miércoles 12 de mayo de 2010
MAGIA DE LOS COLORES
Aliento divino en todos los temas,
arriba cielo, debajo otro cielo;
canta la luz millares de poemas,
Dios se hace mundo de cromático velo.
El blanco al negro, lo cálido al frescor
se siente siempre de nuevo atraído,
y eternamente, del caótico ardor,
surge el arcoíris siempre repetido.
Así por nuestras almas se pasea,
en la pena o la dicha que sintamos,
la luz de Dios, que decide, que crea,
y que nosotros como sol ensalzamos.
Hermann Hesse
martes 11 de mayo de 2010
ARTURO MICHELENA ORGULLO DE LA PLASTICA VENEZOLANA
Una de mis memorias más queridas y entrañables son las visitas que de niño hice junto a mi Tía Nena al Museo de Bellas Artes de Caracas y también a la Galería de Arte Nacional. En esos recorridos por tan hermosos espacios me asombraba ver la profusión de imágenes, colores, composiciones que al principio no lograba comprender y que la sabiduría de la tía me ayudo a discernir poco a poco. Uno de los cuadros que mas me impactaba cada vez que lo vería tanto por su gran formato como por el personaje que casi parecía salirse de la tela se titula “Miranda en la Carraca”, quién lo hizo? pregunte a mi tía. Ella contestó: Arturo Michelena. Luego de eso, me indicó el resto de las obras que del pintor se encontraban expuestas. Similar sensación experimenté al ver “La Joven Madre”, plácidamente sentada con el bebe en su regazo, el detalle de la tela de su ropaje, el color. Todas ellas me impresionaron, unas más que otras, pero en su conjunto dejaron una huella en mí que aún persiste. Es por ello que escribo esta reseña de tan importante pintor que ennoblece la plástica de mi país.
"Miranda en la Carraca"
Francisco Arturo Michelena nació en Valencia, el 16 de junio de 1863. Su padre, Juan Antonio Michelena, militar y pintor fue alumno de Carmelo Fernández en Escuela de Dibujo y Pintura de Valencia; Socorro Castillo fue su madre. Michelena, pasó su infancia en su ciudad natal y en 1883 expuso, a los veinte años, “La Entrega de La Bandera”, en ocasión de la exposición Nacional de Venezuela llevada a cabo en la Academia de Bellas Artes de Caracas, para conmemorar el primer centenario del natalicio de Simón Bolívar. En dicho evento también presentaron sus obras Cristóbal Rojas, “La Muerte de Girardot” y Martín Tovar y Tovar, su gran lienzo pintado en París, “Firma del Acta de Independencia”. Ese fue el contacto inicial, real y verdadero que tuvo Michelena con importantes pintores venezolanos
Es importante resaltar algunos aspectos cronológicos que tuvieron un rol especial en la breve vida de Michelena, ya que le sirvieron de elemento impulsor a su obra pictórica, pero también en su carrera hacia la muerte. Hay que destacar que el pintor falleció en Caracas a los 35 años. Estudió y trabajó en París durante seis años. Su primera estancia fue de cuatro, cuando, al iniciarla, contaba veintidós años. La segunda tuvo lugar de 1890 a 1892. Su primera permanencia sirvió para iniciarle verdaderamente en el oficio pictórico. Era por lo tanto casi un aprendiz cuando llegó a París. Fue alumno de Jean Paul Laurens quien durante el tiempo de la enseñanza moldearía con énfasis su personalidad artística. Entre 1885 y 1889 se forma y desarrolla su técnica. En ese corto lapso, alcanza fama internacional. Sus cuadros ocuparon importantes espacios en el centro artístico de Francia, como lo era para entonces el Salón de Artistas Franceses. Su obra “Carlota Corday” le valió a Michelena una medalla de oro de primera clase y “Pentesilea” dos años después sería expuesta al lado de los grandes maestros de la pintura oficial. En los Campos Elíseos. Esta sucesión de éxitos, en tan corto período, fue interrumpida por su muerte, sucedida en la ciudad de Caracas en 1898. Contaba 35 años.
"La Joven Madre"
La obra de Michelena se produjo en el corto transcurso de trece años. En tan breve tiempo dejó indeleble prueba de su talento, especialmente en lo que se refiere a temas de carácter venezolanista.
Parecería que su atención estuvo principalmente dirigida a interpretar sentimientos complejos, diversos y variados del hombre, desde el lúgubre ambiente de miseria de “La Caridad” hasta la tensa angustia de “El Niño Enfermo”, complaciéndose de paso en el lujuriante descanso de “La Joven Madre”, cuya bata está impregnada de un magnífico goce sensual. El ser humano, la figura humana, fue tema descollante y esencial de su pintura.
"El Niño Enfermo"
Bibliografía consultada: Historia de la Pintura en Venezuela, Tomo II. Epoca Nacional. Boulton, Alfredo.
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