Titulado, “Lula: lo bueno, lo malo y lo feo, el artículo de Naim concluye que “Lula pasará a la historia como un muy buen presidente para su pueblo y un muy mal vecino para los amantes de la libertad.”
Veamos “lo feo” de Lula, según Naím:
Lo feo. Lula da Silva ha sido muy bueno para los brasileños y muy malo para millones de sus vecinos. Los déspotas que tienen la suerte de ser amigos del presidente brasileño y que están arruinando sus países, mientras Brasil progresa, saben que cuentan tanto con el estridente apoyo como con el silencio cómplice de Lula. Su incondicional respaldo público les aporta una valiosísima legitimidad internacional que les sirve para actuar con aún mayor impunidad dentro de sus países. Sería ingenuo esperar que Lula sea el gendarme de la democracia y los derechos humanos en la región. Pero no debería ser ingenuo esperar que quienes violan reiteradamente los derechos básicos de sus pueblos sepan que no cuentan con el tolerante silencio de Lula y su fraternal abrazo en las cumbres presidenciales. ¿No sería maravilloso que quienes son encarcelados por luchar por la democracia en otros países sepan que Lula es su aliado, y no el de sus carceleros?
La lista de las contradicciones, inconsistencias y ejemplos de la doble moral de Lula es triste y larga. Y no pasa semana sin que crezca. La última adición ha sido la de obligar a que fuese excluido de la cumbre presidencial de la Unión Europea y América Latina el nuevo presidente de Honduras, Porfirio Lobo. Según Brasil, Lobo -quien ganó las elecciones sin las trampas, comunes en la región, de Hugo Chávez y Daniel Ortega- no tiene las suficientes credenciales democráticas para estar en esa reunión. Esto viene del mismo presidente que explicó al mundo que Mahmud Ahmadineyad ganó las elecciones en su país limpiamente y que los miles de iraníes que protestaron en las calles se estaban portando como los díscolos hinchas de un equipo de fútbol después de que su equipo pierde. Al mismo tiempo que Lula decía esto, Ahmadineyad ordenaba la pena de muerte para algunos de los manifestantes. Feo, ¿no?
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