- Chávez mantiene Guerra Fría con Colombia. Su Embajador no atiende al gobierno de Uribe.
- Eje La Habana – Caracas falló en su intento de aislar a Honduras. Nicaragua se encarga de los trámites de acercamiento a Lobo.
- Parkinson y Cáncer Linfático en las campañas electorales de Colombia y Brasi
- Se desinfló, una vez más, candidatura de Noemí Sanín.
El Eje La Habana-Caracas fracasó en su intento de mantener un cerco alrededor del nuevo gobierno de Honduras.
Tras intensas consultas entre los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, Daniel Ortega recibió el viernes en Managua al presidente de Honduras, Porfirio Lobo. Se sabe que desde febrero Ortega y Lobo venían sosteniendo conversaciones telefónicas. La agencia oficial de noticias cubana, Prensa Latina, calificó el hecho como “un importante paso hacia la normalización” de las relaciones Nicaragua-Honduras.
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Lobo se hizo acompañar el viernes de su Canciller, del Ministro de Defensa y del Jefe del Estado Mayor. Ortega, escoltado como es usual por su esposa Rosario Murillo, se reunió con Lobo en el aeropuerto, y en la sede del Frente Sandinista la cual opera como oficina presidencial. Tuvieron una conversación secreta en el trayecto entre los dos sitios cuando el propio Ortega condujo el vehículo que los transportaba.
Aparte de firmar un acuerdo reactivando dos comisiones fronterizas, el hecho central fue que Nicaragua ha reconocido al gobierno hondureño. Esto de ninguna manera debe verse como un distanciamiento de Ortega con respecto a Chávez. De hecho, el presidente venezolano anunció su viaje a Managua el próximo 14 de abril.
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Abrir la presencia del chavismo en Honduras y dar oxígeno a la izquierda radical de ese país, sería la meta del Eje La Habana-Caracas, según fuentes consultadas en Caracas y Tegucigalpa.
La Resistencia, nombre con el cual se identificó a los sectores de izquierda radical nucleados coyunturalmente alrededor de Zelaya, ahora buscan convertirse en una organización con proyecto político propio. La estrategia inicial de la izquierda hondureña ya arrancó, mediante el impulso de conflictos sindicales, en reclamo de aumentos salariales.
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“Si están muy apurados en entregar esa Nota de Protesta pues que la Viceministra venga a la Embajada”. Esa habría sido la respuesta dada al teléfono por un funcionario de la Embajada de Venezuela en Bogotá cuando recibió una llamada de la Cancillería colombiana para citar al embajador Gustavo Márquez. Las reglas diplomáticas señalan que Márquez debió concurrir inmediatamente a la cita a la cual lo convocaba reiteradamente el Gobierno ante el cual representa a Venezuela. La falta de atención a los códigos diplomáticos forma parte de la guerra fría declarada por Chávez a Colombia. La detención en Venezuela y acusación de espionaje contra ocho personas, incluyendo a venezolanos hijos de colombianos y a un colombo-canadiense, es la más reciente escena de esa Guerra Fría.
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A menos de dos meses para las elecciones presidenciales, por tercera vez se produce la confrontación entre el uribismo y las restantes fuerzas políticas.
El uribismo, representado por Juan Manuel Santos, confirma que se trata de una fuerza política que cruza transversalmente a buena parte del espectro político colombiano. Con la anexión de un hombre de izquierda, Angelino Garzón, como candidato a la Vicepresidencia, Santos abrió además, un puente hacia sectores de la izquierda light colombiana.
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Una fracción del Partido Conservador, encabezada por el ex presidente Andrés Pastrana Arango, intentó canalizar el crecimiento registrado en esa comunidad partidista, para romper amarras del uribismo y presentar una candidatura propia. Así surgió la opción de Noemí Sanín, la ex embajadora de Cesar Gaviria en Caracas, quien buscó jugar al rol de heredera de la “seguridad democrática” de Uribe.
El juego no le funcionó a Sanín y el conservatismo uribista se ha ido en desbandada a las filas de Santos, encabezados por conservadores históricos como Enrique Gómez Hurtado, hijo del expresidente Laureano Gómez Castro.
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En entrevista publicada por El Espectador de Bogotá, el ex presidente Ernesto Samper Pizano fue muy gráfico en cuanto a la situación del Partido Liberal. “Al liberalismo se lo comió el uribismo por la derecha y el Polo Democrático por la izquierda”, dijo.
El gran Partido Liberal colombiano está sumido en una crisis, sin poca posibilidad de retornar al Palacio de Nariño en los próximos años. El último presidente que el Liberalismo llevó al llamado “Solio de Bolívar” fue precisamente Ernesto Samper en el ya lejano 1994. La tragedia del Liberalismo es de fondo, porque tanto Santos como el también candidato Germán Vargas Lleras, quienes ya en la práctica se han aliado, son de cuna liberal.
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Con la señora Sanin en picada, con la izquierda en franco retroceso electoral, la alternativa a Santos ya pareciera estar encarnada en el ex Rector de la Universidad Nacional de Colombia y ex Alcalde Mayor de Bogotá, Antanas Mockus.
Ya no es el Polo Democrático el que está mordiendo uno de los flancos del Partido Liberal, ahora se trata de una candidatura de centro con capacidad para atraer votos de descontento, de derecha e izquierda, contra el uribismo. Mockus logró articular una alianza con el carismático Sergio Fajardo, conformando una fórmula integrada por dos matemáticos. Fajardo le da carácter nacional a la fórmula electoral de Mockus, dejando de ser un reflejo de Bogotá y comenzando a pelear votos en Antioquia, el fortín político del uribismo.
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Mockus, quien acaba de cumplir 58 años, confesó que sufre un proceso inicial de Mal de Parkinson. Aún se desconoce las razones que llevaron a Mockus a hacer dicha confesión.
Ya Colombia vivió en décadas pasadas el hecho de un Presidente cuyo equipo político ocultó una grave enfermedad de la cual ya existían rastros durante la campaña electoral de 1986. Como quedó en evidencia al salir de la Presidencia, Virgilio Barco Vargas sufría la Enfermedad de Alzheimer. Todavía se discute en cuánto afectó esta enfermedad la ejecutoria del presidente cucuteño.
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Un caso análogo al de Mockus ocurre en Brasil. La candidata oficialista Dilma Rousseff, quien cumplió 62 años en diciembre pasado, acaba de superar un caso de cáncer linfático. Durante el año 2009, cuando Lula da Silva comenzó a promocionarla como su candidata, la para entonces Ministra Jefe de la Casa Civil fue tratada con quimioterapia, sufrió serios quebrantos de salud y perdió su cabello. Este tema fue abiertamente ventilado por los medios y el propio Gobierno. Incluso fue por solicitud pública del presidente Lula que Dilma dejó de usar una peluca.
La enfermedad de Dilma, lejos de ser un handicap fue convertido en una carta a su favor. El tema ha sido analizado a fondo por los estrategas electorales de la oposición brasileña. Una de las recomendaciones dadas al candidato presidencial José Serra ha sido no mencionar, en ningún caso, el tema del cáncer de su contrincante.
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Ayer fue presentada en Brasilia la candidatura de Serra. En su discurso adelantó lo que será la consigna de su campaña: los avances de Brasil en los últimos 25 años son innegables, pero no son sólo obra de Lula. “No fueron conquistas de un sólo hombre, de un sólo Gobierno o de un único partido”, dijo Serra.
El Nuevo Pais
Informe Otalvora
http://venezuelanoticia.com/2010/04/12/edgar-c-otalvora-informe-otalvora-11-de-abril-de-2010/
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