En tiempos cuando la descentralización significó en Venezuela el desarrollo de líderes regionales que conformaban la base de apoyo del liderazgo nacional, los gobernadores, alcaldes y concejales constituían las piezas fundamentales en momentos de elecciones al Congreso Nacional.
Eliminando las posibilidades de desarrollo personal de la dirigencia regional, Hugo Chávez ha puesto el cuchillo en su propia garganta, porque al anularlos, alcaldes y gobernadores han optado por caminos distintos a la rebeldía demostrada por Henry Falcón, abandonando al electorado y haciendo más cuesta arriba para el “Proceso”, cualquier elección.
La dirigencia regional oficialista, se divide entre los que perdieron la esperanza porque están conscientes de que han perdido la voluntad de la población que botó por ellos y a quienes no pudieron darles respuestas.
Por otro lado están los que llegaron a los cargos con ganas de vivir bien, y se tiraron de frente a la necesidad de hacer dinero como sea, al mismo tiempo que forman parte del show chavista sobre la preocupación por los más necesitados.
Hay otro grupo de líderes regionales, los minoritarios, que están haciendo algo con la uñas pero están claros en la realidad simple de que no hay dinero para darle a le gente y la gente se acostumbró a recibir dinero a cambio de votar por ellos. Son los que más se preocupan porque están conscientes de que regionalmente perderán mucho en septiembre.
Cada alcaldía y gobernación es un símbolo de vergüenza burócrata. Un gentío adscrito a las nóminas haciendo nada, y otro gran lote de gente con la mano extendida pidiendo.
Esta situación ha arrastrado a muchos alcaldes jóvenes que no saben para dónde van, queriendo mejorar su vida personal y entrando de lleno en el mundo de la corrupción. Poco a poco van conociendo el mundo del dinero, al mismo tiempo que luchan por hacer algo, pero la maraña burocrática les enseña que sin recursos simplemente no se puede.
Existe otra clase de dirigentes, lamentablemente la mayoría, que ya dejaron de intentar hacer algo positivo en el cargo, y se han dedicado a hacer dinero a cómo de lugar, sin miedo ni límites, metiéndose en negocios que muchas veces, van más allá de la simple corrupción.
Lo que los unifica a todos es el sinsabor de querer crecer políticamente y hacer algo y no poder, porque cada uno pertenece a un grupo de confrontación interna del chavismo que se han declarado entre ellos la guerra a muerte.
En lo que están todos es tratando de salvarse de un final que saben inminente.
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