No es fácil la relación cortés, porque Chávez vive en un talk show permanente con el mundo, que sabe rentabilizar electoralmente. Inocencio Arias acaba de publicar un libro titulado La trastienda de la diplomacia (Plaza & Janés), donde cuenta, entre otras historias, cómo fue el incidente del "por qué no te callas" del Rey. Arias relata que el día antes del incidente, Chaves lanzó acusaciones al imperialismo de España equiparando a los conquistadores con las empresas multinacionales españolas. "Parece que posteriormente en los pasillos algún alto cargo español pidió a Chávez que se moderara en público, comentándole que se estaba allí para mirar al futuro y no para escarbar en episodios controvertidos del pasado". Luego vendría la frase del Rey en la cumbre, después de que Zapatero intentara replicar los repetidos insultos de Chávez a José María Aznar.
La frase del Monarca era un tratado resumido de diplomacia, pues el silencio –o la voz baja– ayuda más que ninguna otra cosa a resolver los conflictos políticos, aunque no lo interpretó en clave diplomática un buen conocedor de Venezuela como Iñaki Anasagasti, según recuerda Arias, cuando dijo: "He sido crítico con el Rey, pero me parece que hizo bien porque, como se suele decir, más vale un coño a tiempo que un avemaría mal rezado".
En el conflicto con el juez de la Audiencia, el ministro Moratinos ha intentado ponerle agua al vino al insistir en que España no ha pedido explicaciones y que el problema ha sido semántico. Pero no estaría de más que le enviara el libro del diplomático Diego Saavedra Fajardo, donde se dice: "En las negociaciones es muy conveniente mezclar la dulzura con la gravedad, las burlas con las veras, como sean a tiempo y sin ofensa del decoro y de la gravedad de la materia". Aunque difícilmente entienda tanta sutileza.
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