El éxito de las primarias es una referencia importante para el método que utilizará la oposición en la escogencia del candidato presidencial, pero también lo es, donde se presenten situaciones que rozan lo insoluble, como el caso de las candidaturas a diputados en el estado Miranda.
Si Enrique Mendoza y Julio Borges se hubieran medido en las primarias, no estuviéramos en este asunto tan vergonzoso y deplorable; en estos dimes y diretes, que obligaron al ex gobernador Mendoza a presentar un recuento de sus aportes democráticos y denunciar en acto público que ha sido “inhabilitado contra la voluntad y el sentimiento de la mayoría de los mirandinos”, por parte de la MUD, a la que le niega el derecho de hablar en nombre de los ciudadanos de ese estado y cuestionó “la vía rápida y cómoda de las mal llamadas negociaciones” para escoger los candidatos.
¡Qué pena! La MUD está obligada a resolver este entuerto; de lo contrario, el triunfo de la oposición en Miranda puede verse afectado. En los circuitos donde se eligieron candidatos por primarias, habrá más entusiasmo para asistir a votar el 26-S. No así, me temo, en otros circuitos con candidaturas “consensuadas”, que necesariamente no tienen por qué ser determinantes en el ánimo de los ciudadanos a la hora de decidir. Algunos de los llamados “bates quebrados” que perdieron en las elecciones del 2008 son candidatos de “consenso”, a pesar de que en su oportunidad el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, anunció con su proverbial contundencia que no los apoyaría. Es terrible votar por quien nos inspire repugnancia. Sería entonces una tragedia que la oposición perdiera uno de sus más importantes bastiones, como es el estado Miranda, por ese torneo de egos desmedidos entre dirigentes de partidos, por sus ambiciones personales y por las componendas políticas de siempre, denunciadas ayer por el mismo Mendoza (aunque no sé si esté libre de ese pecado) y que caracterizaron en el pasado un modo de hacer política que nos trajo a esta trágica realidad, que lleva 11 años.
De no resolverse el tema de las candidaturas, el caso Mendoza podría constituirse en una involuntaria apología de la abstención, al menos en esa entidad.
De perderse Miranda, como sucedió con la Gobernación de Bolívar en 2008 cuando Julio Borges apoyó al capitán Rojas Suárez y rompió la unidad opositora impidiendo el triunfo de Andrés Velásquez pues otra vez el jefe de Primero Justicia tendrá que asumir su responsabilidad como líder indiscutible de la Misión Divisionista.
…
Pregunta a la mesa.
La MUD no ha hecho justicia con Oswaldo Álvarez Paz, preso de conciencia por opinar. No hallo justificación para favorecer a algunos de los presos políticos, llevándolos en puestos salidores en listas para la AN y se ignora al más emblemático. ¿Por qué se ubica en la lista por Zulia a Manuel Rosales, que huyó por denuncias de corrupción y se excluye a Álvarez Paz, que arriesgó su libertad por opinar sobre las relaciones del Gobierno con las FARC y la ETA. Pareciera que Oswaldo es el único líder al que le preocupan los vínculos de Chávez con la narcoguerrilla, la ETA, los iraníes, mientras los demás guardan silencio ¡Qué falta de solidaridad, señores de la mesa!
msalazar@cantv.net
El Nacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario