Por: Mauricio Botero Caicedo | Elespectador.com
Realidad: Lejos de ser un efecto de la pobreza, las Farc se benefician de ella y se constituyen como el principal factor en la perpetuación de la pobreza en Colombia. Para el connotado politólogo Eduardo Pizarro Leongómez son cuatro las razones por las que el conflicto armado es uno de los principales factores del empobrecimiento colectivo: El primero, debido a la destrucción de recursos tanto humanos como físicos. (Más grave que la demolición de puentes, oleoductos, y torres de energía, es la irreparable destrucción del capital humano). El segundo, el mayor costo en transporte, almacenamiento, y distribución de las mercancías; e integridad de las personas. El tercero es el de la transferencia del gasto público hacia actividades con bajo impacto en el crecimiento económico como armas y municiones; y el cuarto es la disminución de la inversión extranjera y nacional por motivos de seguridad. Para los especialistas, la defensa de la democracia contra las metas de los narcoterroristas le cuesta al país entre dos a tres puntos del crecimiento del PIB. Afirmar que las Farc son un efecto en vez de la causa de la pobreza es una solemne imbecilidad.
Mito: Las Farc no son un grupo terrorista.
Realidad: La finalidad del terrorismo es aterrorizar y, según datos oficiales, no hay una solo semana en que frentes de las Farc no aterroricen un pueblo indefenso en alguna zona del país. Los cobardes ataques de las Farc no se circunscriben a las estaciones de policía, sino que utilizando morteros, carros y lanchas bombas; su objetivo es mantener aterrorizada a la población. En los últimos meses los narcoterroristas se han ensañado con el Cauca, especialmente las zonas entre Caloto y Miranda. Entonces pretender afirmar que las Farc no son un grupo terrorista, más que propagar un mito, es faltarle alevosamente a la verdad.
Mito: La relación de las Farc con la droga es tangencial y se limita al cobro de gramaje de la hoja de coca.
Realidad: Las Farc manejan cerca del 50% del mercado de cocaína y se han convertido en los últimos cuatro lustros en el principal Cartel de este alucinógeno en el mundo. En cuanto a la heroína, su participación mundial es marginal, pero cobra cada día más importancia. Es un misterio el porqué muchos europeos —que es el continente con mayor consumo de droga— siguen creyendo que las Farc se limitan exclusivamente al cobro de gramaje de la hoja.
Mito: No existe ninguna relación entre Venezuela, la droga, los arsenales de armamento, y las Farc.
Realidad: Según informes de las autoridades competentes, el 40% de la droga de Colombia y el Perú, principalmente con destino a Europa —vía el África—, sale por Venezuela. No es creíble asumir que las Farc se abstienen de exportar cocaína y heroína por Venezuela, siendo igualmente cierto que gran parte del armamento de los narcoterroristas entra por el vecino país.
Mito: La Comisión de Reconciliación de la Iglesia católica puede jugar un papel importante en la paz.
Realidad: Todo parece indicar que la Iglesia —si la Iglesia de hecho está representada por dicha Comisión— sigue enredada, como bien lo señala Pizarro Leongómez, en la vieja y superada tesis de los factores estructurales de la violencia que alimenta en las filas guerrilleras la idea de que solamente si se obtienen cambios estructurales es posible firmar acuerdos de paz. Lejos de ayudar a la paz, las ilusas y nada realistas tesis de la Comisión, lo que logran es perpetuar el conflicto.
Fuente: El Espectador
Realidad: Lejos de ser un efecto de la pobreza, las Farc se benefician de ella y se constituyen como el principal factor en la perpetuación de la pobreza en Colombia. Para el connotado politólogo Eduardo Pizarro Leongómez son cuatro las razones por las que el conflicto armado es uno de los principales factores del empobrecimiento colectivo: El primero, debido a la destrucción de recursos tanto humanos como físicos. (Más grave que la demolición de puentes, oleoductos, y torres de energía, es la irreparable destrucción del capital humano). El segundo, el mayor costo en transporte, almacenamiento, y distribución de las mercancías; e integridad de las personas. El tercero es el de la transferencia del gasto público hacia actividades con bajo impacto en el crecimiento económico como armas y municiones; y el cuarto es la disminución de la inversión extranjera y nacional por motivos de seguridad. Para los especialistas, la defensa de la democracia contra las metas de los narcoterroristas le cuesta al país entre dos a tres puntos del crecimiento del PIB. Afirmar que las Farc son un efecto en vez de la causa de la pobreza es una solemne imbecilidad.
Mito: Las Farc no son un grupo terrorista.
Realidad: La finalidad del terrorismo es aterrorizar y, según datos oficiales, no hay una solo semana en que frentes de las Farc no aterroricen un pueblo indefenso en alguna zona del país. Los cobardes ataques de las Farc no se circunscriben a las estaciones de policía, sino que utilizando morteros, carros y lanchas bombas; su objetivo es mantener aterrorizada a la población. En los últimos meses los narcoterroristas se han ensañado con el Cauca, especialmente las zonas entre Caloto y Miranda. Entonces pretender afirmar que las Farc no son un grupo terrorista, más que propagar un mito, es faltarle alevosamente a la verdad.
Mito: La relación de las Farc con la droga es tangencial y se limita al cobro de gramaje de la hoja de coca.
Realidad: Las Farc manejan cerca del 50% del mercado de cocaína y se han convertido en los últimos cuatro lustros en el principal Cartel de este alucinógeno en el mundo. En cuanto a la heroína, su participación mundial es marginal, pero cobra cada día más importancia. Es un misterio el porqué muchos europeos —que es el continente con mayor consumo de droga— siguen creyendo que las Farc se limitan exclusivamente al cobro de gramaje de la hoja.
Mito: No existe ninguna relación entre Venezuela, la droga, los arsenales de armamento, y las Farc.
Realidad: Según informes de las autoridades competentes, el 40% de la droga de Colombia y el Perú, principalmente con destino a Europa —vía el África—, sale por Venezuela. No es creíble asumir que las Farc se abstienen de exportar cocaína y heroína por Venezuela, siendo igualmente cierto que gran parte del armamento de los narcoterroristas entra por el vecino país.
Mito: La Comisión de Reconciliación de la Iglesia católica puede jugar un papel importante en la paz.
Realidad: Todo parece indicar que la Iglesia —si la Iglesia de hecho está representada por dicha Comisión— sigue enredada, como bien lo señala Pizarro Leongómez, en la vieja y superada tesis de los factores estructurales de la violencia que alimenta en las filas guerrilleras la idea de que solamente si se obtienen cambios estructurales es posible firmar acuerdos de paz. Lejos de ayudar a la paz, las ilusas y nada realistas tesis de la Comisión, lo que logran es perpetuar el conflicto.
Fuente: El Espectador
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