Dicen algunas informaciones que la despedida de Hugo Chávez y los hermanos Castro duró casi cinco horas en La Habana. Segun “el paciente barinés”, estuvieron analizando los diferentes discursos ofrecidos en la reunión de las Naciones Unidas.
De lo que estuvieran o no hablando, lo que sucedió a su llegada, después del acto ecuménico realizado en la iglesia en New York, está en la lista de las ridiculeces mas grandes que recuerde la memoria reciente de Venezuela.
Aquellos uniformados alimentando el personal militarismo, el servilismo que se respiraba a través de esa imagen que no puede negar la transformación en su salud, resultó de un deterioro y abuso verdaderamente lamentable. Esa Venezuela, esa imagen grotesca, fuera de tiempo, la que se repite una y otra vez en el rostro enmarcado por la corona de plumas, o con las manos unidas en una expresión suplicante, o haciendo ejercicios forzados y teatrales, salpicaba, en el blanco repetido de aquellos uniformes, la seriedad que exige este país empobrecido en su figura ciudadana....
No hay comentarios:
Publicar un comentario