La querida “madre de Chávez”, Hebe de Bonafini, está siendo investigada por su complicidad en el robo de 150.000.000 de dólares. Según la Justicia argentina, Sergio Schoklender, mano derecha de Bonafini, está directamente implicado en el delito. Hace 30 años, los hermanos Schoklender fueron condenados a cadena perpetua por asesinar y descuartizar a sus padres.
Bonafini, comenzó su vida pública cuando la Junta argentina asesinó a su hijo en 1977, aunque fuentes solventes aseguran que el muerto goza de excelente salud en París. La líder indiscutible de las Madres de Mayo, ha demostrado siempre tener una lengua muy desenvuelta: Llamó cerdo a Juan Pablo II, hijo de puta a Uribe y en todo momento ha loado públicamente las actividades de E.T.A y las FARQ. En La Habana, Hebe, mostró su gozo por el resultado del atentado del 11-S, y en la catedral de Buenos Aires se levantó los refajos para depositar cerca del altar sus inmundicias, dejando en el lugar sagrado lo mejor de sí misma.
Ahora, esta anciana gorda por arrobas de verbo florido y flagelo de los torcidos humanos, está siendo investigada por la Justicia argentina junto con los hermanos Schoklender, quienes hace 30 años apiolaron y descuartizaron a sus padres. Sin embargo, ambas “perlas” fueron puestas en libertad entre los años 1995 y 2001.
Según informa la periodista Martha Colmenares, los Kirchner, concedieron a Madres de Mayo 300.000.000 de dólares para la construcción de “viviendas para los pobres”, pero para sorpresa de Hebe, sus máximos colaboradores y hábiles descuartizadores, se dedicaron a la compra de yates, casas de lujo, aviones y coches deportivos de alta gama. Por supuesto, Bonafini, “doctora Horroris Causa por la Universidad de Bolonia, ha declarado no saber nada de tan delicada cuestión.
Hebe de Bonafini, persona propensa al esperpento, ejerce su “jurisdicción” sobre la Plaza de Mayo con exclusividad, como se observa en estas escenas grotescas que aparecen en el vídeo. En 2009, unos bolivianos llegaron a la Plaza portando un “cajón” (féretro) con el cadáver en su interior de un compatriota asesinado en extrañas circunstancias. Los bolivianos, exigían una investigación que esclareciera el asesinato, pero Hebe los recibió al grito de “¡Este es un lugar de vida!” y “Plaza de Mayo es nuestra, hijos de puta!”.
Es sorprendente el poder que detenta Bonafini en Argentina, y no deja de producir cierta perplejidad que, quien utilizó la Plaza para clamar por los “desaparecidos”, se muestre tan ruin con unos “hermanos latinoamericanos” que piden justicia.
Fuente: Minutodigital.com
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