Otro de los hallazgos que se desprenden del estudio hecho a los restos del Libertador Simón Bolívar es que se descarta que éste haya sido envenenado, tal como ha sido sugerido por algunos estudiosos. Incluso el presidente Hugo Chávez llegó a hablar de un eventual asesinato.
"Lo más importante del estudio es que se descartaron otras causas de muerte; por ejemplo, la presencia de metales pesados, de arsénico", explicó una de las personas que participó en los estudios hechos a las muestras tomadas de Bolívar tras su exhumación llevada a cabo el 15 de julio de 2010.
En mayo de 2010, un científico estadounidense reveló un estudio según el cual Bolívar murió envenenado con arsénico. Este científico es el profesor Paul Auwaerter, director clínico de la División de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins, Estados Unidos. "La mayoría de los signos apuntan a un envenenamiento crónico y lento. Se sabe que Bolívar ingirió arsénico", declaró a las agencias Paul Auwaerter.
Ese estudio del catedrático estadounidense fue divulgado dos meses antes de que exhumaran a Bolívar. Al desenterrarse el esqueleto del Libertador, 25 expertos (criminalísticos, forenses, odontólogos), extrajeron muestras que fueron llevadas al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Instituto de Estudios Avanzados (Idea) y la Unidad Criminalística de la Fiscalía.
Tras meses de estudio, este equipo técnico-científico determinó que Bolívar murió de un desequilibrio hidroelectrolítico causado por el estricto tratamiento que le aplicó su médico de cabecera Próspero Reverend.
Peor el remedio... El experto consultado aclaró que, ciertamente, Bolívar presentaba signos de la tuberculosis, una enfermedad que muy común para la época. "Es como la lepra: nadie muere de lepra, sino de sus complicaciones. Igual el tuberculoso", acotó.
Recordó dicho experto que en 1830 Bolívar cae en una depresión profunda, conocida actualmente como inmunofisiopatología. "Es decir, la disminución importante de las defensas orgánicas cuando existe una pérdida psicológica: había perdido a Sucre, perdió la Gran Colombia, por ejemplo", explicó.
En ese estado lo encontró un médico inglés, quien lo refirió a Próspero Reverend. Éste, al examinarlo, le aplicó el tratamiento de la época que recetaban "para todo". Ese "bárbaro tratamiento", tenía el propósito de limpiar "los malos humores" del organismo y era una especie de combo: reposo, lavativas, dieta de jalea de grosella y vejigatorios de cantáridas.
Esto último consistía en colocar en la piel emplastes de la cantárida macerada. A este insecto lo dejaban secar y luego lo convertían en polvo. Ese polvo, colocado en la piel, producía unas ampollas que al explotar expulsaban "la sangre mala del paciente", explicó el científico.
Paralelo a ello, al Libertador le hacían 4 lavados rectales diarios para la limpieza de los intestinos. Pero esas lavativas lo que le provocaban era una diarrea líquida mediante la cual el Libertador perdió en grandes cantidades los elementos necesarios para vivir: agua, sodio, bicarbonato y potasio. "He allí el desequilibrio hidroelectrolítico, que le llevó a la tumba", expresó este informante.
Fuente: Ultimas Noticias
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