La exministra de Finanzas cubre la vacante de su compatriota Dominique Strauss-Kahn, que se vio forzado a dejar en mayo el cargo, tras ser acusado de asalto sexual. Es la primera vez que el FMI va a estar dirigido por una mujer y por una personalidad que no es economista de formación. Su reto más inmediato será ayudar a estabilizar la crisis de la deuda en Grecia.
Lagarde ya dijo la semana pasada que someterá a los países de la zona euro a los mismos estándares de exigencia que se aplican a otras economías en apuros. A la incertidumbre europea se le suma la espiral en el precio de las materias primas y el impacto de las revueltas en Oriente Próximo. A largo plazo, su gran responsabilidad será colmar las expectativas de los países emergentes.
Para ello, se comprometió a dar continuidad a las reformas iniciadas por su predecesor, que buscan reequilibrar la representación de sus miembros basándose en la nueva realidad económica global. Pero países como China, India y Brasil creen que se avanza con lentitud hacia la democratización, lo que resta legitimidad y credibilidad al organismo. "Le espera una agenda muy cargada", señala el FMI en su revista interna. La abogada está considerada como una persona muy competente y directa.
Fuente: EL Pais.com.es
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