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martes, 5 de julio de 2011

Lecciones de l811 MHO: Llama el 5 de Julio: “Ya basta. No se aguanta más”




MIGUEL HENRIQUE OTERO, en Puerto Ayacucho: La República debe ser refundada, en unidad y en unión

Publicado el 05/07/11. a las 5:27 pm
Otero cree que llegó la hora del "Ya Basta; no se aguanta más. A refundar la República..." Fotocrédito: El Nacional

(…) En este texto que redactaron Juan Germán Roscio, un guariqueño que provenía del pueblo, a quien se intentó excluir del Colegio de Abogados porque su madre y su abuela eran de La Victoria, entonces un pueblo indígena;

y Francisco Isnardi, que había nacido en Milán, Italia, y que en medio de una vida llena de avatares, ejerció el periodismo al lado de Andrés Bello;

en ese texto que hoy recordamos se declaraba, ante la Corona de España, ante las potencias del mundo, y ante cualquier otro que representara los intereses del Poder autoritario de entonces, que los venezolanos habíamos tomado la decisión de fundar una República donde pudiéramos ejercer el derecho a ser libres.

¿Qué fue lo que ocurrió allí?

Que la política representada en la idea de mantener el establecimiento fue derrotada por una política que en ese momento alcanzó su mayor peso, que era la de que no se podía seguir esperando, que al poder había que derrotarlo, porque no era posible seguir creyendo que las cosas no cambiarían, que no era posible seguir aguantando el mandato retrógrado, monárquico, ineficiente, autoritario y militarista de la Corona del Reino de España.

El otro aspecto que se dirige a cada uno de nosotros aquí y ahora, es el pluralismo que está simbolizado en el Acta de la Independencia. Los diputados que la firmaron, que entonces sí representaban la aspiración nacional de Emancipación, entendían que nadie podía abrogarse el derecho a excluir, a dejar por fuera, a construir listas negras, a discriminar por razones políticas.

Esa acta, que hoy nos reúne alrededor de su conmemoración, dice textualmente,

“NO QUEREMOS ESTABLECER NUESTRA FELICIDAD SOBRE LA DESGRACIA DE NUESTROS SEMEJANTES”.

¿Y qué nos dice eso a cada uno de nosotros? Que hace doscientos años la Nación venezolana se erigió en contra de la exclusión.

No necesito insistir ante cada uno de ustedes, ciudadanos de Puerto Ayacucho, cuán vigente está, ahora mismo, el debate sobre la exclusión política, social y económica que sigue vigente en Venezuela, pero esta vez alentada desde el mismo Estado.

No imaginaron ni Juan Germán Roscio, ni Francisco Isnardi, ni otras figuras tan respetables como Francisco de Miranda, Lino de Clemente, Francisco Javier Yánez, Felipe Paul y otros hombres comprometidos, que el documento que firmaron como la rúbrica fundacional de la Nación, donde aparece la palabra Justicia como una cuestión venerable, doscientos años más tarde mostraría un panorama tan devastador como un sistema judicial erosionado por la corrupción, politizado a favor del partido del gobierno, sistemático violador de los derechos humanos, asociado él mismo a las diversas formas de la criminalidad.

No se imaginaban que en las cárceles venezolanas se llegaría al extremo de instalar poderes capaces de desafiar al Estado.

No se imaginaban que en calabozos de detención se llegaría al punto de torturar y matar a personas detenidas.

No se imaginaban que más de 90% de quienes matan a otros venezolanos viven en condiciones de impunidad.

No pudieron nunca calcular que, veinte generaciones más tarde, el militarismo continuaría deteniendo, reprimiendo e instaurando el miedo contra quienes protestan y exigen el cumplimiento de sus derechos.

Si algo caracteriza a nuestra Acta de Independencia, es que se trata de un documento razonado.

A lo largo de varias páginas, Roscío e Isnardi explican con mucho detalle y sofisticación, la acumulación de hechos, las razones por las cuales las provincias venezolanas no estaban en condiciones de mantener una actitud de moderación, de silenciosa paciencia, de miedo ante las amenazas y los abusos del poder.

Al firmar el Acta de Independencia, aquellos dirigentes políticos y sociales firmaron un ya basta, un no podemos aguantar más.

Cada uno sabía lo que ese documento significaba: que la guerra sería inevitable, que vendrían nuevos sacrificios y sufrimientos, pero que bajo la premisa de la Unidad, ese camino, aunque difícil, aguardaba al final del camino una posibilidad cierta de triunfo.

Dos siglos más tarde, cada uno de nosotros está en la circunstancia y el deber de preguntarse, si ha llegado el momento de cambiar.

Si ha llegado el momento del ya basta. Y si la respuesta de la mayoría es que el momento ha llegado, entonces toca construir una alternativa basada en la Unidad, que sobrepase lo electoral y se constituya como un todo orgánico, ► nada menos que con el objetivo de refundar la República.

Soy de los que cree que el momento ha llegado. Pero todavía más, no tengo duda alguna de que el cambio es imprescindible y posible.

Muchos son los indicios, los hechos, las tendencias que nos señalan que la acumulación de problemas y maltratos al pueblo venezolano, sobrepasa el límite tolerable.

Por lo tanto, digo que llegó la hora de volver a firmar la Unidad y provocar el cambio que nos está exigiendo el pueblo venezolano.

Digo que no podemos seguir aceptando la destrucción de Venezuela.

Digo que está en nuestras manos ponerle punto final a este terrible momento venezolano. Muchas gracias. ■ COMPLETO El autor es Presidente-Editor de El Nacional

Fuente: Noticias Centro

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