Ciudadana
Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia.-
Su Despacho.-
En 1.998, un grupo de jóvenes, llenos de sueños por la construcción de un país mejor, egresados de la Universidad con el honorable título de Abogado, juramos en un acto ante la bandera tricolor, defender la República, la Constitución y las Leyes. Ese juramento, lo he procurado cumplir honrosamente desde esa fecha hasta el día de hoy, en cada acto del magisterio de mi profesión y aspiro cumplir hasta el último día de mi vida. En todos estos años de ejercicio, no he encontrado definición más exacta y más amplia del significado de la Justicia, que la que definió el propio Justiniano, “La justicia es darle a cada quien lo que le corresponde”. Ese fundamento, me lo repito cada día que cruzo la puerta de un Tribunal, cada día en que debo dar mi consejo profesional, en cada momento en que debo cruzar los barrotes de una cárcel o hacer un trámite ante un órgano o simplemente hacer una petición ante un órgano administrativo del Estado. Incluso, en cada acto en que debo desenvolverme en mi vida privada.
Tal vez, a quien le corresponda dirigir estas humildes palabras no es a mi persona, si no a los Colegios de Abogados de cada estado del país, o en su defecto a la Federación de Abogados. Pero viendo la tranquilidad y la implícita omisión de los aludidos, ante la opinión pública. Procedo, como venezolano y Abogado hacerle, con el mayor de los respetos las siguientes observaciones: El Principio de la verdad procesal y legalidad, señalado en el artículo 12 del Código Procesal Civil reza: “Los jueces tendrán como norte de sus actos la verdad, que procuraran conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones el juez debe atenerse a las normas del Derecho, a menos que la ley, lo faculte para decidir con arreglo a la equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de estos, ni suplir excepciones o argumentos de hecho no alegado ni probado…”. Por otra parte, “El ejercicio de la abogacía impone la dedicación al estudio de las disciplinas que impliquen la defensas del derecho, de la libertad y de la justicia,..” Conforme a lo señalado en el artículo 2 de la Ley de Abogados. No soy abogado para no reclamar o luchar por lo que considero justo. Mi condición humana me prohíbe ser indiferente antes las cosas que observo a mí alrededor. No tengo un gran bufete, ni soy activista político de algún partido envuelto en la diatriba diaria. Siempre he considerado que no todo el mundo puede ser juez, y pienso, que la actividad del magisterio judicial (entiéndase jueces), debe estar deslindada de la actividad política como tal. La justicia es “imparcial” o por lo menos, eso se presume. “La mujer del Cesar no debe ser honrada, si no también aparentarlo”. Y nuestro deber, como abogados, fiscales, jueces o defensores, debe ser luchar por conservar esa “imparcialidad”, para que cada sentencia dictada sea justa. Y para, que respetando el avance del Derecho y las garantías constitucionales, se logre el criterio de la unidad jurisprudencial, tan golpeada en los últimos años. El mantener el velo incólume del Sistema Judicial, alejado de las contradicciones, de la pugna política diaria, será lo que permita que los ciudadanos tengan confianza en nuestro sistema jurídico. Y permita, a través del cumplimiento de la Tutela Judicial Efectiva establecida en nuestra Carta Magna, que los ciudadanos acudan a los tribunales a dirimir sus diferencias o a pretender sus Derechos.
Veo, con alta preocupación la situación de la justicia actualmente en Venezuela, no en razón a un capricho o criterio propio, si no en base a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Usted, ha expresado públicamente en un Foro judicial, si no me equivoco, que “.. La independencia de los poderes del estado es un concepto burgués, y que debilita al Estado …”. No puedo menos que expresarle, con todo respeto, mi alta contradicción y repudio ante las palabras que Ud. ante pone; pues, en primer lugar, nuestra Carta Magna establece como base fundamental la separación de sus poderes, así lo refleja el artículo 136: “El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional. El Poder Público Nacional se divide en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización de los fines del Estado.” - fin de la cita -.
