Junio 2, 2010
Luego del triunfo aplastante que logró en la primera vuelta de la elección presidencial colombiana no es arriesgado asegurar que Juan Manuel Santos será el próximo presidente de nuestro vecino país.
Surge entonces la interrogante de ¿y ahora qué? ¿Qué va a hacer el teniente coronel presidente después de todos los insultos, ultrajes ofensas, burlas, infamias e improperios que le ha prodigado a quien el pueblo colombiano escogerá como su presidente?
Sabemos muy bien que el mandante de Miraflores hoy dice una cosa y mañana dice lo contrario. Ya en la víspera de la elección colombiana comenzó a cambiar el discurso y dijo que será el primero en comunicarse con el próximo presidente de Colombia. “Estoy esperando el domingo. Están muy parejos. Si hubiera una victoria en primera vuelta, sería el primero en llamar al nuevo presidente de Colombia y ojalá comience una nueva etapa”.
Seguramente esto lo dijo pensando que sería Mockus el ganador. Pero ya debe estar lavándose la cara y preparando un mensaje lleno de hipocresía para llamar a Santos el próximo 20 de junio. Tendrá que tragarse todo lo que le ha dicho hasta ahora. No le quedará más remedio, aunque por dentro se estará reventando de la rabia. De lo contrario quedaría mal ante Dios y ante el mundo. Aunque sabemos que esto último le importa muy poco.
Probablemente decretará una tregua en las relaciones con el gobernante colombiano. Le ofrecerá a Santos “un compás de espera” como el que le dio a Barak Obama luego de su elección. Aprovechará la coyuntura para levantar el embargo comercial y económico que tanto daño le ha causando tanto a nosotros como a nuestros hermanos colombianos. Es lo menos que podría hacer si no quiere hacer el ridículo frente al resto de la región y frente a la opinión pública internacional.
Sin embargo -ojalá me equivoque- no le auguro larga vida a esa tregua. No pasará mucho tiempo antes de que la situación vuelva a ser la de hoy.
Entre Venezuela y Colombia, como países, no existe ningún problema. Entre los colombianos y nosotros tampoco existe ningún problema. El problema que ha habido hasta ahora tiene nombre y apellido y tiene una causa concreta. Es el teniente coronel presidente quien con su empeño en extender hacia Colombia su proyecto político expansivo ha llevado las relaciones entre los dos países al grado de deterioro en que se encuentran. Su enfrentamiento con el presidente Uribe y con Juan Manuel Santos se debe a que ambos han servido como muro de contención frente al expansionismo chavista y su proyecto político del comunismo del siglo XXI.
Además, no hay que olvidar que la decisión de congelar las relaciones e imponer el embargo económico y comercial se produjo a raíz de la firma del acuerdo de cooperación militar colombo-norteamericano para combatir la guerrilla y el narcotráfico, que el teniente coronel presidente califica como un acto de sumisión al “imperio”. Habiendo sido Santos el artífice de ese acuerdo, bajo su presidencia no va a cambiar esa situación. El acuerdo es, y seguirá siendo otro muro de contención contra el expansionismo chavista.
El mandante de Miraflores acaba de decir que las relaciones bilaterales dependen de Colombia. “Dependerán de que no sea un instrumento del gobierno yanqui”. Por eso a nadie le deberá sorprender si al cabo de un tiempo -unas semanas, un par de meses- comienzan las arremetidas contra Santos, ahora presidente de Colombia, se reimplanta el embargo y los venezolanos y colombianos continuamos sufriendo las consecuencias de la soberbia y la irracionalidad con la cual se manejan las relaciones internacionales de nuestro país.
www.adolfotaylhardat.net/indexbis
http://www.noticierodigital.com/2010/06/%C2%BFy-ahora-que-2/
No hay comentarios:
Publicar un comentario