La ruta hacia la independencia de Venezuela fue impulsada por un procerato civil consciente de la responsabilidad que asumía, aunque en su propio mundo hubo fuertes dosis de incomprensión. No olvidemos que se trataba defender los derechos de Fernando VII, derrocado por la onda expansiva del bonapartismo para entregar la corona al hermano del Emperador. Sin embargo, la decisión de los patricios de rebelarse ante tal situación, se extendería hacia el anhelo de independencia plena. La Sociedad Patriótica, Miranda, Bolívar y “el millón de grandes”, el coraje sin límites de aquella generación auroral empujaron la historia hacia el 5 de julio de 1811, hacia la declaración formal de la Independencia y la firma del acta respectiva. La guerra empezaba bajo grandes incertidumbres. Las dolorosas derrotas que siguieron a tímidas victorias iniciales templaron el espíritu de los Libertadores. Los llamamos así porque, si bien es cierto que se luchaba por la independencia de la Corona, también es cierto que la razón final envolvía una lucha por la Libertad en su contenido más amplio. Venezuela tenía que ser una república libre para siempre, una nación integrada por personas libres, cuya dignidad debería encontrar instituciones para concretarse.
Los hechos y las circunstancias que rodearon aquella jornada han sido analizados a fondo. No todos los analistas lo hacen desde las mismas perspectivas. El afán oficialista del régimen actual continúa en el malsano empeño de distorsionar la historia y presentarla como una lucha de clases y, lo que es peor e imperdonable, dándole una orientación militarista para proyectarla sobre la Venezuela actual.
Hugo Chávez profundiza la división del país. La siembra de odios y de resentimientos que ha venido sembrando desde 1999, la militarización de la vida civil y la administración pública, la legalización de una suerte de paramilitarismo mercenario –milicias uniformadas o no- para atemorizar a la población y solaparlo en las fuerzas regulares, la desvergonzada carrera armamentista que escandaliza al continente, la inseguridad de las personas y los bienes como política de estado, la criminal intentona para ideologizar a los niños y jóvenes sobre la base de mentiras pero con propósitos definidos relativos a la prédica “revolucionaria”, la entrega de la soberanía al gobierno cubano y la impunidad con la que es violada la integridad territorial por parte del narcoterrorismo guerrillero del vecindario, la violación sistemática del orden jurídico que ha hecho ineficiente la Constitución y las leyes fundamentales, para solo mencionar algunos aspectos de la Venezuela actual nos llevan a la conclusión de que la Libertad está herida de muerte, tanto para el país como para el ciudadano común.
El socialismo a la cubana, derrotado electoralmente en 2007, es enemigo de la Libertad. La asfixia, la ahoga, es el verdadero enemigo. La lucha es irreversible contra la tiranía. ¡Ya basta!
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 19 de abril de 2010
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