08:15 a.m. | Juan Carlos Zapata.- La nomenklatura chavista se resiste a considerar que el país cambió. No es solo percepción. La realidad comienza a expresarse en las encuestas. La oposición tampoco "puede" comprenderlo.
La primera crisis radical del chavismo, debido a un hecho que no estaba en agenda -la enfermedad de Chávez- ha dejado al Psuv sin un líder de peso que genere confianza en los estamentos del poder y en la base popular. También hay que decirlo: en el lado opositor, los aspirantes a candidato se asoman ahora como "muy" muchachos y muchachas para tomar el relevo. Sin embargo, despiertan credibilidad Eduardo Fernández y Ramón Guillermo Aveledo, el director ejecutivo de la MUD.
Aveledo fue quien terminó de sacar del juego a Adán Chávez. Este había sido escogido por el grupo familiar, los Chávez, como el candidato para suceder al Presidente, en caso de lo peor. Adán declarando y Ramón Guillermo pegando, dejándolo sin armas, por más que lo que Adán haya dicho, iba referido a la Fuerza Armada y a la lucha armada. Aveledo anotó los errores de Adán, y al final, dentro y fuera del Psuv, cayeron en cuenta: ¿Cuándo Adán ha dicho algo interesante? ¿Alguien recuerda algún discurso de peso? Adán venía de La Habana, y se supone que traía el visto bueno del Presidente y de los cubanos.
En la orilla, observa Argenis, el eléctrico, el hermano menor. Su reciente designación obliga a pensar si ya el Presidente jugaba con la gravedad de su cuadro, y con Argenis en Caracas, colocaba un nuevo factor familiar en la lucha que temía se iba a desatar. Tampoco Argenis es personaje de peso. En sus manos, la responsabilidad de solucionar el problema eléctrico, ante el fracaso de Alí Rodríguez. Sin embargo, el miércoles en la mañana, en la reunión conjunta de las comisiones de Energía y Servicios de la Asamblea, dejó al aire su limitado nivel técnico y político.
Habló siete minutos. Y quedaron más preguntas que respuestas. El equipo eléctrico, igual que el Gobierno todo, mostró que depende en demasía de los asesores cubanos.
Anulado Adán y todo el clan familiar, la opción de Diosdado Cabello sube, alcanza su mejor lugar, al cabo de mucho tiempo. Después de la derrota en Miranda, brega su propia condición. Sale diputado y se alza con sub-fracción propia. Debuta y calla y sienta a Julio Borges en su curul. Se asoma como "tronco de diputado", según expresión de Chávez, quien lo volvió a llamar a la mesa del poder. Desde entonces, Cabello ratifica ser especie de poder paralelo en la Asamblea.
En esa Asamblea donde faltan tribunos y sobran gritones y groseros. En la misma reunión en la que Argenis apenas habló, Cabello intervino para cerrar el encuentro. De pronto se hizo el silencio, tanto de diputados rojos como de opositores. Atacó y pegó. Aunque lo importante en este caso fue el silencio reverencial de los rojos. Se nota su jefatura. En la noche, conocida la suspensión de la Cumbre de Margarita, Cabello se reunía con el poder militar.
Ya nada será igual. El Gobierno, el chavismo, el poder. Todo cambia. Se mueven los factores fuera y dentro del poder. Y es por algo. ¿Le conviene a Chávez insistir en su candidatura? ¿Cuánto lo afectará electoralmente la enfermedad? ¿Su elector natural lo considerará apto para otro período?
Además, esa excesiva dependencia de Fidel Castro y de los cubanos -más evidente a raíz de la enfermedad- es una imagen que no se olvida. Pepe Mujica lo dijo: Fidel lo secuestró, y la realidad supera la metáfora. ¿Quién manda en Venezuela?, era el titular de Zeta de la semana pasada.
Las encuestas reflejan que baja la opción reeleccionista. Los indecisos y el voto blando chavista deja de serlo, consideran otras opciones. Hacia el chavismo, Heinz Dieterich escribe que Nicolás Maduro es el precandidato del Presidente. De hecho, goza del privilegio de ser de los pocos en conocer la realidad de La Habana. Por su parte, Jaua no une al partido. Cabello es hombre de aparato, sin pegada popular. Arias Cárdenas no supera la imagen de segundón y tránsfuga.
Los testaferros del dinero andan frenéticos. Los dueños del dinero también. La jerarquía militar mira a los lados, ¿y qué ve?: la foto de la dirigencia al anunciar que Chávez había llamado a la reunión del Psuv. Es una gráfica no solo triste, sino pobre. No parece el liderazgo de un partido en el poder. No parece la imagen del liderazgo con variaciones internacionales. Parece la foto de una reunión de un grupo de profesores en Sabaneta. Y ese tampoco fue un buen mensaje para los "camaradas" del mundo militar que se siguen preguntando qué tiene Chávez. En realidad.
Fuente: El Mundo
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