Este decreto no existe, pero en esa dirección marcha el proceso liderizado por Hugo Chávez, de modo que si deciden hacerlo, las elecciones para la Asamblea Nacional previstas para septiembre no se realizarían, no porque el gobierno las elimine sino porque en una república socialista, como la que pretenden constituir, no caben “elecciones directas burguesas”.
Como en Venezuela tenemos once años de negación de la realidad, la reacción generalizada ante un evento de esta naturaleza es la de: “No vale, eso no es posible aquí”. Yo les digo que más que posible, es lo más probable que suceda. A continuación paso a documentarlo.
En abril de 2006 Chávez dio el primer paso para aprobar la Ley de Creación de los Consejos Comunales (http://bit.ly/9FZc5). En diciembre de 2007, el segundo y más importante paso, cuando intentó reformar 69 artículos de la Constitución, que consideraba “imprescindibles para constituir un estado socialista”. El más reciente fue la creación de un Ministerio para las Comunas.
A pesar de la derrota en el referéndum del 2007 el régimen no se ha detenido, al punto que el propio jefe de Estado acaba de ordenarle de manera pública a la Asamblea Nacional que finiquiten la Ley del Poder Popular Nacional para acelerar la conformación de las comunas socialistas y se pueda constituir el Estado socialista.
¿Y qué significarían las comunas socialistas? Chávez asegura que las comunas son la esencia de la Revolución Bolivariana pero, en realidad éstas se inspiran en las organizaciones comunales (soviets) que el Partido Comunista impuso como sistema organizacional de la sociedad soviética en todos sus sectores: vecindarios, fábricas, sindicatos, milicias, etc. Esta modalidad sólo existe en Cuba que la ha perfeccionado con los llamados comités de barrio (espías vecinales) encargados hoy de aplicarla en nuestro país.
¿Y qué se propone el régimen? Ponerle fin a la democracia representativa y, bajo el supuesto de asignar todo el poder al pueblo, reemplazar la Asamblea Nacional por una Asamblea del Poder Popular como órgano supremo del poder del Estado, cuyos integrantes serían elegidos por las comunas en votaciones indirectas. Es decir, se acabaría el sistema de elecciones directas, incluso para designar al presidente de la República que sería escogido por la nueva Asamblea. De igual manera desaparecerían las posiciones de alcaldes y gobernadores.
¿Y si Hugo Chávez se adelanta, como yo preveo, y convoca el referéndum, qué debemos hacer los demócratas venezolanos ante tal amenaza? Por mi parte, no puedo cooperar ocultando mi preocupación por la advertencia que realizó. Creo que el problema está, precisamente, en lo contrario: en que debemos animar a los electores a actuar como ciudadanos para resistir y sobretodo actuar ante el peligro real que se cierne sobre lo que nos queda de pluralismo y libertad; entender que estamos sometidos a un régimen militarizado y dictatorial, comprometido a convertir el país en un Estado socialista, que no va entregar de manera pacífica el poder en un proceso electoral.
No es posible continuar desconociendo una realidad tan grave cuando el jefe del estado y los jerarcas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana predican de forma pública “Patria socialista o Muerte”. ¿Muerte de quién? Por supuesto, la nuestra. Del mismo modo, la capacidad de generar violencia de los miles de agentes cubanos desplegados en nuestro territorio, más las milicias bolivarianas y otros grupos de delincuentes promovidos y alimentados por el régimen sin el cual su sobrevivencia sería cuestión de días.
No estamos enfrentados a la opción todo el poder para el pueblo, sino todo el poder para Hugo Chávez. A eso yo me resisto.
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