El ministro del Interior de Bolivia, Sacha Llorenti, confirmó este domingo que al menos una persona murió en la violencia vivida entre viernes y sábado en el poblado de Caranavi, en el norte de La Paz, donde la policía desbloqueó una ruta que estuvo en poder de manifestantes durante doce días.
“Lamentablemente anoche nos reportaron que un joven que estaba herido con traumatismo encéfalocraneano severo en el hospital de Clínicas aquí en La Paz perdió la vida”, dijo Llorenti a una red de medios de comunicación estatales.
“También ayer se informó -aunque nosotros no pudimos verificar este extremo- que habría otra persona fallecida ayer en Caranavi. Ojalá que esta segunda infomación no se confirme”, manifestó Llorenti, lamentando la pérdida de vidas humanas.
La tensión en Caranavi había cedido este domingo luego de dos días de choques entre pobladores y policías.
Este domingo existe “relativa tranquilidad, calma en la ciudad de Caranavi, el tráfico de la carretera es perfectamente normal” y se evidencia un “retorno paulatino a la normalidad de las actividades”, señaló en entrevista simultánea a la red de televisión Bolivia-TV y la radio Patria Nueva.
El gobierno desplazó al lugar un contingente de 700 policías para recuperar el control de la ruta hacia La Paz en poder de los sindicatos de Caranavi por 12 días, en demanda de la instalación de una planta procesadora de cítricos.
Los dos días de violencia provocaron al menos un muerto, cuatro policías heridos de bala, unos 20 civiles heridos y más de 35 detenidos, según Llorenti.
El gobierno y la unitaria Central Obrera Boliviana (COB) iniciaron el diálogo en la antesala de una huelga general indefinida llamada por los sindicatos y que debe comenzar el lunes en demanda de mejoras salariales por encima del 5% fijado por las autoridades.
El ministro de Hacienda, Luis Arce, dijo este domingo que en reuniones con la COB, desde el sábado, “hemos ido avanzando en varios temas y creo que poco a poco ya estamos alcanzando acuerdos (..), estamos llegando a ciertos acuerdos, a ciertos consensos”.
La autoridad informó sin embargo que “el incremento (del 5% en los salarios) ya ha sido definido por el Gobierno (..), estamos hablando de la ley de pensiones y estamos amplios y dispuestos para llegar a acuerdos con la COB”.
“No queremos llevar toda la plata a salarios, queremos invertir y garantizar nuestra política social”, dijo Arce al descartar una mejora en el nivel del aumento salarial, como pretende la sindical.
Previamente el presidente Evo Morales protestó el sábado porque “algunos compañeros quieren todo sólo para el salario” y planteó en cambio la necesidad de invertir: “sólo invirtiendo podemos crear más fuentes de trabajo”.
El principal dirigente de la COB, Pedro Montes, aliado de Morales, dijo a la prensa que en las reuniones con el gobierno “hemos dicho mejoramiento del incremento (de 5% en los salarios) sin ningún porcentaje (y que) en cualquier caso, el diálogo va a decir” si se acuerda un reajuste.
Montes dijo a periodistas que el llamado a la huelga y a una caminata de protesta desde una localidad andina hacia La Paz, está en curso.
De concretarse sería la primera huelga que enfrenta el presidente Evo Morales -en el poder desde 2006- por parte de la principal fuerza sindical de Bolivia, hasta el momento aliada del gobierno.
Según medios locales, 39 de los 50 sectores afiliados a la COB acatarán la huelga. Ya los trabajadores campesinos, los cocaleros y la Federación de Mujeres campesinas señalaron que no acatarán la protesta. En cambio sí será apoyada por los mineros.
La huelga de la COB fue condenada el viernes por el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García, quien sugirió que detrás de la misma está la embajada de Estados Unidos.
“Los que provenimos de la lucha sindical sabemos que una huelga general indefinida tiene contenido político; se declara una huelga general indefinida para derrocar gobiernos”, dijo García en rueda de prensa.
El vicepresidente dijo que desde que Morales asumió en 2006, los grupos de derecha “intentaron golpe de Estado, asesinato y ahora intentan desde adentro; la derecha utiliza esos medios, y no dudaría que detrás de eso también puedan estar algunos funcionarios de la embajada norteamericana”.
Morales dijo a CNN desde Estados Unidos, donde se encontraba el viernes, que quienes promueven la protesta “son dirigentes que vienen de las dictaduras, que vienen de ser instrumentos del neoliberalismo y no son todos los obreros y menos los originarios (indígenas) ni los campesinos”.
El líder de la COB, Pedro Montes, desestimó las acusaciones y enfatizó que “este no es un problema político, es problema de orden económico, de orden de necesidad de los trabajadores“.
Vía AFP
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