Más allá de eso, está la mano conductora cubana que ha logrado implementar en Venezuela la política de sembrar el terror en el ciudadano, y que ahora le ha hecho entender a Hugo Chávez la importancia de someter al país entero al desabastecimiento y la miseria, de manera que aunque haya dinero, simplemente no haya qué alimentos comprar con ese dinero, a menos que el Estado intervenga para medir y decidir qué y cuánto come el ciudadano.
Con el cuento de abaratarle la vida al venezolano y acabar con la especulación, nació por ejemplo la Arepera Socialista, que vende la arepa a sólo 2,5 Bs f pero que sólo ofrece tres tipos de relleno: Pepitonas, un queso blanco que es pura sal, y de un chicharrón que supura aceite. Eso es lo que hay. Y punto. Lo cual explica que el costo haya podido abaratarse con respecto a las areperas que fueron cerradas y a las cuales se les aplicaron multas.
En Portuguesa por ejemplo, estado donde los ahora caídos en desgracia hermanos Fernández Berrueco tenían las empresas que distribuían la mayoría de los alimentos a Mercal, es fácil constatar cómo dichas instalaciones fueron expropiadas no para hacerlas producir más y mejor, sino para saquearlas. Se llevaron las máquinas y los repuestos, las tierras ya no producen por lo que se nota la escases e la zona. Lo mismo que ocurrirá a corto plazo en todo el país.
Las fincas que son expropiadas son tomadas de forma inmediata por las comunas que como no pueden sacar las vacas de allí, las matan en el sitio y se llevan la carne por lo cual cada vez hay menos animales y por supuesto, menos reproducción.
Las fincas que están ubicadas en la vía de la autopista entre Lara y Portuguesa, entre los dos peajes (que ya tampoco funcionan), fueron confiscadas, se comieron las vacas y no dejaron nada. En una específicamente pasaron las rastras y sembraron caraotas. Hugo Chávez ha hecho ya dos programas “Aló Presidente” desde ahí, mostrando producción y trabajo que realmente no existe.
Ese es el panorama para lo que aún queda de país. Todo esto se traducirá en desabastecimiento y hambre y aunque las cuentas bancarias estén llenas, y haya efectivo en el bolsillo, no habrá qué comprar y el Régimen pasará a dominar al ciudadano por el estómago.
Pero además, las imágenes de Cuba que hasta ahora hemos contemplado con lástima y asombro cuando en el 2010 aún se trasladan en vehículos que han logrado reparar utilizando el verdadero ingenio, no están muy lejos de localizarse en Venezuela. Los vendedores de repuestos ya decidieron que no exportarán más a menos que sea con los dólares de Cadivi, que cada vez entrega menos divisas. Dentro de poco tiempo nacerá la mafia de repuestos y paulatinamente el parque automotor del país se irá desvencijando hasta que esas imágenes de Cuba que nos producían tanta impresión, sean cotidianas. Eso, aunque la mayoría no lo cree, es el país que viene.
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