2 Junio, 2011
Mediante aviso público 7.485 emitido por la Oficina de Seguridad Internacional y No Proliferación del Departamento de Estado de los EEUU se han establecido por 2 años, a partir del 23 de mayo de 2011, medidas contra la Industria Militar Venezolana (CAVIM).
El efecto de esta medida, mucho más grave que la emitida en el 2008 contra esta empresa, señala expresamente como causa: “el haberse involucrado la mencionada compañía venezolana en actividades de transferencia o adquisición de materiales para equipos y tecnologías de armas misilísticas, químicas nucleares o de otro tipo que tienen el potencial de ser utilizados para el desarrollo de armas de destrucción masiva (ADM), crucero o sistemas de misiles balísticos.
Venezuela mediante la suscripción de tratados internacionales se ha comprometido a no fabricar, tener, desarrollar o cooperar en la construcción de armas químicas y nucleares. La acusación de recibir o enviar materiales “de o para” Irán, Siria o Corea del Norte como señala el aviso emitido, debe preocupar a los venezolanos: 1) Por el riesgo de estar avanzando nuestro país en actividades no autorizadas por nuestra legislación. 2. Por estar contribuyendo el Estado venezolano para que Irán, Siria y Corea del Norte construyan equipos y tecnología de armas misilísticas, químicas y nucleares o de otro tipo con potencial de ser utilizados para el desarrollo de ADM, violando resoluciones de Naciones Unidas, que ha incluido a este club de países en observación, por prácticas internacionales contrarias a Derecho. 3) Por el de otras sanciones internacionales de las cuales podría ser objeto el país, a partir de demostrarse que Venezuela efectivamente ha incurrido como lo han hecho empresas y particulares bielorrusos, chinos, iraníes, norcoreanos o sirios, con quienes nos agrupan en el mencionado aviso público 7.485, en actividades que han sido cuestionadas por la Unión Europea y ONU, no sólo por EEUU.
La política de cooperación de Venezuela con Irán comienza claramente a apartarse de los principios de fortalecimiento de la soberanía e independencia nacional que avalaron en su oportunidad la orientación de acercarnos a ese país como parte de una de las áreas de interés geoestratégico, definidas en el Proyecto Simón Bolívar con tres objetivos: a) consolidar una alianza política integral emergente con base en los intereses comunes antiimperialistas; b) fomentar la creación de zonas de intercambio tecnológico para el fortalecimiento de la defensa nacional, y c) consolidar una postura común en los organismos internacionales.
En política internacional el enemigo de mi amigo no siempre debe ser mi enemigo, especialmente si el costo puede llegar a amenazar existencialmente los elementos constitutivos del Estado. Una revisión de la trama Irán-Venezuela amerita urgentemente una orientación nacional desapegada de los fines electorales de ambos bandos. La seguridad y defensa nacional así lo imponen.
rociosm@cantv.net
Fuente: Noticiero Digital
Mediante aviso público 7.485 emitido por la Oficina de Seguridad Internacional y No Proliferación del Departamento de Estado de los EEUU se han establecido por 2 años, a partir del 23 de mayo de 2011, medidas contra la Industria Militar Venezolana (CAVIM).
El efecto de esta medida, mucho más grave que la emitida en el 2008 contra esta empresa, señala expresamente como causa: “el haberse involucrado la mencionada compañía venezolana en actividades de transferencia o adquisición de materiales para equipos y tecnologías de armas misilísticas, químicas nucleares o de otro tipo que tienen el potencial de ser utilizados para el desarrollo de armas de destrucción masiva (ADM), crucero o sistemas de misiles balísticos.
Venezuela mediante la suscripción de tratados internacionales se ha comprometido a no fabricar, tener, desarrollar o cooperar en la construcción de armas químicas y nucleares. La acusación de recibir o enviar materiales “de o para” Irán, Siria o Corea del Norte como señala el aviso emitido, debe preocupar a los venezolanos: 1) Por el riesgo de estar avanzando nuestro país en actividades no autorizadas por nuestra legislación. 2. Por estar contribuyendo el Estado venezolano para que Irán, Siria y Corea del Norte construyan equipos y tecnología de armas misilísticas, químicas y nucleares o de otro tipo con potencial de ser utilizados para el desarrollo de ADM, violando resoluciones de Naciones Unidas, que ha incluido a este club de países en observación, por prácticas internacionales contrarias a Derecho. 3) Por el de otras sanciones internacionales de las cuales podría ser objeto el país, a partir de demostrarse que Venezuela efectivamente ha incurrido como lo han hecho empresas y particulares bielorrusos, chinos, iraníes, norcoreanos o sirios, con quienes nos agrupan en el mencionado aviso público 7.485, en actividades que han sido cuestionadas por la Unión Europea y ONU, no sólo por EEUU.
La política de cooperación de Venezuela con Irán comienza claramente a apartarse de los principios de fortalecimiento de la soberanía e independencia nacional que avalaron en su oportunidad la orientación de acercarnos a ese país como parte de una de las áreas de interés geoestratégico, definidas en el Proyecto Simón Bolívar con tres objetivos: a) consolidar una alianza política integral emergente con base en los intereses comunes antiimperialistas; b) fomentar la creación de zonas de intercambio tecnológico para el fortalecimiento de la defensa nacional, y c) consolidar una postura común en los organismos internacionales.
En política internacional el enemigo de mi amigo no siempre debe ser mi enemigo, especialmente si el costo puede llegar a amenazar existencialmente los elementos constitutivos del Estado. Una revisión de la trama Irán-Venezuela amerita urgentemente una orientación nacional desapegada de los fines electorales de ambos bandos. La seguridad y defensa nacional así lo imponen.
rociosm@cantv.net
Fuente: Noticiero Digital
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