El Poder Público es intrínsecamente limitado, para evitar las tentaciones. El Poder está sólo para ser controlado, tal como lo expresó Montesquieu: "le pouvoir arréte le pouvoir" - “.. El poder controla el poder”. La clave del ejercicio del Poder reside en la auto limitación del Poder, para lo cual se aplica un sistema de frenos y de pesos y contrapesos que permiten, el correcto ejercicio del mismo. Se ha señalado en muchas obras que el aristócrata francés cargó más en el acento sobre la idea del equilibrio que incluso sobre la separación, precisamente para lograr un mecanismo de limitación y control del abuso del propio poder. Desconocer la existencia de la Separación de Poder de forma pública, es declarar como letra muerta la propia Constitución. La República como tal, se basa en el respeto de las instituciones, en el equilibrio de poder frente al ciudadano, y precisamente esa separación de poderes que se encarno en la obra de Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu llamada “El Espíritu de las leyes”. En realidad, en su tiempo buscaba el establecimiento de la legalidad del mundo, la crítica del orden instituido, como parte de la llamada crítica universal de la Ilustración. Hobbes, Augusto Comte, Saint-Simon, Durkheim por señalar algunos, lo reafirmaron en sus obras, obras que por demás tienen plena vigencia en las principales universidades del mundo. Donde su estudio filosófico y jurídico es obligatorio para la solida formación profesional del egresado, y Venezuela no es su excepción, por cuanto casi todas las universidades públicas y privadas del país, mantienen dentro de sus pensum el estudio de dichas obras. Por eso, desde el punto de vista académico me sorprende su referencia, y más viniendo de una persona, que no es lego, que no es ignorante de la Ley y que tiene plena conciencia de la aplicación del Derecho. Una afirmación como tal, no sé si se baso para dar un efecto político más que jurídico, con el fin de desconocer uno de los principios fundamentales del Estado de Derecho. Sea como sea, su opinión constituye un craso error; y es más grave aún, cuando debe comprenderse que como magistrado y fiel guardián de la Constitución, su función no puede ser otra que mantener la incolumidad, fortalecimiento de las instituciones y la independencia del poder judicial, que Ud. representa.
El respeto a las tradiciones republicanas, al sistema político y jurídico que nos hemos dado, es indispensable para la confianza de la inversión, de la actividad comercial y la estabilidad de la economía. El acatamiento a los pactos, convenios, tratados y acuerdos internacionales, es importante y vital para la integración y permanencia de nosotros en el sistema Internacional. Recordemos, que los mismos están por encima de nuestra propia Constitución, organizan la base para la estructura, conformación, y respeto del Derecho internacional al cual nos debemos sujetar. Por eso, no dejo de manifestarle mi preocupación cuando dejamos de cumplir Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque nos parezca incomodas o políticamente inconveniente. Nunca como hoy, nuestro país es objeto de ataque y denuncias en los foros y organismos internacionales. Por violaciones e irrespetos a los Derechos Humanos o transgresiones reiterativas a convenios internacionales. Sin hablar, de los arbitrajes y litigios a los cuales se encuentra sometida la nación, ante la organización mundial de comercio y en otros países del mundo. Sin darnos cuenta, con esa posición que hemos asumido, colocamos al país en el peligroso margen de un Estado forajido, contumaz, incapaz, rebelde, y no cumplidor con sus obligaciones ante la comunidad internacional. E internamente, damos la sensación ante los ciudadanos, de vivir como en una parcela o hacienda, donde el orden y el respeto a la ley no existen sino la fuerza del hombre contra el hombre, la violencia. No podemos bajo pretexto de una mal entendida soberanía, o de un mal entendido presidencialismo sin control alguno, permitir en pleno siglo 21, a una persona actuar como se condujo Luis XVI o Luis XVIII, en la Francia revolucionaria o napoleónica. Los controles constitucionales existen, no son etéreos ni ilusorios. Los tiempos han cambiado y el mundo observa celosamente cada día más el cumplimiento de las normas internacionales. Pero sobre todo, el cumplimiento de los derechos internos de los Estados, sin que eso signifique injerencias en los asuntos mismos, de la Nacion.
