SRS
Presidente y demás miembros de la Academia Nacional de la Historia.
Su Despacho.
Después de un cordial y respetuoso saludo, me dirijo a Uds., en mi condición de ciudadano venezolano para expresarles mí preocupación, que tal vez sea un desasosiego más para el país, sobre la noticia del traslado de los documentos y bienes del Generalísimo Don Francisco de Miranda y el padre de la patria EL LIBERTADOR “Simón Bolívar”, al Archivo General de la Nación.
Poco o tal vez ningún valor tenga mi palabra, sobre un tema tan delicado y de tan profundo sentir como es él que atañe en éste caso. Primero, por no ser más que un coleccionista de libros y amante de la historia, y en el Segundo caso, por no ser un técnico científico de la historia ni un Especialista de strictum sensum sobre la materia en cuestión. La Academia Nacional de la Historia desde su fundación en el año 1.888, bajo la presidencia del Dr. Juan Pablo Rojas Paul ha cumplido una función descollante y brillante en éste país. Ha desarrollado y difundido el estudio de la historia venezolana, americana y mundial que poseen relevancia con el proceso nacional. Ha promovido la investigación de la enseñanza de la historia como paradigma de la formación ciudadana, y lo que es más noble y más importante a mi entender, ha contribuido desinteresadamente al afianzamiento de la identidad nacional, por medio de publicaciones, audiovisuales y eventos de toda índole. No en vano he de recalcar, que en sus archivos se encuentran entre los tesoros más destacados, y de insuperable valor para el patrimonio nacional, como el Colombeia, los escritos y diarios de Francisco De Miranda, notas sobre la guerra de los Estados Unidos, la revolución francesa, las guerras de independencia hispanoamericanas y documentos, cartas, proclamas etc. del Libertador, Simón Bolívar. En pocas palabras, con éste acto que no tiene ningún otro tipo de calificativo más que el de asalto, le están quitando “El alma” a nuestra Academia Nacional de la Historia, y con ello a nuestro país.
Todavía conservo en mis manos, los primeros libros de historia que me regalo, cuando yo era niño el Dr. José Luis Salcedo Bastardo. Si me perdonan el atrevimiento les contare él anécdota. Un día, tendría yo 5 años, viajaba en un carro por puesto al lado de un señor, no me recuerdo su cara y por cosas de la vida, empecé hablar de historia con él, se quedo muy admirado de lo que le decía; pero la verdad, para serles sincero mi abuela “una ama de casa y maestra frustrada” me leía en las tardes en que me ponía en su custodia “La historia antigua de Grecia por B. SARTHOU”, - libro que conservo en mis manos como un tesoro - y me dibujaba con sus dedos con artritis el mapa de Venezuela, supongo que yo la entendía a mi modo. Lo cierto es que éste hombre, éste maravilloso ser de una calidad humana sin precedente, me regalo unos libros que cargaba con él. Solo recuerdo que me dijo: “Toma estos libros, para que aprendas amar a tu país y tal vez un día llegues a ser un ciudadano ejemplar, un hombre de bien”. Parece mentira, que esas palabras quedaron talladas en mi alma como un crisol para mi vida, y no comprendí en ése momento que con ése acto tan sencillo, éste hombre me transmitía el legado de un país, de una Nación, su historia.
Hoy, sería mezquino y traicionaría todo lo que he sido y todo lo que me han enseñado. Si no alzo mi voz de reclamo y no actúo conforme a mi conciencia, conforme a mí deber ciudadano. Este año, celebramos 200 años de la Declaración del 19 de Abril de 1.810, que fue el inicio de la gesta emancipadora de nuestra Nación. Hace 200 años un grupo de hombres, sin importar sus ideas o su forma de pensar decidieron luchar por sus derechos, decidieron ser libres, porque comprendieron que sin libertad solo existe la esclavitud. Mal pudiéramos nosotros llamarnos hijos de Bolívar o venezolanos, si permitimos que nuestro patrimonio histórico, nuestra historia, sea cambiada por cuentos de fábulas que solo existen en la mente de unos trasnochados o de un enajenado mental; o pueda perecer en manos de insensatos o de personas no calificadas. O lo peor, que sean regaladas a intereses externos, como ocurrió con una taza del libertador, que constituía parte del Acervo histórico de la Nación, y que le fue regalada al Dictador FIDEL CASTRO RUZ. Lo que considero no sólo una ofensa al pueblo venezolano, sino sobre todo a la memoria del Libertador. Me niego aceptar, por más razones jurídicas que traten de esgrimir los leguleyos de turno, que exista un mejor sitio, un mejor lugar donde se alberguen y custodien estos bienes, que en el alma de nuestra nación, representada en la Academia Nacional de la Historia. Cada unos de Uds. con su trabajo diario, han dejado una huella indeleble a la Nación, y bien saben, que también con cada uno de sus actos, se han convertido Uds. en fieles custodios de una historia, que constituyen el legado no solo histórico, sino también moral de las futuras generaciones.
Por eso les pregunto, que vamos hacer? A donde podemos acudir? No se le va a dar a la Nación una explicación satisfactoria, que por lo menos calmen nuestros temores?. Bien lo dijeron los antiguos romanos “No conocer tu pasado, condena tu futuro”, y un país sin historia es un ser errante sin alma ni destino. Esperemos pues, que ésta carta abierta contribuya a generar acciones, que busquen soluciones entre todos los sectores públicos y privados, para la defensa del patrimonio histórico y con ello la salvaguardia de nuestra nación.
Queda de Uds. Atte.
twitter: @lamzelok
correo: yosoyvenezuela39@gmail.com
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