Miércoles, 23 de junio de 2010
El derrame de crudo en el pozo de British Petroleum en el Golfo de México traerá enormes consecuencias en la exploración y producción de crudos en los yacimientos costa afuera de Estados Unidos. La apertura energética anunciada por la actual administración norteamericana ha demostrado que las normativas, la tecnología no habían alcanzado suficiente grado de madurez.
Las compañías petroleras y las compañías de servicio a estas, demostraron no estar a la altura para resolver las dificultades de un siniestro como el presentado por el hundimiento de la plataforma y de la tubería de producción asociada. De igual manera la actuación de estas compañías, así como también de las agencias gubernamentales responsables de la remediación, han evidenciado las carencias para contener tal siniestro.
Si la comunidad internacional se estremeció ante el accidente del Exxon Valdez del año 1989 en Alaska, al concientizar la magnitud sustancialmente mayor por este accidente en el Golfo de México, se han encendido todas las alarmas respectivas.
La administración del presidente Obama ha decidido una prórroga en la apertura de la explotación costa afuera del territorio norteamericano, lo cual habla de un tiempo adicional para preparar normativas mucho más estrictas en este tipo de explotación.
Paralelamente las agencias gubernamentales estadounidense recibirán mayor y mejor dotación tanto en la supervisión como en el control de un eventual siniestro por derrames y pérdidas asociadas a la explotación petrolera. Todo lo anterior conducirá a un incremento importante en los costos de la explotación de esos yacimientos costa afuera y hará inviables económicamente hablando algunos yacimientos de petróleo.
Esta regulación norteamericana muy probablemente encontrará eco en otros países petroleros cuyos más importantes yacimientos se encuentran en condiciones similares a las norteamericanas. Brasil, México y Trinidad, en el continente americano, y los países de África Occidental poseen sus mayores reservas petroleras en sitios costa afuera.
Las estadísticas publicadas por el Departamento de Energía de los EEUU y analizadas por numerosos conocedores de la materia, como el profesor Asdrúbal Baptista, nos hablan de incrementos de costos de producción de extracción de crudo, muy importantes en los últimos años. Con fundamento en lo anterior, los pronósticos de incremento de precios del crudo en un horizonte de 15 años sobrepasan los 250 dólares por barril para poder sostener la rentabilidad de las empresas petroleras mundiales. Los combustible alternativos y las fuentes alternas de energía como la solar, eólica, atómica encontrarán un espacio económico que hasta hoy día ha sido muy restringido. El accidente del Golfo de México apenas inicia el desencadenamiento de consecuencias, esto va mucho más allá de la remediación del siniestro, la recolección del crudo derramado, el saneamiento y recuperación de las áreas afectadas. La política y legislación energética norteamericana entran en un proceso de cambio significativo.
http://www.analitica.com/va/economia/opinion/6135604.asp
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