Por otra parte, estimada magistrada, compelo a su justo, sano y buen criterio, en los casos de los llamados “presos políticos”, por cuanto la justicia se debe basar no solo en la aplicación correcta del Derecho, sino también en la dignidad, en la compasión, en las razones de humanidad, en el honor y en la reputación del ser humano y de su familia. No puede existir justicia, si esta no es autocrítica y capaz de corregir, sus propios errores. Y más en un Estado, que se basa en un principio de Justicia Social y de Derecho. Sin entrar, en conjeturas o en la aplicación de cualquier criterio sobre el fondo de las causas. Como abogado, me es preocupante que escuchando los comentarios de la opinión pública. Y a su vez, las declaraciones de los colegas defensores sobre las referencias de las actas procesales y de la formas como se han conducido los juicios; en muchos casos no se han seguido correctamente el debido proceso, no se ha respetado la presunción de inocencia, ni el derecho a la defensa, por señalar unas breves aristas. En algunos casos (caso forero, simonovi, etc.), las condiciones en que se encuentran dichos procesados no son las más idóneas para el cumplimiento de sus penas; y en otras, se han creado situaciones jurídicas nefastas, como el hecho de crear el precedente jurídico, de imputarles la complicidad de un homicidio a unas personas, sin ni siquiera existir evidencias de ningún autor material del delito. Violando de tal forma, los principios penales que han regido universalmente, nuestra legislación por años. Sin hablar, del caso del diputado mazuco, quien fue investido con la representación de una diputación y que éste Tribunal supremo en una interpretación de la Constitución no menos que impropia y preocupante, hace omisión del valor del voto en una Democracia, lo deshecha, no reconoce la voluntad popular del pueblo venezolano. Hace una interpretación contraria y lógicamente caprichosa al espíritu y razón del precepto constitucional. No le reconoce su inmunidad, y lo condena a cumplir una sentencia inhumana, teniendo como testigo en contra del diputado, una persona encapuchada quien lo inculpa de un delito de asesinato. No puedo menos que repudiar y denunciar públicamente esa situación, tal como lo han expresado sus defensores. Otro caso en particular, y tal vez el que siento que hurga más directamente al poder judicial, es el caso de la honorable Juez María Afiuni, quien sin ningún tipo de justificación ha sido sometida a un proceso judicial sin ninguna base legal, conculcándole todos sus derechos. Sin un procedimiento administrativo donde se demostrara su culpabilidad o no, convirtiéndola por cumplir el sacramento de su magisterio judicial, y por aplicar correctamente una resolución de la ONU, en una rea sin causa alguna. No puedo entender, como las declaraciones del presidente de la república causara tal efecto en el poder judicial, que no hubo en su momento, ningún magistrado, juez, fiscal, ningún miembro del poder judicial que frenara aquella canallada jurídica contra la Juez, que no hizo otra cosa, que cumplir - repito - con su deber y acatar la ley. Y que hoy, su inocencia, fue implícitamente ratificada con el otorgamiento del asilo en E.E.U.U., al banquero Eligio Cedeño. No conozco a la Dra. Afiuni, no soy amigo personal de la Dra. Afiuni, pero lo que está a la vista, no requiere mayor explicación. El juicio por el cual está sometida, fue y es un acto, bochornoso, que debe llamar a la reflexión de todos los interesados, y en especial, a quienes hacemos vida diaria dentro del poder judicial. Pues cuando se coloca a un inocente en la cárcel, apreciada magistrada, el poder judicial se debilita y se entrega a intereses oscuros, y contrarios a la existencia del mismo. Recuerde, que la Ley es para el juez, lo que es para el reo la cárcel, pues las normas conforman los límites de su mandato, son barrotes que no puede transgredir el Juez, y la ley, es la cárcel a la cual se somete cada magistrado, pues en ella es que se mueve el Juez para aplicar el Derecho. Me preocupan estos precedentes claros e inequívocos, de una justicia que deja de ser justicia, para convertirse en otra cosa. Y mi reacción y mi voz la alzo, porque debemos decirle no solo a los venezolanos, si no también al mundo, que en Venezuela existe suficiente moral, y no quiero que lo que pase hoy en el sistema judicial, en un futuro no muy lejano lo puedan sufrir otros ciudadanos. Incluso, aquellos que siendo funcionarios públicos o no, pudieran ulteriormente ser llevados no solo aquí, si no que también con gran vergüenza a cortes internacionales, por violar los derechos humanos de otros ciudadanos, sean civiles e incluso militares.
