El Amor Hacia las Hermanas...

Ni siquiera sé cómo escribirte ni describirte, quizás porque no es real tu existencia.

No sé de qué sexo serías, ni tu nombre, si serías menos feo que yo o más inteligente.

Si tendrías hijas o hijos que me dijesen tío, algo que he querido.

He igual te imagino y te cuento que siempre me has/han hecho falta herman@/s.

Dios me hizo hijo único. Me dio muchos primos y primas pero algunos por la distancia territorial y muchos por la distancia emocional, no están tan cerca como quien tiene a un hermano o hermana. Más cuando se compartió el mismo vientre, el mismo pecho, el mismo cariño del padre y el hogar.

Veo a muchas personas con sus hermanos y detallo quienes son: Son con quienes juegas, discutes, acusas de lo que hicieron y de lo que no, te comunicas por señas, compartes, le prestas y le pides prestado, le cubres y sobre todo proteges.

Me encanta ver a hermanas y hermanos (mexclenlos como gusten) entendiéndose y apoyándose. Son amigos con la misma sangre, que están en sus mejores momenntos: Graduación, boda, nacimientos, bautizos y muchos más, y también en los crudos como hospitales, divorcios, llantos, funerales y más (aunque duela, hay más, pero no es para ver tantos).
Me disgusta cuando hermanos de sangre o crianza pierden el rumbo y se odian entre sí por los bienes que dejan los padres, por política, por el espacio entre sus edades y demás causas bobas. No saben lo que se están haciendo, están odiándose a sí mismos, pues allí está la misma sangre.

Esos hermanos que te hacen quedar mal, que te chantajean con el parentesco, eso no es justo, eso es olvidar quiénes son y para qué Dios los puso juntos.

Me encanta el amor de hermanas y hermanos que entre burlas, peleas sosas y chistes terminan jugueteando y queriéndose en todo instante. Esos que te dan sobrinos que te quieren como el tío o la tía favorita, que no es más que el tío que les hablla de tú, es su pana y protector que alcahuetea con bien lo que el niño y niña hace, porque le quiere, porque es su sangre.

Herman@/s me hacen falta, cuando mis padres se han enfermado he estado con ellos sin descanso y les he requerido como asistencia y no para ver ese dolor, sino alguien que me ayude a tener fuerzas.
Cuando niño y hacía alguna travesura, me hacían falta para acusarles jajaja.

Hoy de grande me hacen falta para tener alguien más que perpetue el apellido que mi padre, que sería nuestro padre, se mantenga con el mismo orgullo que me da pronunciarlo y pensar en él.

Los amigos y amigas buena gente han sido excelentes hermanos y hermanas postizos en ese apreecio y a Dios le agradezco me dejase conocerles. Pero la sangre llama.

Hoy, le rindo homenaje al amor entre hermanos,

que no se pierda en frugalidades,

es un amor cosanguíneo entre mortales,

unidos ante la adversidad, alegres cuando están sanos

http://romantistech.blogspot.com/2010/04/el-amor-hacia-ls-hermans.html