Hugo Chávez, no contento con repetir sus propios errores, evoca uno de los peores que se recuerda de la llamada cuarta república al revivir el fantasma de Conacopresa (Comisión de Costos, Precios y Salarios) que impuso Jaime Lusinchi durante su ejercicio presidencial y que, lejos de frenar la inflación, la disparó a niveles inéditos para la época.
Especialistas del área económica coinciden al señalar que la reimposición de este modelo de control obedece a razones electorales y populistas y no al establecimiento de mecanismos reales permitan reducir la inflación. La política de control de precios asumida por el gobierno desde 2003, mucho menos rígida que la que se pretende aplicar ahora, ha probado su ineficacia para y sólo ha servido para desestimular la producción e impulsar las importaciones.
Tanto criticar a la cuarta república para terminar, una vez más, copiando sus peores mañas. Ya con CADIVI se revivió aquel desatino llamado RECADI que tanta corrupción generó durante el gobierno de Jaime Lusinchi. Ahora, con la Ley de Costos, Precios y Protección al Salario se resucita a otro de sus muertos, esa aberración política y económica que se llamó CONACOPRESA y que no por diferir ligeramente de forma deja de tener el mismo propósito de fondo.
Lo más terrible es que el propio Gobierno ya ha saboreado el amargo sabor que deja en la economía el tratar de controlar todo, pero lejos de “rectificar”, término usado frecuentemente por el Presidente al parecer sin saber lo que significa, se empeña en fortalecer la perversidad que se esconde tras esa práctica.
A corto plazo, esta ley pudiera generarle cierto rédito político pero hay que aprender de la historia. Cuando Lusinchi impuso la política de controles la inflación era de algo más de 14% y cuando se desmanteló el parapeto pocos años después superaba el 100% ¿Cuánto tiempo podrá contener Chávez el desastre económico que derivará de la nueva ley
Fuente: LaPatilla
Especialistas del área económica coinciden al señalar que la reimposición de este modelo de control obedece a razones electorales y populistas y no al establecimiento de mecanismos reales permitan reducir la inflación. La política de control de precios asumida por el gobierno desde 2003, mucho menos rígida que la que se pretende aplicar ahora, ha probado su ineficacia para y sólo ha servido para desestimular la producción e impulsar las importaciones.
Tanto criticar a la cuarta república para terminar, una vez más, copiando sus peores mañas. Ya con CADIVI se revivió aquel desatino llamado RECADI que tanta corrupción generó durante el gobierno de Jaime Lusinchi. Ahora, con la Ley de Costos, Precios y Protección al Salario se resucita a otro de sus muertos, esa aberración política y económica que se llamó CONACOPRESA y que no por diferir ligeramente de forma deja de tener el mismo propósito de fondo.
Lo más terrible es que el propio Gobierno ya ha saboreado el amargo sabor que deja en la economía el tratar de controlar todo, pero lejos de “rectificar”, término usado frecuentemente por el Presidente al parecer sin saber lo que significa, se empeña en fortalecer la perversidad que se esconde tras esa práctica.
A corto plazo, esta ley pudiera generarle cierto rédito político pero hay que aprender de la historia. Cuando Lusinchi impuso la política de controles la inflación era de algo más de 14% y cuando se desmanteló el parapeto pocos años después superaba el 100% ¿Cuánto tiempo podrá contener Chávez el desastre económico que derivará de la nueva ley
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