Desde aquella famosa ´”Mesa de Negociación y Diálogo” en 2003, que pactó estos 10 años de cohabitación con el régimen chavista, con Carter y Gaviria, como gestores de auxilio de Chávez y la “Coordinadora”, dejando instalado el cáncer institucional, en metástasis acelerada para sumergir al aparato del Estado Venezolano y ponerlo al servicio de la tiranía castrista, que opera a través de sus procónsules Chávez y sus jerarcas de la boliburguesía.
Estos sujetos han confiscado, desde entonces, incontables miles de millones de dólares, amen del mantenimiento de una clientela de vagos que supera el millón de miembros, a los cuales hay que sumarles otros tantos que en Cuba cobran 15 y último de nuestro ya exangüe presupuesto petrolero, desparramado por las cañerías de la corrupción, el despilfarro y el gasto corriente en nóminas y subsidios sin medida.
¿Cuánto y hasta cuándo se puede estirar la cuerda de la tolerancia social, de un régimen político hamponil, como el edificado por Chávez, que corroe los cimientos mismos del Estado, bajo el designio de la opresión político militar de su burocracia?
Una y otra vez Chávez se observa así mismo como el actor de ese mito de Sísifo. (“En el infierno Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio” Odisea, xi. 593)
De tanto intentar hacer remontar la piedra, ahora solo queda lo que se discute febrilmente, empezando por los cuarteles, sobre si el intento de persistir en querer dar viabilidad a esta utopía reaccionaria de crear una economía y una sociedad regimentada, no debe ya concluir, tras 12 años de ruina, en donde hasta la propia enfermedad grave de Chávez se agrega como testigo de un final abrupto, donde presenciamos que la piedra le pasa por encima y pone fin a esta inviable revolución de pacotilla.
Porque este proyecto “bolivariano”, fallido desde el arranque, intentando edificar y que una sociedad socialista, con impronta de un entorno de pillos promotores de estatismos desenfrenados, apenas disimula que solo quiere más clientela del PSUV y mas fortunas mal habidas para los gerifaltes de la elite presidencial.
Frente a la apestosa cultura del odio de la casta gobernante, resaltamos que tenemos la inmensa suerte de tener tradiciones políticas, sociales, culturales que enaltecen el enorme valor positivo del espíritu pacífico, tolerante y solidario, que practica en su vida cotidiana la inmensa mayoría de los venezolanos. Por eso es lógico que ese pacifismo, propio del ethos cultural del venezolano de a pie, pareciera estar en sintonía , con las propuestas políticas de quienes supuestamente les interpretan, olvidándose del otro rasgo distintivo de nuestra cultura política, que nos lleva a indignarnos contra los atropellos, injusticias, la opresión, el ventajismo, el fraude, en una palabra los vicios de los gobernantes.
A los cultores de buena fe, de la famosa “reconciliación y dialogo” les felicito, porque con devoción religiosa confían en redenciones de la perversa influencia del poder y el dinero sobre las almas – aún de los desalmados- enquistados en el poder, pero les tengo la mala noticia que ese mensaje solo invita a una mayor agresión, como ocurre con los animales apabullados por la fiera atacante, que creen evitar lo peor exponiendo el vientre, es decir sus partes blandas, para que el agresor vea su disposición al martirio, con tal de evitar que siga la pelea desigual.
Lo visible es esos escenarios es que el atacante, ciertamente suspende de forma transitoria su plan de exterminio o de dominación humillante, conformándose con provocar en el contrincante atacado de pánico la expresa huida con el rabo entre las patas.
Perdonen la franqueza, pero ante cada expresión dialoguista de ese tipo en la oposición, solo puedo ver vientres blandos expuestos al sol, y rabos que perdieron toda altivez.
Sobrará quien me acuse de manejar un reduccionismo propio de faunas, para tratar un tema tan complejo, como efectivamente resulta de conceptuar y analizar la evolución de una sociedad humana específica, sometida a traumas políticos transitorios.
Está bien, admitamos que estas comparaciones más bien perrunas, no son lo más adecuado, pero terminaran admitiéndome que eso me evita hablar de traiciones, candidaturas pagadas por el gobierno, culilluos temerosos a chantajes, demencialidad de pacifistas a ultranza, que nos llevan de derrota en derrota, etc.
Quienes de forma idéntica propalan el lenguaje pacifista, pero al propio tiempo son parte de sectores que apenas simulan la ansiedad por ser socios de un nuevo tipo pacto de cohabitación dentro del régimen, como si se tratara de un símil del acuerdo de Punto Fijo, quizá quieren en realidad contrabandearnos un modelo, que sea expresión bastarda y alcahueta de la opresión del militarismo chavista-castrista, que por supuesto, nada tiene que ver – ni ellos ni el actual pacto implícito- con aquella plataforma de convivencia democrática civilizada y con sus protagonistas, que para entonces eran lo mejor parido del liderazgo civilista venezolano del siglo XX.
¡Muy bien BOCON! pudieran increparme los cultores de la resignación, sin solución de continuidad desde hace 10 años ¡¡ Y tú que propones entonces !!
Propongo nada más y nada menos que apoyar todos los frentes de lucha para resistir el hambre y la opresión, prepararse para eventualmente ir a elecciones pero para ganarlas y esta vez SI COBRAR, defendiendo ese triunfo con un liderazgo que no puede ser el de figurines de encuestas, ni de los mariscales de la derrota.
Propongo estar dispuestos por ejemplo, a llegar hasta el boicot electoral, si el gobierno inhabilita y mete a la cárcel a nuestros eventuales candidatos.
Para hacer esto no sé si les dará el cuero, porque de esa batalla solo puede resultar el choque de trenes y la derrota por años de uno de los bandos, y para ganar necesitamos el mejor line up para la pelea, no para habladeras afrancesadas, con lenguaje convencionales que solo mantienen la confusión respecto a lo más importante: hay que erradicar la gangrena del régimen satelizado al castrismo.
Recuerdo discusiones interesantes sobre una conducta recurrente en los liderazgos, elevada casi a la categoría de una ley de la política por Lenin y Trotski, sobre que la conducta de los revolucionarios (me refiero a auténticos no a esta legión de ladrones y payasos) se derechiza a medida que se acerca la crisis revolucionaria, que amenaza con hacer estallar el edificio del Estado.
Los aspirantes a convertirse en nueva dirección de la sociedad, retroceden al borde del cambio drástico y empiezan a titubear y a buscar acuerdos, como temiendo desenlaces que arrastren sus propios privilegios y sus logros de estabilidad, aun precarios pero dentro de un mapa político conocido en el cual aprendieron a moverse.
Mutatis mutandi, nuestra oposición tiene tanto o más miedo que los propios chavistas a que de esta coyuntura se desaten urgencias de protagonismos que cuestionen sus laboriosas búsquedas y logros, dentro de la institucionalidad de este régimen, que está llamado a estallar entre otros factores, por la hasta ayer impensable fragilidad de salud de su único artífice indispensable… precisamente porque estamos en autocracia.
Fuente: Noticiero Digital
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