Mayo 10, 2010
Hay que recorrer unos tres supermercados para comprar la “Canasta Básica Familiar”.
La madre de todos los actos de imaginación, alquimia y magia pura es proveer de alimentos e insumos básicos a nuestra familia. El asunto está muchísimo más difícil que vivir de la caza, de la pesca y de la recolección. Al menos por esa vía, si eres habilidoso, valiente y laborioso consigues el objetivo de llevar a la mesa de tu gente los suministros requeridos. Ahora, además de lo oneroso, hay que sumarle lo escaso. En fin, que quien hace mercado para el grupo familiar tiene que dedicarle por lo menos un día con sus ocho horas laborales para hacerse de una buena despensa al mejor precio posible.
Por aquello del “día de la madre” que fue ayer y para hablar en el mismo código, entro en modo de queridas amigas con la siguiente crónica sacada “de la vida misma”.
La nevera está vacía, has estado estirando ese último mercado tratando de hacer todas las combinaciones posibles. Si te quedó un poquito de pollo lo “esmechas” y preparas una salsa con el tomate que te sobró de la pasta del fin de semana, como es un día especial sacas de la despensa el último paquete de harina de maíz que te queda para preparar unas arepitas en la noche y así tener la cena. Arepas de lujo (por lo escasas) con pollo al tomate (reciclado). Pero ya es la última opción porque tus muchachos con apetito adolescente unos y prepubertos otros han hecho de “pacman” con lo que compraste hace quince días. El refrigerador se parece a la Plaza Venezuela, pura luz y agua. Mañana es día de mercado, no te puedes escapar.
Siendo así, te levantas muy temprano. La idea es llegar de primerita al mercado para así conseguir todo más fresco, variado y económico. 6 30 am de un sábado, carrito en mano y arrancas la aventura. Primero las legumbres. ¿Cómo se puede cocinar algo digno en la culinaria venezolana sin la base típica de un sofrito de tomate, ajo, ají dulce, alguito de pimentón y cebolla? Bueno, cuando llegas al tomate en cuestión te das tu primer “tanganazo”, BsF 30 el kilo (y está barato). Ok, suma y sigue. Mejor lo del pimentón lo piensas dos veces y “resuelves” con el ají dulce (más de BsF 40 el kilo es como mucho).
Dicho eso vas a por las otras legumbres y ya llevas BsF. 200. Luego las verduras, todas horrendas y mustias. Mejor sigues tu camino hacia las ¿carnes? ¿Dónde están? Neveras vacías. No te queda más remedio que “resolver” con los pollos, cosa que le pondría los pelos de punta a Evo Morales por aquello de las hormonas y las “plumas”. Ves la cartera y te queda muy poco para el resto del mercado, las cosas de limpieza y ¿la leche? Tampoco hay. Menos mal que el día es largo y tienes tiempo para recorrer unos tres supermercados en este “rally” ya cotidiano para comprar la llamada “Canasta Básica Familiar”. La pregunta es la misma todas las semanas ¿me alcanzará?
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