Cuando el ex embajador de Venezuela en las Naciones Unidas, Diego Arria, se enteró de que el presidente Hugo Chávez le había expropiado su finca, su primera reacción no fue elevar una protesta ante el palacio presidencial, sino ante la embajada cubana. Allí es donde está la materia gris del gobierno, dice.
Arria anunció que se aprestaba a entregar a la embajada cubana la escritura y otros documentos de su hacienda, demostrando que es el legítimo propietario de la finca de 380 hectáreas situada en el estado de Yaracuy.
“Voy a ir directamente al amo, porque son los cubanos quienes toman las decisiones claves aquí, y además porque son mucho más organizados que el gobierno venezolano”, me dijo Arria el 11 de mayo.
Arria recordó que en el 2005 Venezuela firmó oficialmente un contrato con Cuba para la modernización del servicio de identificación nacional y registros públicos, “lo que significa que el gobierno le ha entregado a Cuba todo lo que tenga que ver con si una persona es propietaria de una propiedad o no”.
Las declaraciones de Arria fueron sin duda un golpe de efecto mediático de parte de un venezolano acaudalado que tiene ambiciones políticas. Pero también es un signo de la creciente ansiedad de los círculos políticos y militares venezolanos con respecto a la influencia cada vez mayor de los asesores cubanos en los sectores clave del gobierno.
Además de los 30,000 maestros, médicos y entrenadores deportivos cubanos que están en el país a cambio de los enormes subsidios económicos venezolanos, en los últimos tiempos ha aumentado significativamente el número de asesores cubanos que ayudan a administrar –o a controlar, según a quien se le pregunte– varios sectores de las fuerzas armadas, las agencias policiales, la guardia de seguridad presidencial, las telecomunicaciones, los puertos, aeropuertos y los registros públicos y de identificación nacional.
Todo parece indicar que Cuba está preocupada por el futuro político de Chávez ante el creciente deterioro de Venezuela por la escasez de alimentos, los cortes de energía, la corrupción masiva y el índice inflacionario más alto de Latinoamérica. Temiendo perder los 100,000 barriles diarios de petróleo subsidiado que Venezuela envía a la isla, Cuba se ha abocado a una misión de rescate para lograr que el gobierno de Chávez se mantenga a flote.
Consideremos algunos de los últimos titulares venezolanos:
• Poco antes de las declaraciones de Arria, el recientemente retirado general venezolano Antonio Rivero dijo que se había retirado del ejército en abril porque no estaba de acuerdo con “la intromisión de soldados cubanos” en las fuerzas armadas venezolanas. Rivero dijo que los cubanos están destacados ahora en “posiciones de alto nivel en áreas claves de seguridad nacional”.
• Otro ex general venezolano, Angel Vivas Perdomo, repitió ante un tribunal militar el 28 de abril sus denuncias contra la decisión de Chávez de adoptar el saludo de las fuerzas armadas cubanas: “Patria, Socialismo o Muerte, Venceremos!”. Vivas Perdomo ha sido acusado de insubordinación por negarse a aceptar el nuevo saludo del ejército venezolano.
• El 2 de mayo Chávez perdió los estribos cuando un periodista de la cadena venezolana Televen le preguntó por el creciente poder de los asesores cubanos en Venezuela. Chávez dijo que “Cuba nos está ayudando modestamente en algunas cosas que no voy a detallar”, y lanzó una diatriba contra la cadena televisiva.
• En febrero, el poderoso vicepresidente cubano y ex ministro del Interior, Ramiro Valdés, visitó Venezuela, supuestamente para ayudar a Chávez a resolver una crisis energética que había provocado multitudinarias protestas callejeras. Su visita fue vista por la oposición venezolana como el arribo de un “Virrey” cubano en Venezuela.
El funcionario cubano, quien entre otras cosas está a cargo de la censura de internet en Cuba, tiene poco o nada de experiencia en crisis energéticas. Los líderes de la oposición venezolana dijeron que su verdadera misión era plantear una nueva estrategia para reprimir a la oposición venezolana.
Mi opinión:
La alianza cada vez más estrecha entre Venezuela y Cuba –“Venecuba” o “Cubazuela”, según qué país uno crea sea el que prevalece– puede repercutir negativamente sobre Chávez.
Es algo que les cae bien a los militares venezolanos, muchos de los cuales tuvieron que tragar saliva cuando Chávez afirmó por primera vez, en el 2005, que Cuba y Venezuela eran “una sola nación” con “una sola bandera”, y más tarde cuando el presidente adoptó el saludo militar “Patria, Socialismo o Muerte, Venceremos”.
Y tampoco es algo que le cae bien al pueblo venezolano. Las encuestas en Venezuela han demostrado constantemente que a más del 75 por ciento de los venezolanos no les gusta la idea de que su país se parezca a Cuba. Chávez, que se autoproclama el máximo defensor de la “soberanía nacional”, está jugando con fuego al permitir que el gobierno de Venezuela esté siendo manejado por Cuba.
El Nuevo Herald
http://venezuelanoticia.com/2010/05/13/andres-oppenheimer-%C2%BF%E2%80%9Cvenecuba%E2%80%9D-o-%E2%80%9Ccubazuela%E2%80%9D/
No hay comentarios:
Publicar un comentario