Marta Traba sostenía que en nuestros países había que machacar las cosas para que la gente las entendiera. Jamás me cansaré de repetir y cuantas veces considere necesario, que en materia museística éramos la envidia de los países latinoamericanos. Durante la última década del siglo pasado, Venezuela venía experimentando, de manera cristalina, consecuente y sostenida, un desarrollo institucional de museos de arte del Estado como ninguna otra nación de nuestro continente. A partir de la antidemocrática decisión que en momento aciago tomara el teniente coronel que todo lo sabe de destituir arbitrariamente a los directores de los museos nacionales, comenzó un indetenible deslave -para decir lo menos- de la institucionalidad museística del país. Dejándose convencer (cosa rara por el autoritarismo que lo caracteriza) por el mejor pintor venezolano de tercera al comienzo de su nefasta aunque afortunadamente corta gestión al frente del Conac (se hizo evidente el inocultable resentimiento de ambos), que sin mayor dilación había que decretar una "revolución cultural" (lo que de por sí se avizoraba como despropósito, muy pronto esa arbitraria decisión dió inicio al desmantelamiento irresponsable y progresivo de nuestras otrora importantes instituciones museísticas).
Ya el Sr. Farruco Sesto lo ha dicho: "El manejo de la fundación (se refiere a la Fundación Museos Nacional) fue pésimo, porque se creó un equipo por encima de los museos. Debieron darles mayor autonomía pero lo que se hizo fue ponerlos por debajo". (El Universal 08-05-2010). A confesión de parte, relevo de prueba. ¿Quién creó la Fundación Museos Nacionales? ¿Quién eliminó las fundaciones de Estado que exitosamente los regían? ¿Quién fue ministro de cultura durante "el pésimo manejo de la fundación"? Y quién designó a las "autoridades" de la FMN sino el mismo Sr. Sesto, poniendo a dedo a funcionarios cuya única credencial era ser afecto al régimen. El caradurismo de los rojo rojitos es descaradamente grande. Al asegurar que los museos no tienen colecciones se evidencia claramente la penosa ignorancia (aunado a una mala intención) de la razón de ser de una institución museística. El ICOM (Consejo Internacional de Museos por sus siglas en inglés) con sede en la Unesco, establece que para que un museo pueda catalogarse como tal, debe tener una colección permanente, así posea una sola obra. Queda clara la decisión del ministro de Cultura de hacer de los museos de arte de Caracas simples salas de exposiciones (para albergar muy malas, mediocres exposiciones).
Habría que felicitar al Sr. Farruco Sesto por reconocer (¡piaste tarde pajarito!) que "Tenemos que superar la crisis y convertir a los museos en el orgullo que alguna vez fueron" (EU 08-05-2010). Habría que preguntarle a la cabeza gubernamental de la cultura si sabe cómo, de qué manera y por qué nuestros museos fueron durante los tiempos de democracia orgullo nacional. Posiblemente no lo sepa. Posiblemente los muy sumisos que lo rodean tampoco. Y si lo saben, con seguridad jamás estarían dispuestos a corregir para que, después de casi una década, los museos de Venezuela vuelvan por sus fueros y ser nuevamente los mejores de América Latina. "Mi comandante no me lo permitiría", dirían. Ellos del todo tonto no son, saben bien que la abrumadora mayoría, la casi totalidad de los artistas visuales venezolanos de valor, son abiertamente antichavistas.
El daño que este régimen destructor le ha causado a nuestro arte ha sido demasiado grande. Todos los funcionarios -sin excepción- corresponsables de ese desproporcionado y deliberado daño -en algunos casos irreversible e irreparable- deberán algún día -esperemos que más temprano que tarde- responderle a la justicia. Y nunca es reiterado recordar que la justicia a veces tarda pero llega.
http://www.analitica.com/va/arte/oya/1209490.asp
Ya el Sr. Farruco Sesto lo ha dicho: "El manejo de la fundación (se refiere a la Fundación Museos Nacional) fue pésimo, porque se creó un equipo por encima de los museos. Debieron darles mayor autonomía pero lo que se hizo fue ponerlos por debajo". (El Universal 08-05-2010). A confesión de parte, relevo de prueba. ¿Quién creó la Fundación Museos Nacionales? ¿Quién eliminó las fundaciones de Estado que exitosamente los regían? ¿Quién fue ministro de cultura durante "el pésimo manejo de la fundación"? Y quién designó a las "autoridades" de la FMN sino el mismo Sr. Sesto, poniendo a dedo a funcionarios cuya única credencial era ser afecto al régimen. El caradurismo de los rojo rojitos es descaradamente grande. Al asegurar que los museos no tienen colecciones se evidencia claramente la penosa ignorancia (aunado a una mala intención) de la razón de ser de una institución museística. El ICOM (Consejo Internacional de Museos por sus siglas en inglés) con sede en la Unesco, establece que para que un museo pueda catalogarse como tal, debe tener una colección permanente, así posea una sola obra. Queda clara la decisión del ministro de Cultura de hacer de los museos de arte de Caracas simples salas de exposiciones (para albergar muy malas, mediocres exposiciones).
Habría que felicitar al Sr. Farruco Sesto por reconocer (¡piaste tarde pajarito!) que "Tenemos que superar la crisis y convertir a los museos en el orgullo que alguna vez fueron" (EU 08-05-2010). Habría que preguntarle a la cabeza gubernamental de la cultura si sabe cómo, de qué manera y por qué nuestros museos fueron durante los tiempos de democracia orgullo nacional. Posiblemente no lo sepa. Posiblemente los muy sumisos que lo rodean tampoco. Y si lo saben, con seguridad jamás estarían dispuestos a corregir para que, después de casi una década, los museos de Venezuela vuelvan por sus fueros y ser nuevamente los mejores de América Latina. "Mi comandante no me lo permitiría", dirían. Ellos del todo tonto no son, saben bien que la abrumadora mayoría, la casi totalidad de los artistas visuales venezolanos de valor, son abiertamente antichavistas.
El daño que este régimen destructor le ha causado a nuestro arte ha sido demasiado grande. Todos los funcionarios -sin excepción- corresponsables de ese desproporcionado y deliberado daño -en algunos casos irreversible e irreparable- deberán algún día -esperemos que más temprano que tarde- responderle a la justicia. Y nunca es reiterado recordar que la justicia a veces tarda pero llega.
http://www.analitica.com/va/arte/oya/1209490.asp
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