Mayo 31, 2010
Queda demostrado que cuando los pueblos maduran y se curten no pierden la cabeza por cantos de sirena. Los colombianos ayer hicieron primar la sensatez y desoyeron la demagogia, quizá viéndose en el espejo de sus vecinos. Prevaleció el interés del país y Santos ganó cómodamente las elecciones. Ojalá eso tenga repercusiones en Venezuela. Colombia ha dado una gran demostración. Elecciones claras, sin abuso del poder del Estado a favor de un candidato y con instituciones confiables y seguras. La registraduría colombiana ha dado los resultados con prontitud y sin ningún misterio. Por otra parte, no se ve la intimidante presencia militar que en Venezuela caracteriza los procesos electorales, desde luego sin menoscabo de la seguridad a la que han volcado su atención discretamente, como debe ser. Viva Colombia y su democracia. Dios contribuya a que ese hermano país liquide la absurda guerra que todavía algunos aberrados sostienen.
Cocchiola los tiene locos
El panorama electoral en Carabobo tiende a perturbarse por la interpretación que algunas personas le han pretendido dar a las normas contenidas en el “Sistema automatizado de postulaciones” aprobado por el CNE. En efecto, con base a dicho instructivo pareciera que se intenta modificar el artículo 188 de la Constitución que previene las condiciones que deben cumplir los ciudadanos que aspiren a ser elegidos diputados a la Asamblea Nacional: “1.- Ser venezolano o venezolana por nacimiento o por naturalización con quince años de residencia en territorio venezolano. 2.- Ser mayor de veintiún años de edad; y 3.- Haber residido cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección”.
Las normas de postulación a las cuales me refiero, en su disposición XIV, intentan regular las condiciones de elegibilidad para los aspirantes en los estados fronterizos, señalando que: “para ser candidata o candidato a Diputada o Diputado de la Asamblea Nacional de un estado fronterizo, se requiere ser venezolano por nacimiento, no tener otra nacionalidad y cumplir con los requisitos del 188 de la CRBV.
Con esta norma sublegal lo que procurarán es sacar del juego electoral a Miguel Cocchiola (como lo han hecho echando mano del sumiso Poder Judicial con los comisarios Forero, Vivas y Simonovis) bajo la absurda especie Carabobo es un estado fronterizo. ¡Vaya manipulación! Con esos mismos argumentos, en su oportunidad, prácticamente inhabilitaron a Francisco “Paco” Cabrera. Recordemos que “Paco” sonaba muchísimo como candidato a gobernador de Carabobo, pero a alguien se le ocurrió acudir al Tribunal Supremo de Justicia para que se aclarara la condición de estado fronterizo, no de Carabobo, sino de un municipio en Miranda; y con una Sentencia infeliz se aprovechó de extender a Carabobo ese carácter fronterizo y “Paco” cejó en sus intenciones de lanzarse como gobernador cuando no tenía rivales. Así, el TSJ, sin fundamentos jurídicos, satisfizo a los truhanes de la política regional que querían -y lo lograron- sacar del juego a “Paco” Cabrera. Es posible que tan macabra interpretación quieran hacerla valer para impedir que un líder de gran calado, como lo es Cocchiola, vaya al Parlamento nacional.
Así las cosas, los mismos que hicieron posible aquella aberrada decisión, hoy mueven sus piezas para aplicarle la misma dosis de veneno al carismático candidato Miguel Cocchiola, que demostró en las elecciones primarias su indiscutible arraigo popular que lo proyecta como el diputado más seguro del estado Carabobo.
La única imposibilidad constitucional que tiene el señor Miguel Cocchiola, una vez electo diputado, sería para ocupar la presidencia o cualquiera de las vicepresidencias de la Asamblea Nacional, ya que eso sí está expresamente señalado en el artículo 41 constitucional. Pero en ninguna parte su condición de venezolano por naturalización le impediría ocupar una curul en el parlamento nacional. De paso, hay que decir, que en el Derecho constitucional moderno hay la tendencia a eliminar esas fofas limitaciones referidas a la nacionalidad.
