Mayo 25, 2010
En política y en las demás relaciones de la vida, la cohabitación puede ser desde simbiótica en un extremo hasta parasitaria en el opuesto. La simbiosis puede ser mutualista o comensalista. En una relación mutualista ambas partes se benefician, mientras que en la comensalista solo una se beneficia, pero la otra no se perjudica. En el parasitismo, una parte se beneficia y la otra se perjudica.
Un ejemplo de relación mutualista es la mata de carota, en donde cohabitan sus raíces con unas bacterias; éstas le suministran el nitrógeno que requiere la planta y a su vez reciben jugos nutritivos. Extrapolando, existe una relación de mutuo beneficio entre los agricultores nicaragüenses y los agentes del gobierno que manejan las importaciones; en este caso, los perjudicados son nuestros agricultores que son parasitados y por lo tanto perjudicados. También los consumidores cuando no conseguimos las sabrosas negritas.
En la simbiosis comensalista, tal es el caso de los chipos y el Tripanosoma cruzi, éste se beneficia al ser transportado y el insecto no se perjudica, ni beneficia. En este caso, el único perjudicado es la persona que contrae el mal de Chagas, culpa compartida entre el insecto llamado chipo, el parásito Tripanosoma y el gobierno que descuidó los planes de prevención. En los casos de parasitismo, tenemos el ejemplo del virus del dengue, que obligatoriamente requiere un ser vivo al que perjudica para poder reproducirse. Claro que también requiere de la complicidad de ministros de sanidad ineptos.
En política, la cohabitación es a veces necesaria para garantizar la gobernabilidad y en muchos países democráticos el presidente o primer ministro debe cohabitar con partidos de la oposición, en una relación de simbiosis mutualista. La cohabitación exige respeto mutuo y, desde luego, no implica ayuntamiento, como se decía en español antiguo refiriéndose a las relaciones íntimas. En Venezuela, cuando el Gobierno se ve en apuros predica la cohabitación. Sin embargo, su acercamiento recuerda el de la hembra del insecto Mantis, que induce al macho a la cohabitación para después decapitarlo cuando éste empieza a saborear el placer del ayuntamiento. Algo así como la “atracción fatal”. Y es que se debe cohabitar con el pueblo chavista y con los disidentes, pero no con alguien de mentalidad totalitaria, ya que termina siendo una relación de parasitismo en el que solo el régimen se beneficia. En relación a los últimos acontecimientos, quizá sea apropiado que nuestros gobernadores hayan acudido al Consejo Federal de Gobierno, no porque allí puedan lograr algo, sino para evidenciar una vez más, ante los ni-ni y chavistas light, que el teniente coronel es un intolerante. Ahora bien, de allí a abrazarlo y a dedicarle una sonrisa de pasta dental hay una diferencia. Además, una vez producido los nuevos insultos, la respuesta conjunta de nuestros gobernadores debería ser ¡El único irresponsable y embustero eres tú!
Como en botica: Cada día aparecen elementos, al parecer contundentes, de la corrupción en las actividades Costa afuera de Pdvsa, y Citgo se sigue endeudando, mientras la Asamblea Nacional, la Contraloría y la Fiscalía miran para otro lado. Bravo por la valiente Rocío San Miguel. Las recientes decisiones del Ejecutivo sobre Afiuni y los Comisarios, así como las demoras en el caso de Leocenis García, siguen evidenciando la carencia de principios y valores de muchos jueces. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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