofertarse generosamente sin ánimos de sabotear la nueva gestión, están todos ellos demasiado putrefactos en su dirigencia, y deberán ser de algún modo neutralizados y sustituidos a la brevedad, cosa al perecer perfectamente posible sin lesionar la constitución, pero imposible si antes no se logra el apoyo irrestricto de lo que quede de la institución armada (oportunidad de oro que la parte sana de la FA, aprovecharía para comenzar a redimirse)
La primera tarea del próximo gobierno, que no debería llamarse de otra forma, sino gobierno de transición, será atajar la inestabilidad y promover la gobernabilidad, en un ambiente que además podría mostrarse como de altísima impaciencia social, donde la amenaza de un estallido, de un sacudón, podría poner en situación aun más precaria a fuerzas del orden ya ocupadas en tareas de contra insurgencia, debería por lo tanto contemplarse, el recurrir a represión y a la suspensión transitoria de ciertas garantías y libertades, e incluso pedir colaboración internacional, llegado el caso.
La transición deberá acometer lo antes posible, incluso antes de tomar posesión, la delicada tarea de negociar con los diversos bandos del liderazgo chavista remanente, la búsqueda y la aplicación de justicia con la debida flexibilidad, pero sin caer en excesos de impunidad, esto con todo el ánimo de proveer un camino más amplio y sólido para la pacificación política y la reconstrucción institucional que habrán de venir.
Si contamos con un liderazgo político realmente astuto y hasta inteligente, ese liderazgo debería dejar que sea un gobierno transitorio, y sin ánimo de reciclarse y reelegirse electoralmente, el que se tome la muy impopular tarea de aplicar la terapia económica necesaria para medio recomponer, el ruinoso estado en el cual quedaran las finanzas del estado, y carcasas como pdvsa y otras empresas públicas, tarea que podría implicar el tomar medidas sumamente difíciles, medidas de recorte, reestructuración y privatización por ejemplo, medidas que podrían resultar hasta riesgosas, porque se tomarían contra la hiper-burocracia del estado y extensos racimos de tumoración clientelista, relacionados con poderes fácticos nuevos y viejos de naturaleza mafiosa y accionar acorde, sin contar con la igualmente ominosa penetración del narcotráfico y el narcolavado en extensos sectores de la economía nacional, tanto en el ámbito público como privado.
Un gobierno así, aún siendo exitoso en su cirugía y terapia, difícilmente sobrevive en lo electoral, son gobiernos de salvación, de salvataje, de rescate, son gobiernos transitorios con figuras, y estaturas, de transición, exactamente lo que no se ve todavía por ningún lado en la oferta opositora, salvo honrosas opciones, todas despreciadas por una “encuestología” que reina soberana sobre un estamento político que mayoritariamente, circunscribe sus análisis y limita sus estrategias, a lo electoral.
Creo firmemente que el próximo gobierno deberá ser de transición, y deberá tomar todas las medidas para asegurarse de haber obtenido un mínimo de estabilidad, de gobernabilidad, de paz, antes de acometer la magna obra de relanzar la democracia y reconstruir la nación.
No recorrer ese camino debidamente, reforzando y fortificando a un estado casi exangüe, vampirizado durante 14 años de hamponato chavista, podría exponernos a caer en situaciones como la del estado fallido mexicano, o a una colombianización como la que tenemos al ladito, que no ha podido superarse en décadas.
Pienso que la actual dirigencia política de la oposición, debería postergar ciertos proyectos políticos, todos personalistas, y proponer un proyecto realmente nacional, de unión nacional, con figuras realmente capaces de visualizar este reto, y dispuestas a asumirlo, dispuestas a renunciar a la reelección, incluso dispuestas a renunciar –temporalmente- a los colores y banderas de su parcela, y dejar la feria electoral de pasarela, el “Venezuelan Idol”, para una segunda etapa de verdadero relanzamiento del país, una vez aplicados los primeros auxilios, los vendajes, los yesos, los antibióticos y… las vacunas.
También soy de la idea de que todo esto realmente describe, algo que podríamos tener que enfrentar incluso antes del plazo electoral previsto, porque se atisba un “atore”, un atore casi “metástasico”, en el mismo personaje tentado a soltar el diluvio…
Twitter: @FBoccanera
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