Abanicos, gorras y ventiladores se han convertido en compañeros inseparables de los caraqueños, que viven ahogados en el calor y con gran escasez de agua, en la mayor sequía registrada en Venezuela desde hace décadas.
En las última semanas, una capa blanquecina de humo tiñe la ciudad de Caracas: se trata de la calima, un fenómeno atmosférico que aparece por la alta incidencia de incendios forestales y la baja humedad, un claro síntoma de la fuerte y prolongada temporada seca que vive el país caribeño a causa de “El Niño”.
En el Ávila, la montaña de más de 2.500 metros que separa la capital venezolana del mar Caribe, se suceden los incendios, con hasta cuatro fuegos declarados en sus bosques en un mismo día.
La niebla de humo y polvo que planea sobre la ciudad, situada en un valle a unos 800 metros de altura sobre el nivel del mar, impide que bajen las temperaturas, sobretodo en la noche, con máximas por encima de los 30 grados y mínimas alrededor de los 27, según datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh).
“Sólo con la lluvia podrá eliminarse la calima”, dijo ayer el presidente del Inameh, José Gregorio Sottolano.
Y no es que el calor sea algo nuevo en el clima tropical venezolano, pero el fenómeno “El Niño” ha endurecido las condicionas ambientales del país provocando una gran falta de lluvias y la peor sequía desde hace más de 50 años, según los expertos.
“Este fue el mes de febrero más cálido de la historia de Caracas desde 1892″, dijo el ambientalista venezolano Erik Quiroga, con los datos del Observatorio Naval Cagigal.
El pasado 18 de febrero, la capital venezolana, conocida por tener todo el año un clima agradable, registró una temperatura de 34,8 grados centígrados, desbancando la anterior marca -en esa misma época del año- de 1998, cuando la temperatura fue de 32,7 grados, también debido a “El Niño”, indicó el experto.
La falta de lluvia ha causado la sequía en la cuenca del río Caroní y ha agravado la dependencia energética del embalse del Guri, que está a poco menos de 14 metros de su punto de colapso.
“Yo no apagaré el aire acondicionado hasta que no me quiten la luz, este calor es insoportable”, manifestó María Fernández, una trabajadora de un centro comercial del municipio caraqueño de Chacao.
En oficinas de la zona financiera, el aire acondicionado funciona al 50 por ciento, para reducir costes, lo que provoca las quejas de los empleados, obligados a soportar altas temperaturas en una ciudad acostumbrada a un clima siberiano en restaurantes y despachos.
El Gobierno venezolano inició en febrero un plan de ahorro eléctrico que contempla recargas de hasta el 200 por ciento sobre el valor mensual de la factura para aquellos consumidores que incrementen su demanda entre un 10 y un 20 por ciento.
También se ven afectados los comercios a los que se les puede cortar la luz o llegar a cerrar el negocio si no cumplen con el ahorro.
Así, la estampa de comercios sin aire acondicionado o de supermercados sin apenas luz es algo habitual estos días en que planea la psicosis por el alto consumo y las amonestaciones.
En el metro, el sofocante ambiente que generan las aglomeraciones en horas puntas sólo puede superarse con el ligero aire de un abanico o de una improvisada carpeta.
“El Niño” es también responsable de alteraciones en la riqueza natural de Venezuela, como la desaparición del “Relámpago del Catatumbo” o la fuerte disminución del caudal del Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo.
El “Relámpago del Catatumbo” es un fenómeno meteorológico excepcional en el planeta que sólo se registra en la cuenca del río Catatumbo, cercano a la frontera con Colombia, cuyo caudal se ha visto afectado por la sequía.
A su vez, el Salto Angel, candidato a ser una de las Siete Nuevas Maravillas Naturales del mundo, ha perdido hasta un tercio de su caudal.
“No hay nada de agua. Es como si en el centro de la pared de tu casa hubiera un hilo, el mismo que usarías para coser la ropa. Este hilo de agua es lo único que cae”, dijo Joel Bernal, guía turístico del Parque Nacional Canaima, donde está la cascada.
Las previsiones meteorológicas son poco optimistas a corto plazo y no se prevé una mejora hasta mayo, cuando vuelva la temporada de lluvias tan escasas este año en la tropical tierra venezolana.http://noticiaaldia.com/2010/03/caracas-experimenta-el-mes-mas-caluroso-en-118-anos/
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