¿Una buena noticia? Pues sí: la semana pasada Leopoldo López fue favorecido por decisión de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos que determinó, en un falló histórico, que la inhabilitación impuesta desde la Contraloría venezolana fue, por mucho, ilegal e injusta.
Tal decisión sienta precedentes importantes en la defensa de los derechos políticos y ciudadanos en América Latina, aparte de ser un hálito que refresca los pulmones ennegrecidos a punta de vejámenes de nosotros todos, los venezolanos, sobre todo en los últimos tres quinquenios.
Sin menospreciar tan importante acontecimiento, ni poner en duda las aptitudes de este importante personaje político de la historia reciente de nuestro país, como venezolano, como caraqueño, como chacaense y como ciudadano debo, y quiero, decir aquello que veo y es, como mínimo, deplorable y mezquino.
Primero que nada (y es casi un favor decirlo, casi un pecado no cobrar por darle datos del sentir de uno, común denominador de la gente de a pie, y ahorrarle un dineral en encuestas a los políticos del país, y no sólo al citado en estas líneas) la gente se pregunta ¿por qué tanto esfuerzo (y dinero, por supuesto) en luchar por levantar una inhabilitación (propia, y no la colectiva, que aqueja a centenares de políticos como el señor López), y por qué, además, no dar esa lucha de ahínco y tenacidad, por ejemplo, por la liberación de los presos políticos, que se están muriendo de mengua?
No es que una cosa tenga que ver con la otra, pero ¿cómo es posible que ni un solo político de este petro-rincón olvidado por Dios sea capaz de luchar a sangre por el bienestar colectivo, o por los derechos humanos, o por los niños de la calle, pero sí sean capaces de mover cielo y tierra en pro de conseguir sentar las posaderas en la bendita silla de Miraflores?...
NOTICIA COMPLETA: CODIGO VENEZUELA - ARCADIO HERNANDEZ - Sr. Leopoldo López: no sea igual a H. Ch.
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