Terrible resultado para gobernadores de oposición haberse sentado con Chávez
La imagen de los gobernadores de oposición muertos de risa y rendidos ante los encantos de Hugo Chávez les significará a estos líderes regionales un costo político que se potencia en este tiempo de elecciones.
Chávez les montó la trampa a los gobernadores que han denunciado como inconstitucional el Consejo Federal de Gobierno. El Presidente usa la carnada de la conciliación y los dirigentes de oposición vuelven a morderla, pensando que ahora sí les bajara los recursos, legitimando así con su presencia en el terreno que Hugo Chávez escoge, lo que han venido denunciando como inconstitucional: El Consejo Federal de Gobierno.
Las reacciones negativas de quienes se supone siguen a estos gobernadores, no esperaron ni siquiera la maduración de la noticia. Fueron inmediatas como inmediato es el relanzamiento de un Hugo Chávez que a pesar de lo que dicen de él convoca a la oposición y no sólo se sienta con ellos sino que además los hace reír a carcajadas. Las risas, los apretones de mano y las actitudes blandengues de quienes se aguantaron la indignidad expuesta por todos los medios oficiales, echan por tierra cualquier denuncia que se haya hecho acerca del desconocimiento del que son objeto los dirigentes electos de la oposición por parte de Hugo Chávez.
Afuera dejaron a Antonio Ledezma, lo cual es prueba fehaciente de que Hugo Chávez no da puntada sin hilo. Sabe exactamente de qué es capaz cada uno de los que se sentó ahí. Y sabe que Ledezma lo iba a dejar como lo que es: Un Dictador.
Quienes pensaron que el domingo en su Alo, Presidente, Hugo Chávez iba a acabar con la luna de miel, se equivocaron porque el Presidente no se aguantó y mucho antes les hizo saber que cayeron nuevamente como ingenuos, y que él sigue siendo Hugo Chávez. El drama de este cuadro es que los electores, la sociedad civil, caen en la frustración de darse cuenta que su dirigencia, simplemente, no ha entendido a quién se ha enfrentado y por lo tanto no confían en nada que sea promovido por quienes luego corren a sentarse a reírle los chistes malos a Chávez.
La pregunta es por ejemplo, si Manuel Rosales, exiliado en el Perú avala a su delfín, Pablo Pérez, gobernador de Zulia, se muestre tan a sus anchas con Hugo Chávez y si a los electores de Miranda, que votaron por Henrique Capriles para deshacerse de la figura más nefasta del Régimen, se agradan con que su gobernador le baje la cabeza a Hugo Chávez para que éste al día siguiente le dé bien duro por el cogote.
Todo esto se traducirá inevitablemente en que las intenciones de avalar con el voto las decisiones de esta dirigencia opositora ambigua, se reduzcan hasta el punto de que Hugo Chávez necesita para burlarse nuevamente de la realidad del país.
Esto es lo que hay. Y lo que viene paralelo a esto, es un tercer maracucho hecho a la medida del Dictador. Eso es tema de otra columna.
El Nuevo País
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