
En honor a la verdad, el diputado tiene razón: agredir a alguien por su condición racial o por sus convicciones personales, es una acto que denota miseria espiritual. En el caso del insulto a los malos gobernantes, es, además, una evasión de la verdadera crítica que hay que hacer. A una persona que tiene tantas cosas censurables reales y objetivas, tantas fallas y desaciertos, caerle encima por el color de su piel o por un defecto físico es una vileza que deja de lado la esencia, concentrándose en el accidente, para usar la terminología de otro Aristo (téles). Ahora, la discriminación que se hace desde el poder es la peor de todas, porque sus consecuencias son más nefastas y peligrosas y ha llevado a muchos poderosos a creerse con derecho a exterminar al “otro”. Por eso, como ciudadano, solicito a nuestros representantes que en esa lista de palabras prohibidas para referirse a otras personas se incluyan otros términos, a saber: “Gorila (que es más fuerte que mono), victoria de m., escuálidos, apátridas, pitiyanquis, sinvergüenzas, vagabundos, cochinos, pendejos, imperialistas, pataruco, alcohólico, lacayo, entreguista, ladrón de 4 suelas, retardado mental (échale, compadre), estúpidos, pobre ignorante (re-échale), genocida, asesino, cobarde, plaga, fariseo, hipócrita, bandido, diablo, alcahueta, golpista e inmoral (los últimas 7 palabras a Mons. Castillo Lara), tumor, oposición putrefacta, asqueroso traidor, mafioso, imbécil, desgraciadito, degenerado, vagabundo, analfabeto (analfabeto como insulto, maestro), burro, mercenario y payaso”. Bueno, puse solo una lista resumida de términos y expresiones comunes en nuestra televisión en los últimos tiempos porque no alcanzaría la edición de hoy de este diario para contenerlos a todos.
Así pues, diputado, estoy de acuerdo con su propuesta. ¿Estará usted de acuerdo con la mía, o prefiere simplemente llamarme payaso?
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Escrito por Laureano Márquez P. para http://www.talcualdigital.com/
Fuente: Runrun.es

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