sábado 21 de mayo de 2011 11:29 AM
Jorge Alcalá está recién casado con María González, ambos por razones económicas viven en casa de la mamá de María, la señora Mercedes, mientras esperan por la aprobación de un crédito para comprar la vivienda que les permitirá iniciar la vida en pareja de una forma más independiente. Jorge es administrador, fue botado de Pdvsa en el año 2002, después ejerció en el extinto supermercado Éxito, fue despedido luego de su expropiación, ahora trabaja en una compañía pequeña. Ana es educadora profesional y labora en dos colegios uno público en la mañana y el privado en la tarde
La convivencia de la pareja en la casa de la señora Mercedes no ha sido fácil, ya que ella no quiere a Jorge, no porque sea mala persona, ni porque le ha quitado el amor de su hija, su diferencia con Jorge es política, ya que Mercedes es chavista que se considera "radical", en su casa tiene una figura del presidente en hielo, en su peinadora tiene una foto del líder en traje de campaña, a la que le prende velas y lo bendice cada mañana, en el televisor hay mucha libertad para ver los canales: VTV, ANTV, Vive, Telesur, Tves, y en la radio: RNV y YVKE preferiblemente.
Jorge lo que aspira es trabajar para poder consolidar su familia y María hace lo propio ilusionada en convertirse en mamá. El domingo en la mañana es uno de los días donde reina la tensión en casa de Mercedes, quien enciende VTV a las 9 de la mañana a todo volumen para esperar la transmisión del tradicional Aló, en el desayuno familiar Jorge evita el tema político, pero Mercedes emite uno que otro comentario "no volverán", "viva mi máximo líder", "esta casa es socialista", "con hambre y sin empleo con él me resteo". Afortunadamente, la pareja es tolerante y al terminar el desayuno diseñan un plan de escape ante tanta adoración.
Ana está cansada, convencida que el culto a la personalidad en nada beneficia a su madre ni a las personas que ven a un ser humano como un Dios, en donde el ego y la sumisión destruyen el autoestima del ciudadano y lo reduce a su mínima expresión. Jorge trata de ser más analítico y reconoce que las pasiones políticas no solo han traído en Venezuela fanáticos de dos sectores, y pone de ejemplo a su mamá Maria López, quien es fanática de la Plaza Altamira, de una marcha en Chuao, donde ve un afiche del presidente intenta rayarlo por considerarlo culpable hasta de la filtración que tiene en el patio de su casa.
Más complejo cuando familias enteras se han dividido por pensar distinto, hermanos que no se hablan, primos que no se toleran. Algunas familias logran no dejarse llevar por la pasión, sin embargo, cuando surge el tema el cual es inevitable en el día a día comienza la presión a invadir cualquier ambiente.
Ana y Jorge están comprometidos no solo en ayudar a sus suegras, sino a reunificar a sus familias, quienes serán el ejemplo del hogar que formarán. Además no pierden las esperanza que el tema "político" se vaya de vacaciones por un tiempo, y así por ejemplo la señora Mercedes, madre de Ana, retoma su gusto por las telenovelas, o la señora María López deja de ver tantos noticieros y se dedica más a su pasión por la repostería.
Confían en el humor, las anécdotas familiares, el Caracas-Magallanes, el dominó y las parrillas enmarcadas en el amor familiar, como factores elementales para que regrese la esencia que siempre fue, ese hogar venezolano envidiados por muchos en el extranjero, donde hasta la política era un chiste.
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/ @OrianTV
Fuente: El Universal