Ricardo Martinelli fue electo presidente de Panamá en el 2009 como una promesa de la libertad. En su discurso inaugural aseguró: “Haré todo lo que esté a mi alcance para avanzar en los ideales de una economía libre, desafiando el péndulo ideológico de América Latina". Lejos de semejante anuncio Martinelli es hoy por hoy uno más de los presidentes que se dedican a pasar por encima de las instituciones abusando de un mandato conseguido en las urnas. El es la prueba en realidad de que no hay péndulo ideológico en América Latina, sino un negocio de concentración de poder, castigo a la disidencia y utilización del Estado para comprar voluntades a favor de intereses que responden a la única matriz de utilizar al Estado para provecho personal de un grupo que busca eternizarse.
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