Existen, pues, cuatro tipos de cambio al igual que existían en el infamante Recadi
Para saber cuánto vale un dólar, lo primero que hay que averiguar es de qué tipo de dólar estamos hablando. Se nos dice que en el país impera un cambio dual. Eso es falso. Lo que de verdad existe en Venezuela es un régimen de cambio diferencial asombrosamente parecido al Recadi de Lusinchi.
Veamos: cuando el tristemente recordado Recadi existía una tasa de cambio de 4,30 por dólar que se limitaba a algunas importaciones esenciales como alimentos y medicinas. Se fijó otra tasa de cambio a razón de Bs 6 por dólar para las operaciones de compraventa de divisas correspondientes a la industria petrolera y del hierro, estableciéndose además un tercer tipo de cambio de Bs 7,50 por dólar para la mayor parte de las importaciones de bienes y servicios. Por otra parte existía un mercado paralelo para otras operaciones donde se podían adquirir divisas libremente a un tipo de cambio flotante. Es decir, existían cuatro tipos de cambio simultáneamente.
El saldo de aquel Recadi fue nefasto y se prestó -como resulta inevitable en los regímenes de cambio diferenciales- a las más increíbles corruptelas.
Como antes dije, en Venezuela impera ahora otro Recadi. Existe un primer tipo de cambio a Bs 2,60 por dólar que cubre alimentos, salud, educación, transferencias familiares y otros conceptos que incluyen las importaciones del Gobierno. Existe otro tipo de cambio a razón de 4,30 por dólar para una segunda lista de rubros, considerados menos prioritarios. Pero existe además un tercer tipo de cambio para el pago de la deuda privada, cuya tasa aún no ha sido fijada. Y existe todavía otro tipo de cambio llamado “paralelo” -a una tasa de la cual no se puede hablar- y que está siendo objeto de nuevas regulaciones a través de la Ley de Ilícitos Cambiarios. Ojalá que el mecanismo funcione de manera transparente, sin que se desate una nueva ola de corrupción.
Existen, pues, cuatro tipos de cambio al igual que existían en el infamante Recadi.
Cabe preguntarse, ¿por qué el paralelo se ha disparado de la forma que lo ha hecho? ¿Cuál sería un tipo de cambio razonable?
Mi opinión es que eso es difícil de saber. Se trata de un problema de confianza y eso no se resuelve con amenazas de que le van a dar “en la madre a los especuladores”.
Quizás la mejor manera de entenderlo es recurriendo a una poesía de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695):
“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis … ”
Cada vez que el Presidente se para en una esquina y señala con el dedo algún edificio profiriendo un “¡Exprópiese!” o cuando ordena apoderarse de los depósitos de la Polar en Barquisimeto; cuando se apropian de fincas productivas, de cualquier empresa o industria que a ellos les venga en gana -mediante adquisiciones forzosas- o cuando desconocen contratos y no pagan sus deudas, cuando no hay transparencia en el mercado cambiario, simplemente se transforman en la ocasión de la especulación y actúan como los hombres necios a los cuales se refiere el poema anterior.
Provoca decirles: se deberían “dar en la madre” ustedes mismos, porque citando a Sor Juana Inés de la Cruz, “sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.
Cuando se transfieren parte de las Reservas Internacionales al Fonden y se gastan sin rendir cuentas -ya sea en Venezuela o regalándolas a otros países-, sin la menor duda se está contribuyendo de manera decisiva a que el dólar en el mercado paralelo se dispare. Lo mismo ocurre cuando se modifica la Ley del Banco Central de Venezuela a fin de permitir que el instituto pueda financiar el gasto público, con lo cual el país se desliza inexorablemente hacia el abismo de la hiperinflación.
No existe regulación, ni ley ni babalao que pueda impedir el debilitamiento progresivo del signo monetario mientras las políticas gubernamentales estén destruyendo al sector privado y asesinando la confianza; mientras no haya inversión; mientras exista una crisis eléctrica provocada por la incapacidad gubernamental; mientras se ataque la propiedad privada y se imponga a la fuerza el socialismo; mientras explotan, se incendian y paralizan las refinerías porque botaron al personal que sabía operarlas; mientras la inflación se dispara, se contrae el consumo y el PIB cae en más de un 7% en un solo trimestre.
Vuelvo a la pregunta inicial: ¿cuánto vale un dólar?
