Junio 6, 2010
Si nos paseamos hoy día por lo que fue el paisaje robusto y emprendedor de las casas de bolsa, y convenimos que del mismo no queda sino un cementerio donde cruces y lápidas se atropellan para contar la historia de una de las peores canalladas de que tenga memoria el país, entonces no queda más remedio que admitir que una pandilla de venezolanos y extranjeros conspiraron para someter al país y convertirlo en poco menos que en un feudo o republiqueta cuyo modelo no es otro que la Cuba de los hermanos Castro.
Es un asalto que en sus capítulos más recientes comienza cuando Chávez se lanzó en la segunda quincena de diciembre pasado contra un grupo de empresarios y banqueros que habían operado como sus aliados en la estrategia de liquidar el capitalismo privado, pero que pronto fueron redefinidos como “traidores, corruptos y enemigos del proceso”, se les expropiaron sus bienes, se detuvieron algunos y a otros se les aventó al exilio, pero siempre en la idea de apartarlos como una cizaña venenosa, como una hierba urticante e infecciosa, como un abrojo perverso y sedicente que había que exterminar como a los peores enemigos de la “revolución y la patria”.
Y en un sentido estrictamente ideológico, no le faltaba razón a Chávez, pues se trata del último segmento de economía capitalista privada que prosperó al abrigó del régimen, de los últimos mohicanos en pretender que podían sustituir al otro capitalismo, al malo, el privado para que Chávez los tomara como “los sucesores”, pero que no era descabellado establecer, terminarían pactando, e incluso, financiando a grupos, partidos y dirigentes de oposición.
La revelación de los días de diciembre de que el empresario, Ricardo Fernández Berrueco, podía estar tras el financiamiento de los proyectos políticos de Wilmer Azuaje y Julio César Reyes -y aun del de Henry Falcón-, así como el rumor que ha corrido últimamente de que Torres Ciliberto, financiaba a los grupos opositores que secundaban al general, Baduel, ofrecen muchas pistas en este sentido.
De modo que, al mover las piezas contra ellos, contra los también llamados “boliburgueses”, Chávez no solo sacó de juego a reales y potenciales enemigos, sino que empezó a ahogar en la propia cuna de la revolución a pichones de capitalistas privados “hambreadores, opresores y explotadores”, que en todo momento están sobre alerta para ver cuando cambian los tiempos y se pasan “al enemigo”.
Son lecciones del “Estado y la revolución” de Lenin, pero también de sus epígonos más perversos y rupestres como Stalin, Mao el Che y Fidel,
Pero hubo una ganancia adicional en la estrategia de liquidación de la banca alternativa, cómo fue entrarle a saco a billones de bolívares y valores depositados en sus bóvedas, así como de las empresas relacionadas, y de cuentas en dólares, sin contar cómo las bases de datos de las entidades pasaron a manos de los cuerpos de seguridad que afincaron su control sobre la actividad económica y financiera.
En este orden, nadie más efectado que Fernández Berrueco, cuyas 300 empresas domiciliadas en el país (haciendas, transporte, silos, atuneras), fueron estatizadas y vandalizadas.
Y que si no se le aplicó a las empresas extranjeras del magnate, fue porque ninguno gobierno del exterior, (incluido el de Ecuador) secundó a Chávez en su afán depredador.
La ofensiva contra la banca alternativa, sin embargo, no fue sino el inicio del arrebatón que se lanzó inmediatamente contra las casas de bolsa, en la idea de reducirlas prácticamente a cero y así, comenzar el sitio de lo que algunos fanáticos fundamentalistas como escapados de los sermones de Savonarola, gente como Giordani, Ramírez, Rodríguez, el mayor Hernández Berhens, Rodrigo Cabeza, y Armando León, llaman el más peligroso y pecaminoso de los capitalismos: el financiero.
No son ideas de ellos, por supuesto, sino de cursos que oyen a diario sobre “Los hechos” de los Apóstoles del Nuevo Testamento y el Corán, que les imparten agentes del G-2 cubano.
En este orden, se empezó poniendo al margen de la ley las operaciones de mutuo, o de derivados, que eran las que se hacían usando las casas de bolsa como recipendiarios de activos, que luego se invertían o colocaban en operaciones con terceras personas o entidades, fueran jurídicas o naturales.
Un modus operandi que se usaba desde que Chávez, y los populistas que lo precedieron, ahogaron a la banca con restricciones de todo tipo, al extremo de aislarlos de sus operaciones naturales, las cuales pasaron a las casas de bolsa, que no las tenían.
Y fue así como las casas de bolsa se constituyeron en los sucedáneos de la banca, en el mecanismo que se agenció el sistema financiero para by pasear a la banca en muchas de las operaciones que le eran propias, y traspasarlas a estos entes que se dotaron de un dinamismo como pocas veces se había conocido en el país.
Que unidas a las operaciones con bonos de la deuda nacional y extranjera, a la liquidación de notas extructuradas y colocaciones con dólares que venían de CADIVI o de PDVSA, las transformación en estaciones rentables donde se ganaba casi igual que en la banca, pero sin pagar impuestos, personal, ni en plataformas como las tecnologías que cada día hacían menos rentable a la banca media.
Pero así hasta que Chávez, el revolucionario, el marxista, el socialista siglo XXI, el monje, el Ayatolac Jomeini caribeño y tropical, volteó hacia ellas y decidió que eran otro grupo enemigos a vencer, de desaparecer de la faz de la tierra y enfiló hacia ellos, descubriendo que las operaciones, que antes se le permisaban y en la cual participaban instituciones y personeros del gobierno, “eran malditas” y debían por tanto serle arrebatadas.
Fue así como se les obligó a devolver al estado los depósitos de los mutuos, o si no, a reponerlos, y en su defecto se les cerraban las casas de bolsa, las intervenían y sus dueños, directivos y accionistas eran detenidos y encerrados en los calabozos.
Medida que no alcanzó al total de las casas de bolsa que eran más de130, entre otras cosas, porque no todas, la mayoría, no operaban con mutuos.
Pero a la vuelta de la esquina estaba la próxima razzia y esta tuvo que ver con las operaciones de dólar permuta.
En este caso, otro mercado legal y permisado, puesto que no podía operar sino con dólares suministrado por el BCV y PDVSA, pero aquí se inventó que los operadores con el permuta subían articialmente los precios de un dólar que el mismo gobierno había definido como “libre” y se le aplicó el mismo expediente: conspiración, especulación, capitalismo, corrupción y por lo tanto, a cerrar o a intervenir las casas de bolsa y sus dueños, accionistas y directivos a la carcel o al exilio.
Quiero en este tramo protestar por la prisión de los accionistas y directivos de Econinvest, la más importante casa de bolsa del país, que operó en base a una normativa legal, aceptada y constitucional y la cual no daba lugar para que hoy estén en un calabozo del SEBIN y en medio de la incertidumbre con que el gobierno concibe y aplica el debido proceso.
Pero con Miguel Osío, Hermán Sifontes, Ernesto Rangel y Carlos Carvallo, también quiero solidarizarme con el resto de ejecutivos, gerentes, accionistas y directivos de las casas de bolsa, presos algunos, otros en el exilio y culpables de un solo delito: haber dudado que Chávez no tiene otro objetivo que la destrucción de Venezuela.
http://www.noticierodigital.com/2010/06/la-ofensiva-de-chavez-contra-la-banca-alternativa-y-las-casas-de-bolsa/
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