Un amable lector indaga sobre el sustantivo “fablistán”, al que no encuentra en el DRAE, y quiere saber si puede usar esa palabra sin que lo tilden de ignorante.
Lo primero que debo decir es lo que muchas veces ya he dicho: el que una palabra no esté en el diccionario no quiere decir que no exista, ni mucho menos que quien la use pueda ser tachado sólo por eso de ignorante. Todas las palabras que aparecen en el DRAE se usaron mucho tiempo antes de ingresar al mismo. Es decir, una palabra entra al diccionario porque existe de antemano, y porque se la ha usado, incluso por escrito, durante un largo tiempo.
En cuanto a “fablistán”, efectivamente no aparece en la más reciente edición del DRAE, la 22ª, de 2001. Sin embargo, sí está allí el verbo “fablistanear”, definido como “charlar (? hablar mucho fuera de propósito)”, y del cual dice que deriva de “fablistán”. En la edición anterior del DRAE, de 1992, sí figura “fablistán”, al que da como sinónimo de “hablistán”. Este, a su vez, también está registrado en la última edición del DRAE, marcado como adjetivo coloquial poco usado, con el significado de “Que habla lo que no debe”.
“Fablistán” aparece igualmente en el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, con la definición de “Hablador o charlatán”, y marcado como raro y propio del lenguaje literario.
Es evidente, pues, que “fablistán” fue sacado del DRAE en su última edición, no podría decir si a propósito, o por error involuntario. En todo caso, se trata de un vocablo en desuso, o muy poco usado, no obstante que no es tan viejo, pues su primera aparición en el DRAE corresponde a la edición de 1791, y son muchos los vocablos de ese tiempo, y aun anteriores, que siguen teniendo un uso frecuente. Aunque es de hacer notar que lo anticuado de “fablistán” salta a la vista, y aunque se lo usó a menudo en el siglo XIX y a comienzos del XX, posteriormente su uso ha sido cada vez más infrecuente.
Por otra parte, “fablistán” se usó mucho en el pasado como sinónimo de “periodista”, y aún hay quienes, una que otra vez, lo emplean de ese modo. Lo cual es impropio, como se puede ver en las definiciones mencionadas, que contienen un elemento semántico de inequívoco valor despectivo.
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