Hoy, veo con preocupación no solo la evidente politización del sistema judicial. Si no me causa también indignación las declaraciones que ha dado Ud., en el día de ayer, cuando en una nota de presa del Tribunal Supremo de Justicias, indica que “.. Cuba constituye una referencia para el sistema jurídico venezolano”. Con el respeto, que se merece Cuba y Ud., creo que su apreciación dista mucho de lo que pensamos muchos venezolanos y muchos abogados en el país. Basta, con revisar las noticias para darse cuenta de la situación de Cuba, de cómo año tras año aparece en las listas de países, de organizaciones no gubernamentales, como un país violador de los pactos internacionales, por no cumplir con el debido acatamiento y respeto de los derechos humanos, a la libertad de conciencia. En donde existe una “dictadura” no dicho por mí, si no expresado por el presidente de la república en una entrevista cuando era candidato en 1.998. Un país, donde se fusilo a personas por pensar distinto y ser contrarias a la revolución cubana. Tal como lo expreso el Che Guevara en la ONU, con aquella impúdica frase “.. Hemos fusilado y seguiremos fusilando…” frase que causó en su momento el horror del mundo. Una nación, que ejecuto al comandante Arnaldo Ochoa por estar “presuntamente” incurso en delitos de drogas, donde la pena de muerte es ley. Un lugar, donde le dieron a la bloguera Yoani Sanchez una paliza por querer expresar la realidad interna de cuba. Y como han expresado los propios afectados: “.. La ley del régimen Castrista en Cuba prohíbe la libre expresión, asociación y reunión de sus ciudadanos. Cualquier persona que intenta expresar puntos de vista distintos a la ideología oficial, asistir a reuniones no auspiciadas por el gobierno, o crear organizaciones independientes corre el riesgo de ser perseguida y reprimida, con castigos que oscilan de hostigamiento y amenazas a pérdida de empleo o golpizas y encarcelamiento..” - fin de la cita -. Ese es el país, que Ud. señala como una gran referencia. Un país, donde el único medio que existe se llama Granma; y que acaba de enviar a España un grupo de presos políticos, por razones “humanitarias” y bajo la presión de la comunidad internacional.
Me pregunto, si Ud. no ha leído las nuevas reformas, del propio partido comunista en su último congreso, donde reconoce que los 56 años han sido un error fatal y un fracaso total en su política económica. Donde a partir de ésta fecha, dan un giro copernicano hacia el capitalismo, hacia la apertura de empresas, para permitir la compra de bienes muebles e inmuebles por parte de sus ciudadanos, creando el derecho de la propiedad. Donde comienza la licitación para los negocios donde podrán intervenir los cubanos, después de medio siglo de atraso, de pobreza, de carencias, e incluso iniciación de viajes para el extranjero para sus conciudadanos. Me pregunto, esa es la referencia? Porque, jurídicamente cuba ha asumido una constitución política, filosófica y jurídicamente distinta a nosotros, marxista. Sus declaraciones, no son menos que desafortunadas, y no contribuyen en nada para el fortalecimiento del sistema democrático venezolano.
