El reportaje publicado en Ultimas Noticias el domingo pasado ya no deja margen para la duda. Los pelos y las señales están ahí. El entramado. El esquema. Los nombres. Los montos. Todo el negocio tejido con las compras eléctricas. 12 contratos en 14 meses. De los cuales, 5 han quedado en el limbo. ¿Y los protagonistas?Los bolichicos. Y los nexos.
La ruta alcanza a Javier Alvarado. Hoy, presidente de Bariven. Antes, viceministro de Energía Eléctrica y antes presidente de la recién estatizada La Electricidad de Caracas. Las conexiones tocan a Rodolfo Sanz, sacado de la presidencia de la CVG, por sospechas múltiples.
Esta compleja historia hay que verla en varios estratos.
El primero, es el ascenso de Alvarado hasta una de las posiciones clave del Estado: Bariven. No fuera nada si antes no hubiese sembrado dudas en su trayecto: la emisión de Elecar con la que Gonzalo Tirado debutó a lo grande en la bolioperación; los presuntos sobreprecios en los megacontratos con multinacionales españolas para las grandes obras eléctricas que llevan a cabo; y ahora esto, las compras con los bolichicos, amparados, siempre en la excusa, de la emergencia. Para todo hay una emergencia.
El segundo, es el caso de Sanz. Señalado. Denunciado. Cifras altas. Y, sin embargo, protegido. Guarnecido. Intocable. Reaparece, en otro escándalo.
El tercer punto es Rafael Ramírez. Bajo al argumento de que nunca hay pruebas, funcionarios cuestionados siguen en su cargo. Para Sacar a Diego Uzcátegui del puesto tuvo que darse el escándalo del maletín de Antonini Wilson. Para que saliera Eudomario Carruyo, el escándalo del fondo de pensiones de PDVSA. Pasa lo mismo con Alvarado. Se llega a pensar que el protector es otra vez a Ramírez. ¿Y quién protege al presidente de PDSVSA?
Así se llega al cuarto estrato. Hace un par de semanas por fin el presidente Chávez reveló lo crucial. La relación “histórica” entre Ramírez y Adán Chávez. Sí, Adán, el hermano, el sucesor. En los tiempos de Enagas –por donde comenzó Ramírez su rápido ascenso al poder- ya se hablaba de la amistad con Adán. La ULA y las aulas los unieron. Adán convenció a Hugo. Y Rafael se confirmó ante los dos. Maneja los recursos. Y es discreto, porque los escándalos que tocan a PDVSA han sido por errores de otros, no suyos.
Hasta aquí este entramado. El otro corresponde a los diputados de la oposición. ¿Por qué tanto silencio? ¿Por qué tanto inmovilismo? El trabajo de Ultimas Noticias los deja sin excusas de abordar el caso. Los diputados de Anzoátegui y del Zulia, por ejemplo. Su responsabilidad es doble. Por tratarse de estados petroleros y con recurrente cortes de electricidad. Antes se decía que un diputado nuevo hacía más bulla que un carro viejo. Pero ahora parece que a estos les pusieron silenciadores. O acaso calculan que para llegar a una gobernación no hay que alborotar los avisperos de la inhabilitación. Por el contrario, la regla dice que hay que incrementar el costo político de la inhabilitación.
Fuente: RunRun.es
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