Los contenedores de la indolencia
No es la primera vez que la ineptitud e indolencia gubernamental saltan a la vista de todos. En marzo del año pasado, el gobernador de Carabobo denunció que en los almacenes de Puerto Cabello habían ocho mil contenedores con alimentos pertenecientes a Pdval con comida podrida. Para ese momento Henrique Fernando Salas Römer dijo: “Autoridades del Puerto de Puerto Cabello: abran los ocho mil contenedores que tienen los alimentos a nombre de Pdval frente a los medios de comunicación. Todos tienen entre cuatro meses y un año, muéstrenlos, no los vayan a sacar por el mar, no busquen sacarlos escondidos”. En aquella oportunidad ningún organismo oficial le paró a las denuncias del gobernador Salas. Ahora, la semana pasada, se informa oficialmente que el Sebin halló 1.197 contenedores en la almacenadora Cealco en Puerto Cabello. Nos preguntamos: ¿estos contenedores encontrados la semana pasada con arroz, pasta, leche, carne, sal y aceite, entre otros rubros, serán los mismos que denunció Salas Römer, o son otros distintos? Cualquiera que sea la respuesta es grave, pues corrobora la indolencia del gobierno para tratar el tema alimenticio. Seguramente, a alguien se le encomendó que importara tantas toneladas de alimento, y lo hizo; se ganó lo que tenía previsto, y hasta allí su misión; lo demás está a la vista de todos: veinte mil toneladas de alimentos podridos. Que contrariedad: mientras que por una parte a la Polar, o a otros empresarios privados, les abren procedimientos por acaparamiento, allanándoles y ocupándoles militarmente sus empresas, buscando lo que jamás encontrarán, por otra parte, en las narices de ellos -de los militares- y en espacios custodiados y administrados por los entes públicos, se les pudren veinte mil toneladas de alimentos. ¡Vergüenza revolucionaria!
En la calle están los votos
Me preocupa que a cuatro meses de las elecciones parlamentarias a los aspirantes del sector democrático no los veamos en las comunidades. No es que los oficialistas sí estén recorriéndolas, porque a ellos tampoco nadie los ha visto, pero lo que pasa es que a mí me preocupan los míos y no los que se guindan de la chaqueta de un dictador para que los ubique en la Asamblea Nacional. Las elecciones del 26-S (si es que las hay) serán para escoger entre dos visiones de país: la democrática o la dictatorial.
Qué están esperando para salir a las calles y visitar casa por casa, dando el mensaje de cambio y para denunciar lo malo que es este gobierno, lo ineficiente, mentiroso y corrupto. He visto a los vecinos manifestar que no quieren nada con sus gobernantes locales a quienes responsabilizan de sus problemas. Ellos mantienen cierta identificación todavía con el verdadero causante de la tragedia nacional, es lastimoso decirlo, pues todavía no lo culpan. Los candidatos y los partidos políticos tienen una misión demasiado importante que hasta ahora han apartado: recorrer las comunidades todos los días, decirles que las cosas pueden mejorar con el concurso de todos; demostrarles que ellos -los pobres- son importantes y merecen mejor trato.
Demócrata a carta cabal
Chávez ha demostrado internamente, es decir, dentro de su propio partido, su verdadero talante dictatorial al desconocer la voluntad mayoritaria de los electores de ese partido que se expresaron por medio de primarias. En algunos estados, entre ellos Lara, a pesar de haberse expresado libérrimamente la base del partido gobernante, el comandante sustituyó a los elegidos calificándolos de bandidos, y puso a dedo a otros dirigentes, demostrando hacia adentro también lo que con creces ha proyectado hacia el mundo: que no cree en la democracia. Esto es bueno que suceda adentro del mismo PSUV: que se cuezan en su propia salsa.
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