Estoy de acuerdo con Ud. que el pasado fue trágico, y que la grosera intervención de las élites y la corrupción en el país, que se vivió en su momento, es lo que dio origen a un movimiento en que el pueblo venezolano tenía fe. Que llevado, por quienes pensando que destruyendo todo lo que teníamos, construiríamos un mejor país, lo que les han dejado a esas personas que creyeron en un cambio real a su modo, es un inmenso vacío y frustración de esperanza. Pero la verdad, es que si aquellos fueron malos, pero construyeron algo y nos dejaron las bases para construir algo menor. No sé cuál sería la calificación que le debo dar a un poder judicial que pareciera estar vagando, sin rumbo, ni metas, ni objetivos concretos, que permite tantas injusticias. Y como, aquella canción de Shakira, muy propia en estos momentos, son ciegos, sordos y mudos, ante el clamor de los abogados, de sus representados y de su pueblo. Tenemos un poder judicial donde casi el 100% de los jueces son provisionales y no tienen titularidad. En algunas áreas, existen salas que tienen más de un año, sin que se le haya nombrado jueces, el hacinamiento en las cárceles es terrible y la cantidad de fiscales, jueces y defensores no se dan abasto para la cantidad de población penal. Sin contar la falta de material en los Tribunales y otras situaciones menores. Y ahora, tenemos un país sometido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el cuál se procura la declaración de la existencia o no de presos políticos en Venezuela. Todo lo que he expresado, no lo expongo con un ánimo personal, si no, por el contrario como constancia, para que entendamos la gravedad en que nos encontramos. Tal vez, los esfuerzos por modernizar el poder judicial existan, no lo dudo, pero lo cierto, es que en 12 años de mandato no se ha notado ningún progreso, y eso, no solo expongo yo, si no reputadas organizaciones no gubernamentales (ONG) encargadas para la vigilancia y la protección del sistema penal y judicial venezolano.
Llamo, a Ud., como cabeza del poder judicial, para que tome los correctivos necesarios y no se haga cómplice de estas injusticias, ni las omita. El mundo es de los hombres justos y ha enseñado que los pueblos avanzan hacia la conquistas de sus derechos, la revolución de los jazmines nos los demuestra, el mundo está cambiando y los pueblos claman por su libertad. La Comunidad internacional hoy es corolario del pensamiento global. En el mundo de hoy, los criminales, quienes violan sistemáticamente los derechos humanos son perseguidos en cualquier lugar del mundo. Un fiel ejemplo de esta situación, la observamos en la solicitud que acaba de hacer el Fiscal de la Corte Internacional Penal a la CIP, para que ordene el arresto de Gadafi, y sus más cercanos colaboradores.
Hugues-Félicité Robert de Lamennais escribo en la parte final de un poema llamado “La justicia y la libertad”.. “…. Cuando luzca el gran día del juicio final de los pueblos, serle dicho: ¿Qué hiciste de tu alma? No ha sido vista de ella ni señal ni huella. ¿Todo lo ha sido para ti los goces del bruto? Has gustado del lodo, anda pudrirte en el lodo. Y por el contrario, el pueblo que por encima de los bienes materiales haya colocado en su corazón los bienes verdaderos, que para conquistarlos no haya perdonado miedo ni fatiga, trabajo ni sacrificio, oirán estas palabras: A los que tienen alma, la recompensa de las almas. Por cuanto has amado más que todas las cosas la libertad y la justicia, ve y posee para siempre la justicia y la libertad.!! ...”
Queremos una justicia eficaz, justa, inmediata, honorable, digna, igualitaria, imparcial, donde se castigue la impunidad, y que le garantice a cada procesado de este país, un tratamiento justo y digno. Estamos a tiempo para evitar una catástrofe, donde no existe el orden nace la anarquía, y donde hay anarquía no hay progreso, libertad ni instituciones solidas ni menos Democracia. Hoy, no podemos dormir ni un día en éste país, mientras que no corrijamos estas injusticias, y sometemos en las carceles venezolanas, a reos y familias, a la desesperanza, a la destrucción del núcleo familiar, y con ello, al fín de la Sociedad Democratica en Venezuela.
Atte.
Firma: J.A.M.E.
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