Creo que puede llegar a valer cualquier cosa mientras estemos en manos de hombres necios -Sor Juana Inés de la Cruz dixit-, corruptos e ignorantes.
pepetoroh@gmail.com
El Universal
http://venezuelanoticia.com/2010/05/18/jose-toro-hardy-%C2%BFcuanto-vale-un-dolar/
Para saber cuánto vale un dólar, lo primero que hay que averiguar es de qué tipo de dólar estamos hablando. Se nos dice que en el país impera un cambio dual. Eso es falso. Lo que de verdad existe en Venezuela es un régimen de cambio diferencial asombrosamente parecido al Recadi de Lusinchi.
Veamos: cuando el tristemente recordado Recadi existía una tasa de cambio de 4,30 por dólar que se limitaba a algunas importaciones esenciales como alimentos y medicinas. Se fijó otra tasa de cambio a razón de Bs 6 por dólar para las operaciones de compraventa de divisas correspondientes a la industria petrolera y del hierro, estableciéndose además un tercer tipo de cambio de Bs 7,50 por dólar para la mayor parte de las importaciones de bienes y servicios. Por otra parte existía un mercado paralelo para otras operaciones donde se podían adquirir divisas libremente a un tipo de cambio flotante. Es decir, existían cuatro tipos de cambio simultáneamente.
El saldo de aquel Recadi fue nefasto y se prestó -como resulta inevitable en los regímenes de cambio diferenciales- a las más increíbles corruptelas.
Como antes dije, en Venezuela impera ahora otro Recadi. Existe un primer tipo de cambio a Bs 2,60 por dólar que cubre alimentos, salud, educación, transferencias familiares y otros conceptos que incluyen las importaciones del Gobierno. Existe otro tipo de cambio a razón de 4,30 por dólar para una segunda lista de rubros, considerados menos prioritarios. Pero existe además un tercer tipo de cambio para el pago de la deuda privada, cuya tasa aún no ha sido fijada. Y existe todavía otro tipo de cambio llamado “paralelo” -a una tasa de la cual no se puede hablar- y que está siendo objeto de nuevas regulaciones a través de la Ley de Ilícitos Cambiarios. Ojalá que el mecanismo funcione de manera transparente, sin que se desate una nueva ola de corrupción.
Existen, pues, cuatro tipos de cambio al igual que existían en el infamante Recadi.
Cabe preguntarse, ¿por qué el paralelo se ha disparado de la forma que lo ha hecho? ¿Cuál sería un tipo de cambio razonable?
Mi opinión es que eso es difícil de saber. Se trata de un problema de confianza y eso no se resuelve con amenazas de que le van a dar “en la madre a los especuladores”.
Quizás la mejor manera de entenderlo es recurriendo a una poesía de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695):
“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis … ”
Cada vez que el Presidente se para en una esquina y señala con el dedo algún edificio profiriendo un “¡Exprópiese!” o cuando ordena apoderarse de los depósitos de la Polar en Barquisimeto; cuando se apropian de fincas productivas, de cualquier empresa o industria que a ellos les venga en gana -mediante adquisiciones forzosas- o cuando desconocen contratos y no pagan sus deudas, cuando no hay transparencia en el mercado cambiario, simplemente se transforman en la ocasión de la especulación y actúan como los hombres necios a los cuales se refiere el poema anterior.
Provoca decirles: se deberían “dar en la madre” ustedes mismos, porque citando a Sor Juana Inés de la Cruz, “sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.
Cuando se transfieren parte de las Reservas Internacionales al Fonden y se gastan sin rendir cuentas -ya sea en Venezuela o regalándolas a otros países-, sin la menor duda se está contribuyendo de manera decisiva a que el dólar en el mercado paralelo se dispare. Lo mismo ocurre cuando se modifica la Ley del Banco Central de Venezuela a fin de permitir que el instituto pueda financiar el gasto público, con lo cual el país se desliza inexorablemente hacia el abismo de la hiperinflación.
No existe regulación, ni ley ni babalao que pueda impedir el debilitamiento progresivo del signo monetario mientras las políticas gubernamentales estén destruyendo al sector privado y asesinando la confianza; mientras no haya inversión; mientras exista una crisis eléctrica provocada por la incapacidad gubernamental; mientras se ataque la propiedad privada y se imponga a la fuerza el socialismo; mientras explotan, se incendian y paralizan las refinerías porque botaron al personal que sabía operarlas; mientras la inflación se dispara, se contrae el consumo y el PIB cae en más de un 7% en un solo trimestre.
Vuelvo a la pregunta inicial: ¿cuánto vale un dólar?
Creo que puede llegar a valer cualquier cosa mientras estemos en manos de hombres necios -Sor Juana Inés de la Cruz dixit-, corruptos e ignorantes.
pepetoroh@gmail.com
El Universal
http://venezuelanoticia.com/2010/05/18/jose-toro-hardy-%C2%BFcuanto-vale-un-dolar/
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