En una era en la que en Venezuela es ya normal ver a militares con sueldos bajos vivir en mansiones y ostentar vehículos de lujo, el general Gonzalo Enrique Vargas Ortiz, da una lección desde el Hospital Militar donde se encuentra recluido.
Vargas Ortiz es hijo del mayor Mario Vargas, integrante de la Junta de Gobierno que se encargó luego de la Revolución de Octubre de 1945. Fue uno de los hombres más importantes en ese período entre el 45 y el 48. Un oficial intachable, que alcanzó sólo el grado de mayor porque era el óptimo en la época en que no había generales. Un demócrata cabal, respetado por los dirigentes políticos que más tarde asentaron la democracia venezolana, entre ellos Rómulo Betancourt. Líder militar, con verdadero ascendiente entre sus subalternos. El respeto que inspiraba en los sectores civil y militar provenía de sus arraigados principios y respeto a los derechos civiles de los ciudadanos en Venezuela. Hay una convicción generalizada de que si el mayor Mario Vargas no hubiera muerto prematuramente de tuberculosis, Rómulo Gallegos jamás habría sido derrocado.
Es su hijo mayor, el general Gonzalo Enrique Vargas Ortiz, heredero y cultor de su prestigio, quien el pasado 2 de marzo envió esta carta desde el Hospital Militar:
“No aceptaré tratamiento médico, medicinas o alimentos».
A mis hijos, hermanos, familiares, compañeros de armas, amigos y a quien lea estas palabras:
Me encuentro recluido desde hace dos semanas en el Hospital Militar «Doctor Carlos Arvelo», Caracas, por haber presentado un cuadro infeccioso ya superado.
Soy Diabético Tipo II con Retinopatía Diabética 5 y me amputaron la mitad del pie derecho, por lo que aproveché para solicitar consulta y tratamiento oftalmológico así como un nuevo calzado y las prótesis respectivas, las respuestas han sido negativas hasta hoy. Solicité audiencia al General Director del Servicio de Sanidad sin respuesta. Debido a esta omisión hice llegar por amigos e internet, mi caso y varias denuncias a algunas dependencias del Ministerio del Poder Popular para la Defensa sin acción visible.
Se presente ahora que yo me proporcione y cancele esos servicios o utilice al Seguro Social para que me los otorguen. Durante 34 años serví como militar a mi país, retirándome con el grado de General de Brigada y hoy, estando mentalmente hábil y capaz, les hago saber que a partir del día 4 del presente mes no aceptaré tratamiento médico, medicinas o alimentos hasta tanto no me solucionen los problemas planteados como derecho que me otorga la ley, así como obligación legal que tienen la Fuerza Armada Nacional y quienes administran el sistema militar de salud.
El comportamiento de los profesionales de la salud y el personal auxiliar es ejemplar, no se merecen los «jefes» que tienen. Espero su comprensión y si es posible que hagan saber esto a quien consideren adecuado.
Con mi amor y especial aprecio en la esperanza que mi posición despierte soluciones y… dignidades.
CI 3.158.737
Marzo 2, 2010
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