El pasado miércoles 19 la historiadora Margarita López Maya explicó las razones que le llevaron, junto a otros venezolanos y venezolanas, a acompañar la propuesta de apertura que hizo Patria Para Todos y formar parte de la plataforma electoral de esta organización. Lo que ella dijo, a título personal, creo que recoge el pensamiento de muchos que no estamos conformes con esta polarización, dado que lejos de construir un país para todos y todas, la orientación es parcelada y atenta contra la diversidad. Por eso aprecio la figura que uso López Maya: es necesario abrirle una trocha a la polarización.
Hay quienes dudan que esto sea posible o piensan que no están dadas las condiciones, pero hay quienes estamos convencidos de que pa’ luego es tarde.
Tras evaluar concienzudamente la invitación de Patria Para Todos (con la ayuda de muchos de ustedes que respondieron a mi invitación del pasado domingo 2 de este mes) decidí, por varias razones, no ir en alguna fórmula electoral, pero sí creo imprescindible abonar, desde distintos flancos, el terreno del encuentro, del diálogo y de la construcción de un país mejor donde no se castigue por pensar distinto y no se pretenda amparar la guisadera, el compadrismo y los males que tanto afectaron a los gobiernos contra los cuales se pronunció en 1998, 90% de la población venezolana que, de una u otra manera, clamaba por un cambio.
Gracias a muchos de los mensajes que recibí pude apreciar aún más la necesidad de que el país requiere espacios donde se exprese la nación multicolor que somos.
Les cuento un poco cómo ha sido mi proceso. Desde 2001 y luego del golpe de Estado de 2002 -gracias a mi trabajo en este diario- pude darme cuenta de cuán alejada estaba de la propuesta de la oposición. Durante todo aquel año mantuve una posición que me valió el mote de “protochavista” y otros que no recuerdo, pero que pretendían ser insultos, sólo por expresar mi disentimiento con la actuación de la dirigencia de oposición y su pretensión de desconocer un gobierno electo democráticamente.
Además, puedo decir que me identificaba con las iniciativas del presidente Chávez y, sobre todo, con el modelo planteado en la Constitución de 1999, alabada, entre otras cosas, por su respeto a los derechos humanos. Sin embargo, el cambio de señas que hizo el Mandatario en 2007 cuando planteó la reforma constitucional, su insistencia por permanecer en el poder, la política antiobrera que se ha ido implantando bajo un sistema de miedo y el carácter contradictorio del Presidente (mandón muchas veces, pero demasiado tolerante con la corrupción, la ineficacia y el abuso), amén de los resultados del 2D, me llevaron a ver que estamos enganchados en una trampa cuya salida sólo podrá ser por la violencia o por el diálogo.
Como los más bulleros dirigentes de las dos partes parecen no querer verse en pintura y más de uno cosecha en la intolerancia, es factible que lo primero sea lo que ocurra, con consecuencias indeseables. Hay muchas otra razones para mi posición, pero si las expongo de seguro me encadeno y “eso sólo puede hacerlo quien tiene poder”.
Por eso invito a quienes comparten el planteamiento de López Maya para que nuestro voto el 26S sea una clara e inequívoca señal a ver si se endereza el rumbo.
Lea otras informaciones de Luz Mely Reyes en el blog: Politikom
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9961613.asp
No hay comentarios:
Publicar un comentario