Los detalles del desfile del 19 de abril que no se vieron en las trasmisiones oficiales.
La prensa internacional interpretó el desfile del 19 de abril como el rendimiento del culto a la personalidad de Hugo Chávez, y el presidente venezolano jugó posición adelantada cuando aclaró en el discurso final del evento que el desfile no tenía intenciones intimidatorias contra otros países. No aclaró si la intimidación no era más bien para los propios venezolanos.
El caso que tanto el homicidio-suicidio protagonizado por el emblema deportivo de la Revolución, el campeón “Inca” Valero, como la falta de personal y pueblo, le amargaron la fiesta al Comandante.
En la Fuerza Aérea, hasta los alumnos tuvieron que servir de copilotos porque no contaban con suficientes pilotos en la línea de vuelo.
En el traslado de ciudadanos desde todas partes de Venezuela para llenar Los Próceres se invirtió muchísimo dinero. La idea era hacerle ver al mundo que Caracas “apoya a su comandante” y las presiones contra funcionarios públicos para que participaran en el desfile comenzaron hace un mes. Los participantes “espontáneos” llegaban bolso en mano con un refrigerio y BsF. 200 en el bolsillo. En las alcabalas, los militares tenían la orden de no dejar salir a nadie para evitar que los que llegaban a Caracas se fueran a comprar o a pasear a los centros comerciales.
El G2 cubano, el Sebin, la DIM y los servicios de inteligencia estaban por todas partes, más que todo escuchando a las personas, los comentarios. Tenían la orden de si escuchaban a alguien hablar mal del Gobierno “marcarlo” con fotografía y todo e incluso intentar montarle un caso particular y acusar al que se atrevió a murmurar del Gobierno.
El G2 recomendó al Presidente cambiar los horarios del inicio del desfile militar para “evitar sincronización de actividades conspirativas”. Todos los edificios de El Valle estuvieron tomados por francotiradores del Ejército armados de Kalashnikovs, en labores de tirador contra francotirador.
La Casa Militar instaló un sistema jamming de interferencia en la tribuna presidencial para que no entraran llamadas. A los generales se les giró instrucciones de mantener los celulares apagados y las novedades se recibían por el control de comunicaciones del G2 cubano. Es decir, si alguien requería de darle información a un general, debía pasar por el filtro cubano.
Los oficiales superiores de las escuelas de oficiales donde se quedaron los cadetes extranjeros, hicieron caída y mesa limpia comprándoles los dólares a los cadetes a 5.000 bolívares. Un coronel de la Guardia Nacional le compró todos los dólares a los cadetes de Bielorrusia.
El Nuevo País
http://venezuelanoticia.com/2010/04/21/la-columna-de-patricia-poleo-21-de-abril-de-2010/
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