No sé si me he perdido alguno de los soliloquios de Chacumbele, pero la verdad es que no lo he oído decir nada sobre el acuerdo militar firmado entre el imperio y Brasil. Y bueno, ¿qué le parece a nuestro héroe de la gran causa antiimperialista esa “inconsecuencia” de su amigo Lula?
¿Cómo es posible que el autodesignado guardián de la soberanía continental, el Celoso Vigilante de la Fe, atento siempre a que nadie le pique el ojo a los gringos, no haya tenido nada que decir sobre ese acuerdo, que está casi calcado del que firmaron gringos y colombianos? Lo he estado leyendo artículo por artículo y estoy seguro de que si algún otro gobierno hubiera hecho algo parecido, los gritos e insultos de Chacumbele habrían clamado al cielo.
¿Será que le tiene miedo a Lula? ¿Será que en momentos en que está bailando en el ladrillito de la ALBA, no quisiera correr el riesgo de que Lula lo mande a lavarse ese paltó, por meterse en lo que no le importa? No sé, pero sea lo que sea, el Gran Hablador ha mantenido un silencio que nos tiene sordos. Estuve oyendo a un senador de la oposición brasileña, del partido de Cardoso y Serra, que no solamente justificaba el acuerdo sino que además añadía que su país había quedado satisfecho con las explicaciones que dio Uribe a Lula sobre los alcances del acuerdo colombo-yanqui. Faltaría más. ¿Cómo, de otro modo, habría podido Lula justificar sus arrumacos con el imperio? Sin embargo, a este minicronista no le gustan militares gringos en bases colombianas ni militares gringos en suelo brasileño.
Pero al menos, Colombia tiene una coartada: una guerra real y concreta en su territorio, contra las FARC y el narcotráfico, pero, ¿qué excusa tiene Lula? Así como el ALCA está muerto, pero lo sustituyen tratados de libre comercio bilaterales, del TIAR ya no se acuerda nadie, pero en su lugar están apareciendo pactos militares bilaterales.
Tal Cual
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