El ser humano siempre ha sido un fiel adorador de lo divino, de lo hermoso, de lo mágico y bello. Pocas veces las palabras tan simples envuelven la dulzura de lo sencillez. Y cuando esa sencillez alcanza lo hermoso y entra al alma, se convierte en divino. Para muchos lo divino puede ser el templo del Partenón en Atenas, o el Oráculo de Delfos. Pero para nosotros los venezolanos, lo más humano y lo que está llegando al nivel de divino, se encuadra en dos palabras que llega como un trueno al corazón de cualquier venezolano “Simón Díaz”. “… Ya viene la mañanita, cayendo sobre el palmar y el cabrestero prosigue con su doliente cantar … no llores mas nube de agua …”.
Su tonada, su voz, sus valores se han convertido en un mito. Un mito que ya es una leyenda en vida. Quien no ha cantado “La vaca mariposa”, “Luna de Margarita”, ”Pinto Parao”, “El Alcaravan”, “Caballo viejo”. Sus canciones bañada con el olor a tierra, cubierta con rosas de orquídeas y sus notas impregnadas de sus propias vivencias, nos hacen recorrer la geografía nacional, imaginar las escenas de los llanos como si fuera un lienzo de Van Gogh, y creer que el país de los sueños es posible. Ayer sentado en una poltrona, divagué en ese país que trabaja que se levanta ante las dificultades, mientras veía una entrevista de la eminente periodista Marianela Lavoud y la hija de Simon Diaz, Betsimar Diaz. Fue, tan hermosa que nos acerco al Simon Diaz, no solo el de las canciones, sino sobre todo al ser humano, al padre rodeado de sus hijos, de su familia, de doña Bety.
Era maravilloso conocer como este poeta hecho tonada, teniendo tan solo cuarto grado, tiene 6 honoris causa de prestigiosas universidades. Como su ”Caballo viejo” dejo de ser de él, para ser de todos nosotros, como sus vivencias, sus anécdotas y sus gestos como padre doblan de rodilla a cualquier corazón duro. Y como “el tío simón” dejo de ser de la familia Díaz para ser no de Venezuela solamente, sino para ser una de las figuras musicales más importante de Latinoamérica y del Mundo.
Tal vez, podremos decir con palabras de Betsimar: “… Si el cielo quiere canciones, pues canciones aquí tienen. Tonadas tan cristalinas como gotas de rocío, .. bebe, bebe, cabrestero, todo este campo es mío. Mercedes se está bañando en su luna de margarita, caballo viejo cabalga al loco juan caravina. Mi querencia es lo que es mío clavelito color rosa, yo me quedo en mi sabana y con mi vaca mariposa. Niño, hombre de esta tierra. Simón del corazón nuestro, que podría mas decirte, papa, amigo … maestro …”. Por siempre has dejado de ser humano para convertirte en un Dios, que a entrado en el glorioso templo de la inmortalidad de la música venezolana. Gracias tío Simon.
(audio) Caballo Viejo - version especial
Firma: Zonatwite@.Ve
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