Hugo Chávez, en el balcón recién llegó de Cuba
Por Juan Carlos Camacho- Analista venezolano
Cada vez que a Chávez le va mal en las encuestas surge el milagroso estratega cubano y lo resucita a base de mentiras, de planes que se quedan en el papel y con misiones llenas de demagogia y populismo. Cuando se creía que al pobre líder de marras lo tenía atrapado por el pescuezo el cáncer, cuando se esperaba que de algún modo la justicia divina por fin hiciera valer aquello de que lo que aquí se hace aquí se paga, cuando muchos ya tenían la ilusión de que el castillo de estiércol que gobernaba este fantoche se derrumbara sobre su propia tumba, resulta que llega el “milagro” de la medicina oficial cubana y lo salva de las garras de la muerte.
Pero eso no es lo peor, es triste ver como se lamentaban y le enviaban buenos deseos diversos cuasi líderes de la boba oposición venezolana, era asombroso leer en las páginas virtuales de noticiero digital como Salas Feo, gobernador del Estado Carabobo, Ramón Guillermo Aveledo de la Mesa de la Unidad y otros dirigentes opositores deseaban “la pronta recuperación del presidente”, tamaña hipocresía. Yo no puedo pecar de hipócrita, no puedo, para mi es imposible olvidar (en mi se quedo grabado a fuego la frase que surgió a raíz del asesinato a mansalva de venezolanos el 11 de abril del 2002, esa frase que decía “prohibido olvidar”), no puedo olvidar a los muertos y presos políticos de este régimen (aunque siendo sincero no me interesan aquellos que como Baduel, Henri Falcón y toda la caterva de inmorales de los partidos PPT y PODEMOS que alguna vez se lucraron y apoyaron a Chávez y ahora son angelitos de oposición), no puedo olvidar los auto expatriados, no puedo dejar de lado las altas cifras de muertos generadas por la delincuencia galopante, ni la ruina económica de un país, ni las mil millonarias cifras de dinero que se han robado los “socialistas de salón” que mal gobiernan Venezuela.
A mí la noticia del cáncer de Chávez me cayó muy bien y, como le comenté a un amigo, no me lamentaba o entristecía, porque era como si Winston Churchill se lamentara al enterarse que Hitler se había pegado un balazo al verse acorralado en su búnker.
Pero por dentro sigo sospechando de una pantomima, de un burlesque, de una payasada más de este histrión, que aún se hace llamar presidente o demócrata. Y nuevamente recuerdo las veces que ese señor ha apelado a la lástima, al falso mensaje de amor, a esas oportunidades en que se guinda de las faldas de los sacerdotes, o blande con cara de arrepentimiento un Cristo, o sale fotografiado con cara de mosca muerta en afiches donde clama de amor por su pueblo. Es el lastimero, el cobarde y falso tirano. Y lo peor… SE LO CREEN, le tienen lástima, lo adoran con veneración y sueltan lagrimas por ese gesticulante y verborréico farsante.
Es allí donde vemos que la frase de que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” son verdades de a kilo. Y desafortunadamente los verdaderos demócratas no tenemos ni la más mínima posibilidad de lograr el verdadero cambio que se necesita para sacar a los pueblos de Latinoamérica del atraso, del vulgar estado de miseria a que nos ha condenado la ignorancia y el facilismo. Vemos como la izquierda se nutre de millones de dólares y organiza congresos y patrocina candidatos de la rancia y marxista escuela castro chavista. Vemos con dolor como se hunden las esperanzas de ver un futuro de prosperidad para nuestros hijos y se perfila en el horizonte un oscuro panorama de tiranía y pobreza. Lo peor es que los crímenes de la izquierda le importan una higa a los medios de comunicación. La derecha criminal de Pinochet se critica y recuerda contínuamente, pero los Castro en Cuba aún son líderes, presidentes y no los tiranuelos inmisericordes que realmente son. Y tipos como Chávez siguen siendo mimados de los medios y parte de los buenos deseos de los periodistas, políticos y hasta de la iglesia cuando salen lloriqueando por una enfermedad que puede ser tan falsa como la democracia que dicen existe en Venezuela.
Julio 08 de 2011
Fuente: Periodismosinfronteras
No hay comentarios:
Publicar un comentario